Pedro Sánchez no puede seguir abusando de sus socios de Gobierno. Sobre todo, el Partido Comunista, enquistado en Sumar, está que trina. En el diario digital Vozpópuli, Gonzalo Araluce restriega por la cara de la extrema izquierda la nueva actividad militar de los cazas F-18 de España junto a los G-550 de Israel en las maniobras militares desarrolladas durante doce días en la base griega Andravida.
El presidente del Gobierno certificó que la colaboración con Israel se reducía a cero y Yolanda Díaz Iscariote aceptó la afirmación de Pedro Sánchez y su explícito compromiso. No ha sido así. El inteligente diputado de Izquierda Unida, Enrique Santiago, ha exigido al Gobierno explicaciones serias sobre la anomalía detectada por los servicios de Sumar.
Tanto va el cántaro a la fuente que está en trance de romperse. Al Partido Comunista y a otros varios de extrema izquierda refugiados en Sumar les interesa mucho que la coalición gubernamental permanezca con su cuota de poder para los ultraizquierdistas. Pero no a costa de que Pedro Sánchez les lidie con la mano izquierda y les comprometa ante sus electores.
Difícil saber lo que va a ocurrir con la contienda abierta. Lo probable es que el sanchismo desarrolle alguna fatigada explicación y que Yolanda y su séquito acepten. Pero se acercan las elecciones y no se puede descartar que la extrema izquierda, sobre todo la del Partido Comunista, considere que ha llegado el momento de escindirse de una alianza tan frágil y engañosa.
Las navajas cachicuernas están en alto. Y antes de que brillen sus aceros se espera que el Gobierno dé una explicación y consiga aplacar la ira que la nueva colaboración hispano israelí ha levantado.
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