Pedro Sánchez y Begoña Gómez acorralados por la sociedad y la justicia españolas SE ESCONDEN EN LA MONCLOA...



El hombre pierde la libertad de movimientos en situaciones donde la capacidad de moverse libremente, de viajar y de cambiar de residencia se ve restringida o impedida. Esto puede ocurrir por diversas razones, como enfermedades, lesiones, prisión, restricciones legales o políticas, o situaciones de emergencia que limitan el movimiento de las personas. En ese caso, el matrimonio que regenta el Palacio de La Moncloa, no pueden salir, visionar más allá de su entorno que es el mismo que les buscoó el escondite.

El auto de la Audiencia de Madrid es inquietante para el futuro judicial de Begoña Gómez y del propio Pedro Sánchez. “Se podría deducir- dice el magistrado- que debía de venir aprovechándose de su proximidad al presidente del Gobierno, como su esposa para vender supuestos favores u ofrecer supuestas influencias. Siempre, eso sí, a cambio de contraprestaciones de la más diversa índole, encaminadas a proyectar su carrera profesional en la búsqueda de una posición privilegiada, en un sector novedoso, como es, el de la captación de fondos por entidades, en relación a establecimiento de criterios de responsabilidad social competitiva transformadora de la sociedad".

El auto, además, avala la citación como testigo en la causa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que considera "útil y pertinente" porque "de las diligencias practicadas se deducen múltiples reuniones para la constitución de la Cátedra de Transformación Social Competitiva (la que dirigía Begoña Gómez), celebradas en el entorno institucional de la Presidencia del Gobierno, habiendo estado presente en alguna ocasión el presidente".

Con estos argumentos, la Audiencia de Madrid descarta que la investigación del juez Peinado a Begoña Gómez por malversación y tráfico de influencias sea fruto de “bulos de la ultraderecha”, como ha defendido reiteradamente el propio Pedro Sánchez. Más bien lo contrario: avala la instrucción del magistrado y sitúa a la mujer del presidente al borde del banquillo de los acusados.

La Audiencia pone en entredicho a los muchos ministros que acusaron al juez Peinado de prevaricación. Y, en primer lugar, a Pedro Sánchez que, además, no se cansó de repetir que “no había nada”. Pero, ahora, está aterrado, mudo y huyendo cual galgo de Paiporta.

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