Es otro Rey, otra España... |
Con la “rarísima”
excepción del PP todos los partidos políticos e instituciones de la España
normal celebraron el aniversario del
referéndum mediante el que se aprobó la Constitución española de 1978. Y lo
hicieron, de nuevo, enfrascados en la polémica y divididos sobre la necesidad y
posible alcance de una reforma de la Carta Magna, 36 años después de su puesta
en vigor. Aunque es cierto que año a año se repite el mismo esquema e incluso
los argumentos, es destacable el hecho de que el debate sobre una reforma
constitucional más o menos profunda va intensificándose y tomando cuerpo en la
clase política y en la sociedad española. De hecho, y por primera vez, el PSOE,
un partido que ha tenido durante años responsabilidades de gobierno y que, por
tanto, poco o nada asumen sus propios errores, al fin, parece haberse
convencido de que la reforma es una necesidad imperiosa para que el Estado
español se amolde de manera satisfactoria a las realidades y necesidades de la
sociedad actual y ha hecho una propuesta, aún sin desarrollar, para crear una
subcomisión en el Congreso de losDiputados para abordar el debate. El portazo
que ha propinado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a este
planteamiento, tachándolo de “frivolidad” aunque ni siquiera incluye la
proposición de Estado federal, es significativo e indica la nula voluntad del
PP de hincarle el diente a un asunto clave para la normalización y
modernización del Estado. No le falta razón, sin embargo, a Rajoy cuando achaca
falta de seriedad al líder de los socialistas por renegar ahora de la revisión
del artículo 135 de la Constitución sobre el cumplimiento del déficit que
aprobaron PSOE y PP a iniciativa de Zapatero y promover ahora otra reforma.
En cualquier caso, el debate sobre el posible cambio constitucional se contempla desde las comunidades históricas entre el escepticismo y la preocupación. La experiencia indica que el asunto no está maduro y que incluso una reforma en las condiciones actuales con mayoría absoluta del PP podría resultar hasta contraproducente, dada su probada actitud recentralizadora. Quizá los nuevos vientos políticos que parecen asomar por el Estado hagan posible abordar la cada vez más necesaria revisión de la Constitución, casi cuarenta años después del trágala en que se ha convertido la de 1978.
En cualquier caso, el debate sobre el posible cambio constitucional se contempla desde las comunidades históricas entre el escepticismo y la preocupación. La experiencia indica que el asunto no está maduro y que incluso una reforma en las condiciones actuales con mayoría absoluta del PP podría resultar hasta contraproducente, dada su probada actitud recentralizadora. Quizá los nuevos vientos políticos que parecen asomar por el Estado hagan posible abordar la cada vez más necesaria revisión de la Constitución, casi cuarenta años después del trágala en que se ha convertido la de 1978.
Y que luego se tenga la GALLARDÍA de que se cumpla..
ResponderEliminar¿Escrita o..............?
ResponderEliminar¿Escrita o..............?
ResponderEliminarAl PP, no le interesa porque se quedaría desnudo.
ResponderEliminarAquí no se mueve nadie, hasta que pasemos hambre y nos.......
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