Dos semanas después de que el huracán Katrina tocara tierra, Lori Peek se sintió abrumada por la tristeza.
Lori Peek cerca del Lower Ninth Ward en Nueva Orleans antes del décimo aniversario del huracán Katrina. Crédito: Charles Varley
Árboles fueron derribados a kilómetros de distancia. Marcas de agua de hasta seis metros de altura ennegrecieron edificios de apartamentos. Agujeros en los tejados revelaron dónde familias desesperadas habían usado hachas para intentar escapar de las crecientes inundaciones.
“Mirabas esas casas y simplemente tenías que detenerte y quedarte en silencio”, recordó Peek, quien apenas unos meses antes de que Katrina tocara tierra había obtenido su doctorado en sociología en la Universidad de Colorado en Boulder.
Semanas después de la tormenta, viajó a Luisiana para iniciar un estudio colaborativo sobre el impacto del Katrina en los niños. "Sin saber si estas personas habían sobrevivido, ni qué les había pasado a los niños y a sus padres... estas son imágenes que jamás olvidaré".
Veinte años después, Peek es coautor de tres libros y casi 20 artículos de investigación sobre la histórica tormenta, que mató a más de 1.800 personas, desplazó a aproximadamente 1,2 millones de residentes de la Costa del Golfo y separó a 5.000 niños de sus familias.
Actualmente, como directora del Centro de Riesgos Naturales de la CU y profesora de sociología, considera el huracán Katrina como un punto de inflexión crucial para el país. No solo reveló lo que es posible —meteorológicamente— en medio del calentamiento global, afirmó, sino que también puso de manifiesto las desigualdades sociales que hacen a algunas poblaciones más vulnerables a los riesgos naturales.
Casi 20 años después de Katrina, CU Boulder Today se reunió con Peek para hablar sobre lo que el desastre nos enseñó y lo que aún nos queda por aprender.
¿Qué tuvo de especial el huracán Katrina?
Un residente de Nueva Orleans busca refugio en una azotea durante el huracán Katrina. Crédito: Charles Varley
La tormenta en sí era un monstruo. Aunque solo era de categoría 3 cuando tocó tierra por segunda vez en Luisiana el 29 de agosto de 2005, llegó a ser de categoría 5 y, en aquel entonces, uno de los huracanes más intensos del Atlántico jamás registrados.
Sin embargo, 20 años después, seguimos hablando de Katrina, no por sus características meteorológicas, sino por su impacto social. Esta fue la primera vez en la historia de Nueva Orleans que la ciudad recibió una orden de evacuación obligatoria. Fue el primer gran desastre natural capturado en un ciclo de noticias de 24 horas, por lo que el inmenso sufrimiento de la gente quedó a la vista. Reveló crudamente las desigualdades de raza, clase, género y edad.
¿Cómo es eso?
A la gente se le dijo que debía abandonar Nueva Orleans, pero al menos 100.000 no lo hicieron, y las investigaciones han revelado que, en la mayoría de los casos, no evacuaron porque no tenían los recursos.
Era fin de mes y muchas personas reportaron no tener dinero para gasolina ni coche. Otras cuidaban a ancianos o niños. Nueva Orleans también tenía una de las tasas de discapacidad más altas del país, y algunas no tenían acceso a transporte o no podían irse sin su cuidador.
Al final, las imágenes que la gente vio en televisión fueron, en su mayoría, de afroamericanos, estadounidenses de bajos ingresos, niños, personas con discapacidad y ancianos sufriendo. La gente se quedó atrapada en los tejados bajo un calor sofocante o vadeando aguas tóxicas. Miles terminaron en los llamados "refugios de último recurso", como el Superdomo o el Centro de Convenciones, que no estaban diseñados para albergar a tanta gente durante una semana.
¿Había ciertos grupos con mayor probabilidad de perecer?
Sí. Aunque las personas mayores de 65 años solo representaban alrededor del 12% de la población de Nueva Orleans, representaron el 67% de los que murieron.
¿Qué pasó en los meses y años posteriores a la tormenta?
En un momento dado, los datos indicaban que los sobrevivientes del huracán Katrina habían llegado a todos los estados del país, e incluso a todos los condados de Colorado. Pero al analizar quiénes fueron los más desplazados y quiénes pudieron o no regresar, se revela, una vez más, cómo las desigualdades preexistentes influyen en la recuperación de las personas.
Incluso 10 años después del huracán Katrina, los datos mostraban que las personas de bajos ingresos, los residentes negros, las madres solteras y las personas con discapacidad tenían menos probabilidades de regresar a casa. Es importante destacar que estos sobrevivientes no fueron pasivos. Numerosas investigaciones documentaron el increíble ingenio y la fortaleza de las familias que trabajaron incansablemente para reconstruir sus vidas tras la catástrofe.
¿Y qué pasa con los niños?
De los 5.000 niños separados de sus cuidadores durante el caos del Katrina, el último no se reunió con su familia hasta abril de 2006, más de seis meses después de la tormenta. Incluso dos años después, un estudio mostró que unos 160.000 niños seguían desplazados de su distrito escolar de origen y no habían regresado a una educación y una vivienda estables.
Los niños y niñas a quienes seguimos durante casi una década para nuestro libro, "Los niños de Katrina", experimentaron la pérdida de la comunidad y la separación de la familia, pero también fueron generosos y creativos mientras trabajaban para contribuir a la recuperación.
Los residentes de Nueva Orleans hacen fila afuera del Louisiana Superdome, buscando refugio, después de que el huracán Katrina dejara gran parte de la ciudad bajo el agua.
¿Qué cambios se produjeron a raíz del huracán Katrina?
Fue un ajuste de cuentas para la comunidad de gestión de emergencias.
El ex jefe de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias fue despedido en medio del desastre y, posteriormente, el gobierno aceptó la responsabilidad por las fallas ocurridas en múltiples niveles.
En respuesta, la comunidad de gestión de emergencias a nivel nacional comenzó a actualizar sus directrices de planificación para tener mucho más en cuenta a las poblaciones vulnerables y planificar mejor para toda la comunidad.
Esto también fue una llamada de atención para el personal de otros países. Les sorprendió que algo así pudiera ocurrir en Estados Unidos.
¿Podría suceder nuevamente hoy?
Absolutamente. Los meteorólogos obviamente han registrado tormentas aún más grandes y de mayor intensidad desde entonces. Ahora hay más gente viviendo en zonas costeras. Y como también estamos viendo una creciente desigualdad económica, hay más personas sin los medios para tomar las medidas de preparación recomendadas.
Recientemente, también hemos sufrido una reducción en las subvenciones e iniciativas de planificación para la mitigación y preparación de riesgos, y la pérdida de muchos de nuestros funcionarios federales, quienes eran los principales responsables de liderar la mitigación y la preparación. Esto nos deja más expuestos y vulnerables en un momento en que el riesgo de tormentas severas está aumentando.
¿Qué consejo nos darías mientras reflexionamos sobre este sombrío aniversario?
Retrocedan y observen las imágenes del huracán Katrina. Observen la ciudad de Nueva Orleans, una ciudad vital, bajo el agua, pero luego concéntrense en los rostros de esas personas. Sepan que se pudieron haber tomado medidas con antelación para aliviar el sufrimiento.
Hay muchas lecciones que aprender, pero se nos acaba el tiempo. El próximo desastre está a la vuelta de la esquina.
CU Boulder Today publica regularmente sesiones de preguntas y respuestas con nuestro profesorado, quienes opinan sobre temas de actualidad desde la perspectiva de su experiencia académica y su trabajo de investigación y creativo. Las respuestas aquí presentadas reflejan el conocimiento y las interpretaciones del experto y no deben considerarse la postura de la universidad sobre el tema. Todo el contenido de la publicación está sujeto a modificaciones para mayor claridad, brevedad y de acuerdo con las normas de estilo de la universidad
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