Pedro Sánchez se atrinchera hasta 2027 en La Moncloa, antes no irá al banquillo de los acusados. MORIR MATANDO

 


Pedro Sánchez sabe que si pierde las elecciones del año 2027 no pasará a la oposición, sino al banquillo de los acusados. Él y su entorno corren el riesgo judicial del descrédito político e incluso de la cárcel. El presidente del Gobierno se afana por preparar las próximas elecciones generales. Sabe que las tiene perdidas y está dispuesto a gastar el dinero suficiente para contrarrestar el auge del Partido Popular. Se ha adueñado de Indra, de Correos, del CIS, de RTVE, de innumerables medios de comunicación, de Telefónica y de otras instituciones. Y forcejea por el grupo Prisa, no por El País, sino por la SER. Además, derrocha el dinero europeo y nacional para comprar votos de colectivos y de instituciones. Lo hace con mano diestra. Ahora ya ha puesto en marcha la regularización de 400.000 inmigrantes, según algunos de medio millón, que están condicionados por el resultado electoral. Tienen muchos obstáculos, pero consideran que saldrán airosos de la maniobra.

El acrecentado voto por correo del año 2023, robustecido al ser convocadas en la fecha más vacacional del año, abre sospechas e incertidumbre. No se descarta las manipulaciones de las sacas de votos. La sombra de los barrotes verticales amedrenta a muchos de los partidarios sanchistas y la sombra de José Luis Ábalos es alargada. El exministro confiaba en el indulto y eso aliviaba su contraria suerte, pero empieza a pensar que le dejarán en la escalada y ha dejado ya huellas de lo que está dispuesto a hacer. No quiere convertirse en un pardillo, víctima propiciatoria de los sanchistas. Espera evadirse de una situación cada vez más compleja y todo son incertidumbres y sospechas.

La regularización de medio millón de inmigrantes no es tarea fácil y puede enmarañarse en las denuncias judiciales. Pero la operación resulta especialmente provechosa y si el sanchismo acierta en la maniobra sumará miles de votos para encender la cesta de los votos agradecidos.

Alberto Núñez Feijóo no debe permanecer impasible, sino desperezarse y hacer frente a una operación más que puede fragilizar el resultado electoral.

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