Por todas las razones habidas y por
haber, el kirchneirismo ha terminado. Algunos piensan que por suicidio y están,
totalmente, equivocados. La Fernández de Kirchner, no es que sea un prodigio en
inteligencia, pero el poder, la supremacía le ayudan a salir de la demencia. Como
que la Constitución argentina no permite más de dos presidencias consecutivas,
ella pensaba poner un morrocotudo de presidente y volver a La Casa Rosada en
2019. En el peor de los casos, no tiene oposición que sea igual o menos corrupta que ella, hoy por hoy, en
Argentina se puede gobernar con romanticismo social. Pienso que en países de habla hispana, solo España les supera en corrupción.
Después de haber estado jugando con
fuego desde sus inicios en política, estafando a medio mundo, enrocándose a las
leyes internacionales, haciendo demagogia de la lógica, amasando una fortuna
sin precedentes, dando besos de Judas a Francisco y su corte canóniga; sin otra
alternativa que la del cese con parada y fonda en las antípodas de la
melancólica Buenos Aires –linda y apasionada-. Nunca jamás el fin ha justificado tanto al medio. Bien por
suicidio o por asesinato, Alberto Nisman, no está entre nosotros. En cambio, el
medio “late” en el medio mundo que lee, escucha o ve los medios de
comunicación, Cristina negoció habiendo valores humanos, personas que podrían
estar vivas ***¡OJO¡ con yihadistas iraníes, la masacre de la asociación israelita AMIA (1994), donde
murieron 85 humanos. Hay hechos de difícil “escondite” Cristina recibió una
fuerte suma de dinero, a través de petróleo e Irán le recompraba los cereales
que ya se habían subastado en la bolsa de Detroit.
EEUU, no perdona traidores y quien haya
dado cobijo o favorecido a los iraníes con el agravante de muerte a israelitas,
para ellos, es considerado otro Bin Laden, aunque esta vez en formato femenino. Saecula
Saeculorum, ½ de KK.
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