Pedro Sánchez, de momento, no encuentra una Ley que inmacule a su mujer y hermano.,

 

lunes 26 de mayo de 202508:23h


Pedro Sánchez ya nada puede hacer para tapar el caso de posibles corruptelas y escándalos de José Luis Ábalos. Ha abandonado a su suerte a su amigo del alma, compañero de viaje a La Moncloa, mano derecha y confidente. La máxima obsesión de Pedro Sánchez ahora no es otra que dilatar al máximo los juicios que podrían condenar a Begoña Gómez y a su hermano David. Busca evitar que coincidan con la campaña electoral de 2027. Y, como suele, ha puesto en marcha una serie de medidas tan fraudulentas como antidemocráticas e indignas.

Para empezar, la mujer del presidente se ha querellado contra el juez Peinado, al que acusa de supuestos delitos de prevaricación y revelación de secretos. Una querella que apartaría al magistrado del caso si fuera admitida a trámite por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. De este modo, se retrasaría el juicio, mientras se nombra a un nuevo juez.

Pero la maniobra de Pedro Sánchez para aplazar el juicio de su hermano es aún más torticera y fraudulenta. El hasta ahora secretario general del PSOE extremeño, Miguel Ángel Gallardo, que está siendo investigado en el caso, ha abandonado su cargo y ha adquirido, aprisa y corriendo, la condición de diputado de la Asamblea regional con el único propósito de ser aforado para que el juicio, además de retrasarse, pase al Tribunal Superior y por lo tanto no lo instruya la jueza Beatriz Biedma que lo lleva y que ha sido atacada brutalmente por medio Gobierno, en su peculiar forma de entender la independencia de la Justicia. El PSOE de Extremadura ha sufrido una convulsión al verse obligado a hacer hueco en la Asamblea al nuevo diputado, pues ha hecho dimitir nada más y nada menos que a cinco compañeros que iban por encima de él en la lista para obtener el acta de diputado y conseguir así el aforamiento. Pero Pedro Sánchez ha conseguido lo que quería: que el juicio se paralice o, al menos, se demore.

Así actúa el presidente del Gobierno. Cuando no puede doblegar a los jueces que investigan las corrupciones del Gobierno o de su familia, primero, intenta desprestigiarlos con una tromba de insultos y, luego, maniobra para que abandonen los casos que instruyen. La deriva totalitaria y antidemocrática de Pedro Sánchez no tiene límites. Resulta inquietante imaginar lo que es capaz de hacer con su omnímodo poder en los dos años que restan de legislatura. Más aún, si hasta Tezanos vaticina que perdería las elecciones y la poltrona de La Moncloa.

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