Entrevista a Felipe González: "Cuando un ministro jura lealtad al Rey, solo por poder y dinero, debe ser escupido por el pueblo"
Juan Pardo.- En un sistema democrático limpio, nunca puede "ganar" el socialcomunismo sin dividir a la derecha como, en su día, hizo Mitterrand en Francia o este Gobierno que tenemos en España "comprando" a la extrema derecha de Vox y al centro de Cs. Churchill ganó las elecciones con la izquieda y con la derecha, pero en su estado puro y bien delimitado por Ley. Los gobiernos nórdicos y centroeuropeos ni tienen poder legistalivo "a sus anchas" ni de decretazos que no se ajusten a LEY. En teoría, la izquierda es más justa que la derecha, pero exige "trampas", la derecha conservadora es un estilo de vida.
¿Es España una democracia
plena? “No identifico un proyecto de país”. La afirmación condensa la opinión
del expresidente socialista sobre el momento actual, y sobrevuela en todo
momento durante la hora y media larga que dura la entrevista. Felipe González Márquez
(Sevilla, 1942) sigue desplegando una inusitada actividad espoleado por sus
inquietudes intelectuales y la preocupación por esa modernidad líquida de la
que habla Bauman. La conversación es telemática, en su casa de Extremadura, por
estricto cumplimento de los protocolos covid-19. Más que la pandemia, dice, lo
que le duele es el progresivo deterioro del Estado de derecho. ¿Su receta?
Revisar todo lo aprobado hasta ahora cuando acabe la pandemia para que no
queden heridas.
Aunque el expresidente del Gobierno insiste en mirar al futuro más que al pasado, la casualidad ha querido que la entrevista coincida con el aniversario del intento de golpe de Estado del 23-F. En aquel entonces, la actuación del Rey desbarató el levantamiento militar entre vivas a la Constitución y la democracia. Cuarenta años después, don Juan Carlos se refugia en Emiratos Árabes acorralado por los escándalos, una parte del Gobierno se declara republicana y la extrema derecha se hace fuerte en una Cataluña que amenaza con la independencia.
PREGUNTA. Usted ha dicho en
numerosas ocasiones que hay una estrategia claramente definida por parte de
algunos, incluso de una parte del Gobierno, para derribar lo que se ha venido
en denominar el régimen del 78. ¿Hay riesgo cierto de que se cumpla ese
objetivo?
RESPUESTA. Lo dudo. Existe
un marco constitucional que ha mostrado una gran resiliencia frente a los
ataques continuos que se hacen desde el interior del propio sistema, lo cual me
reafirma en algo que he dicho. La Constitución española no es militante, al
contrario que la americana, de la que poco se puede dudar aunque se vivan
momentos oscuros. La americana es militante. Si uno recuerda el juramento de
Kamala Harris, y no sé por qué no se recuerda, no solo se compromete a respetar
la Constitución, a respetarla y hacerla cumplir, sino que añadió una frase que
se echa de menos cuando se tiene una Constitución no militante: que se
compromete a defenderla ante todos sus enemigos externos e internos. La alemana
es también militante, porque excluye a los enemigos de la ley fundamental de
Bonn. En España, por el contrario, la Constitución no excluye a nadie. Por eso
puede haber anticonstitucionalistas que quieran derribar el marco de
convivencia dentro del sistema de representación.
P. ¿Hay que reformar la
Constitución para hacerla, precisamente, militante?
R. No abriría ese melón. Lo
que pido es lealtad a lo que se promete. Si alguien promete cumplir y hacer
cumplir la Constitución y el ordenamiento jurídico con lealtad al Rey, solo le
pido que cumpla su palabra. Ni siquiera le pido que acepte el sistema
constitucional. Aquello del ‘imperativo legal’, que luego lo reconoció el TC,
ha agrandado la fórmula del juramento. Algunas veces no hay una promesa de
acatar la Constitución sino un mitin anticonstitucional. Eso es lo que hay que
cambiar. No es, desde luego, lo más importante. Lo que hay que hacer es
resaltar la lealtad en las reglas de juego, que es lo que falla a veces. Habría
que reformar algunos puntos de la Constitución, pero quien quiera hacerlo que
lo haga por los cauces constitucionales, como ha recordado Salvador Illa, a
quien felicito, de paso.
"El que es incapaz de
apoyar a las Fuerzas de Seguridad del Estado no merece gobernar"
P. Hablemos del debate que
se ha querido plantear sobre si España es una democracia plena. La ministra
portavoz sugirió que tenía que ver con una mera estrategia electoral de
Iglesias de cara a las catalanas. ¿Le parece correcta esta interpretación?
R. No. Si fuese una táctica
puramente electoral, estaría todo resuelto, ya que han pasado las elecciones.
He oído decir eso incluso a personas relevantes. Me inquietó. Eso es tanto como
decir a los ciudadanos que no crean lo que se habla en las elecciones. Hay dos
cosas que se están degradando. Por un lado, la legitimidad de las campañas
electorales y, en sentido contrario, se está legitimando mentir. No hay por
dónde cogerlo.
Nosotros estamos entre las
23 democracias más completas del mundo. Churchill decía que la democracia es el
peor sistema, siempre que se excluyan todos los demás. He escuchado incluso a
un ministro, que consume Consumo, decir que el hecho de que un rapero vaya a la
cárcel es la demostración de que falla la democracia en España. Es absurdo.
Ustedes han publicado un artículo de Carlos Jiménez Villarejo, que para los
creyentes es la Biblia. Solo hay que cambiarle al rapero y ponerle el nombre de
un islamista radical. ¿Qué diría la gente? Incluso la que se moviliza en la
calle. Ser rapero es tan noble como cualquier otra actividad, pero qué dirían
si en lugar de eso fuera un pronazi que sugiere que hay que clavarle un piolet
en la cabeza a alguien porque no le gusta. ¿Cuándo seremos capaces de superar
esta división del cerebro en dos mitades? Es decir, que ve solo una parte de la
verdad y no la otra.
La democracia española está
entre las mejores del mundo. Y por cierto, las Fuerzas de Seguridad del Estado
tienen una profesionalidad y eficiencia reconocidas internacionalmente. Por
tanto, el que es incapaz de apoyar a las Fuerzas de Seguridad que nos
garantizan una convivencia sin violencia no merece gobernar. Repito, no merece
gobernar.
P. Hace poco más de un año,
se formó el primer Gobierno de coalición en España en democracia, ¿cómo está
funcionando?
R. Lo primero que debo
decir, y lo he repetido muchas veces, comprendo que no se me comprenda, es que
ningún Gobierno puede actuar de la manera que tenía prevista y programada antes
de una amenaza global y tan difícil de combatir como el covid. Ninguno. Y los
gobiernos que lo han intentado, como el de Brasil, se han equivocado.
Nadie le dice a la Unión
Europea que lo previsto es mantener el pacto de estabilidad, que lo previsto no
es una reacción como la del Banco Central Europeo o la puesta en marcha de
fondos europeos de reconstrucción… Por favor, si es un problema de inteligencia
elemental. Quiero decir, y quiero decirlo con énfasis, que hemos vivido el año
más difícil de gobernanza, y le podía haber pasado a cualquiera. Por tanto,
criticar es más fácil que ponerse en esta situación. La única certeza es la
incertidumbre. Hacen falta áreas de consenso muy sólidas.
P. ¿Cómo está funcionando el
Gobierno de coalición? Da la sensación de que la relación está cimentada sobre
continuos desacuerdos.
R. La mayor parte de los
gobiernos europeos son de coalición y a veces entran en crisis por razones
relativamente espurias, como ha pasado con el Gobierno italiano. Conte estaba
haciendo un trabajo importante y parte de la coalición lo ha derribado. Es
verdad que el sistema italiano es distinto. Antes ocurrió con Salvini, que
planteó una moción de censura a su propio Gobierno, del que era vicepresidente,
y eso en Italia funciona, y nos lleva a Draghi. Antes a Monti. También en
Alemania hay Gobierno de coalición y no parece que funcione mal.
"Vox puede ser efímero…
o no tener techo"
Hay dos elementos que son
clave. Uno es la lealtad y otro, saber conocer cómo funciona en España el
Estado de derecho. Y eso, que cada vez importa menos porque vivimos en la
anomia, es decir, en la pérdida de valor de las reglas establecidas, se
resolvería, al menos en un 50%, si se hiciera un cursillo rápido sobre la ley
de régimen jurídico de la Administración del Estado para que se sepa cómo
funciona el Consejo de Ministros, como funciona la presidencia del Ejecutivo.
Algunos no lo saben. En España, el presidente del Gobierno no es lo mismo que
el primer ministro británico y, por lo tanto, hay que saber con qué reglas se
actúa y respetarlas. No sé cuánto tiempo dedican a la coordinación, porque no
estoy en las tripas del Gobierno, lo que sí sé es que la ley de régimen
jurídico de la Administración del Estado dice, con toda claridad, que las
deliberaciones del Consejo son secretas sin fecha límite para levantar los
secretos y que solo son públicos los acuerdos.
P. ¿Habla usted con el
presidente del Gobierno de forma frecuente o sigue teniendo ese sentimiento de
orfandad al que se ha referido en alguna ocasión?
R. No sé si se pueden ligar
ambas preguntas. Yo tengo como principio de actuación que no interfiero, no
llamo. No hago ningún tipo de 'lobby', incluso cuando estoy muy preocupado. Me
callo. Pero siempre estoy disponible. Por lo tanto, si alguien quiere saber mi
opinión sobre algo, yo se la doy con absoluta libertad, con la autonomía que me
da la edad, pero también la experiencia. Es más, reconozco la inmensa
dificultad a la que se está enfrentando este Gobierno. A principios del año
pasado, no se concretó una invitación para vernos un par de veces por
dificultades de agenda del presidente, pero si algún miembro del Gobierno cree
que le viene bien conocer mi opinión, es obvio que estoy disponible para
ofrececérsela.
Entrevista a González - El
fenómeno de VOX
P. ¿Cómo observa el fenómeno
de Vox?
R. Puede ser efímero o tener techo limitado. Mitterrand ganó su segunda presidencia dividiendo a la derecha con
Le Pen. Y se llevó la sorpresa de que, cuando fueron a la tercera ronda
electoral, el candidato socialista, que era Lionel Jospin, quedó en tercer
lugar, y el que quedó segundo fue Le Pen, lo cual obligó a la izquierda a
apoyar al candidato Chirac frente a la ultraderecha. Ese es un fenómeno que
hemos conocido y puede haber la tentación de querer hacer lo mismo. Pasado un
tiempo, te das cuenta de que estás alimentando a alguien con quien no quieres
entenderte, o que no es compatible con tu proyecto. Es una tontería decir
cuánto va a crecer Vox o cuánto va a aguantar. Hemos vivido desde 2015 varias
historias de sorpasos que no sorpasaron a nadie. Nadie sabe dónde va a ir esto, pero si que nunca gobernarán.
P. ¿El fenómeno Vox hay que
vincularlo al auge del populismo o, por el contrario, tiene en España un
componente territorial por la cuestión catalana?
R. El populismo no es
homogéneo, ni siquiera identificable por una u otra posición. El populismo es
un fenómeno que mina la credibilidad de la democracia y las instituciones. Para
no cargarlo de ideología, a veces he dicho que triunfa cuando individuos dan
respuestas simples, no sencillas, a problemas complejos, y una vez acceden al
poder, les da igual por dónde tiran. La ideología no es lo que define al
populismo, ni en el caso de Trump ni el de Daniel Ortega. Los populismos se
pueden vestir de derechas, de izquierdas o de lo que sea.
En España, lo define también
una reacción negativa en relación a la descentralización autonómica.
Precisamente porque algunos confunden la descentralización con la centrifugación
del poder, y la centrifugación lleva a veces, como hemos conocido, a reinos de
taifas. Aquí cada uno hace lo que quiere y eso resulta incompatible con un
proyecto para todos.
P. Usted ha dicho en alguna
ocasión que no gobernaría nunca con alguien que cuestionara que la soberanía
descansa en todos los españoles. ¿Lo sigue pensando?
R. Exactamente igual. Es
más, lo que nos une en este espacio público compartido que llamamos España, y
que es bastante más resiliente de lo que la gente se cree, es el paquete de
ciudadanía, el paquete de derechos y obligaciones que afectan a la totalidad de
los ciudadanos independientemente de dónde vivan. Eso es lo que nos une. Yo
nunca gobernaría con cualquiera que quiera romper eso. Pero ese es mi problema.
Ya tengo casi 79 años y, salvo que me alivia mucho que sea de la misma quinta
que Biden, no tengo ninguna pretensión ni aspiración. Yo no lo hubiera hecho
nunca, ni lo haría.
Entrevista a González - El
diseño del Estado autonómico
P. ¿Se arrepiente en algo
del diseño del Estado autonómico?
R. Podríamos haber dado más
pasos adelante, pero no había margen de maniobra. Por eso, yo nunca hago un
análisis ahistórico. Esto de confundir el momento en que se produce un
acontecimiento o un pacto con el momento actual es un disparate. Para eso están
las enmiendas constitucionales. Para mí, hubiera sido más sólido en el juego de
las lealtades un planteamiento federal más que un planteamiento autonómico.
¿Hay elementos de diferenciación? Sí, pero nos llevaría muy lejos en la
explicación. Por eso, un Estado federal no lo quieren los separatistas, y,
probablemente, tampoco los separadores. Pero el Estado federal es lo que ha
hecho funcionar a Alemania. Por eso digo que federalizar nuestra descentralización
nos llevaría a mejorar el respeto hacia la institucionalidad.
En la realidad que vivimos,
todos los poderes son multinivel. Desde un ayuntamiento, pasando por el poder
autonómico y llegando al poder central o europeo, con quien no se cede soberanía,
se comparte. Todos son multinivel. Necesitamos que nos quiten la venda de los
ojos con una catástrofe como la de la pandemia para saber que el alcalde no
tiene ninguna responsabilidad en materia educativa, pero si las escuelas no
están limpias, ventiladas y preparadas, tenemos un problema. ¡Ay del alcalde
que no se ocupe de que funcione la escuela! Es verdad que el racionalismo
cartesiano no lleva a querer delimitar las competencias de unos y de otros,
pero los incendios y las catástrofes no entienden de fronteras. Estamos en
febrero y un fuego en Navarra ya ha afectado a Francia y al País Vasco. La
descentralización tiene que ser compatible con la coordinación permanente entre
los niveles del Estado.
"Estoy totalmente de
acuerdo con el planteamiento de Salvador Illa"
P. Viendo el grado de
polarización que existe en Cataluña, ¿cree que todavía es posible la
convivencia con el independentismo? ¿Hasta qué punto la victoria de Salvador
Illa podría allanar el camino?
R. En primer lugar, no tengo
edad para resignarme. Mi cerebro, en ese sentido, es en lo único que sigue
siendo joven. Por lo tanto, yo no me resigno a que un problema que se plantea
como el catalán no tenga solución. No me resigno. En segundo lugar, ya que
habla de Illa, ha hecho algo a lo que ya no estamos acostumbrados, no solo ha
logrado liderar la primera fuerza ganando en votos y empatando en escaños, pese
a la ley electoral, sino que ha hecho algo que a mí me parece digno de
recordar, independientemente de su personalidad. Primero, ha dicho que hay que
reparar la fractura de la convivencia interna entre catalanes, algo que se ha
negado en los últimos años, diciendo que quienes no piensan como ellos no son
catalanes. En segundo lugar, ha dicho que fortalecer las relaciones entre
catalanes y el resto de españoles debe hacerse dentro de la legalidad
constitucional y estatutaria. No fuera, sino dentro de la legalidad, que se
presenta para algunos como una anormalidad, cuando es lo más normal del mundo.
Y además ha dicho que el Gobierno catalán necesita ocuparse de la sanidad, de
la economía, de los problemas sociales, y ahora de la violencia desatada. En
definitiva, que se ocupe de los problemas de los ciudadanos. Ese es el cuadro
que dibuja Salvador Illa. Como me han recordado lo de la orfandad, les diré, y
muchas veces no tengo ocasión de decirlo, que estoy totalmente de acuerdo con
el planteamiento de Illa.
P. ¿Cómo está observando el
debate monarquía-república, que es casi preconstitucional? Es como si la
política española hubiera regresado a antes de 1978.
R. El debate no es entre
monarquía y república. Es curioso: si se nombraran las mejores democracias del
mundo, nos encontraríamos con que la mayoría son monarquías parlamentarias. Por
lo tanto, lo que hay detrás no es la forma de Estado, sino el derribo del 78.
¿Tienen derecho a derribarlo? Sí, claro. Decir que España no es una democracia
perfecta es un oxímoron. Me pregunto: ¿ellos tienen un modelo de referencia
alternativo mucho mejor que el nuestro? Si son los que tienen como referencia,
pues, en verdad, no me tranquiliza.
La monarquía es una pieza
más en la descomposición del régimen del 78 y, por tanto, del sistema
democrático que nos hemos dado. Lo que me preocupa es que se está produciendo
una creciente crispación, un creciente discurso de exclusión del otro que
fractura la sociedad, y que es lo que intentamos superar en el 78 con el pacto
constitucional que hicimos todos. Bueno, todos no. Es evidente que Blas Piñar
no estaba en eso. Lo que primaba era la convivencia libre y democrática entre
los ciudadanos españoles. Ese valor es el que me preocupa que estén poniendo en
juego sin alternativas. Dicho en términos históricos: derribar es mucho más
fácil que construir.
"El 3-O, Felipe VI
cubrió el hueco de Rajoy"
P. ¿Cómo ha observado la
salida de España del Rey emérito, usted que le conoce bien?
R. Lo conocí cuando era jefe
de la oposición y luego lo traté durante casi 14 años cuando gobernaba. Debo
decir que, en toda mi experiencia, en toda, la ayuda que prestó a la gobernanza
del país y la ayuda que prestó en situaciones internacionales complejas fue
invaluable. En todas.
Todavía me acuerdo, y de
esto se ha hablado poco, de la Conferencia de Madrid entre árabes e israelíes,
organizada por el secretario de Estado americano. Aquí se produjo el último
encuentro entre Gorbachov, que cayó cinco o seis semanas después, y el viejo
Bush, el original, no hablo de la fotocopia. Recuerdo que una cena en la
Zarzuela, en la que estábamos Bush, Gorbachov, el rey Juan Carlos y yo, se
convirtió en una charla que tiene un valor histórico extraordinario cuando allí
afloró que, según la información de Bush, los días de Gorbachov estaban
contados porque le estaban preparando un golpe del que él no era consciente.
Eso fue posible por la empatía de Juan Carlos, que pudo facilitar una
conversación de ese tipo, en la que saltaron todas las reglas diplomáticas.
Solo puedo decir que su aportación a la gobernanza y a la proyección
internacional de España me parece indiscutible. Pueden criticar lo que quieran.
P. Usted y el rey Felipe
forman parte de dos generaciones completamente distintas. ¿Cómo está observado
su reinado? ¿El discurso del 3 de octubre fue su 23-F?
R. Creo que está cumpliendo
estrictamente sus deberes constitucionales. A veces, incluso, supliendo
carencias que tenemos los responsables políticos. Por ejemplo, en los
acontecimientos de 2017 en Cataluña. Su intervención fue, digan lo que digan,
impecable. En esa intervención estaba cubriendo el hueco de lo que debería
haber hecho con toda contundencia el presidente del Gobierno. Y es amigo mío
Rajoy. Pero él está supliendo eso. Las circunstancias del 23-F eran
completamente distintas, pero sin duda con la misma significación de la defensa
de la Constitución y de la convivencia. Insisto, impecable.
P. ¿Le consulta Felipe VI,
habla con usted…?
R. Él sabe que siempre estoy
disponible, por teléfono o desplazándome, sin ningún problema. No solo tiene
derecho, sino que el jefe del Estado debe pulsar la opinión de gente distinta,
plural y diversa.
P. ¿Continúa siendo
accidentalista en términos república-monarquía, como le enseñó su amigo Olof
Palme?
R. Eso formó parte de la
primera conversación que tuve con el rey Juan Carlos antes de llegar al
Gobierno. Me pasaron dos cosas que quizás hoy se puedan decir. Me preguntó:
¿usted por qué no es monárquico? Y le respondí con lo que me dijo Olof Palme.
La socialdemocracia sueca llevaba en su programa desde los años treinta el
‘accidentalismo’, que significa aceptar la monarquía siempre que no se
interpusiera en la construcción socialdemócrata. En segundo lugar, me consultó:
¿puedo hablarte de tú? Naturalmente que puede, le dije, no hay ningún problema.
El me contestó que yo también podría hablarle de tú. Y le dije: desde ahora le
aclaro que yo no voy a apearle del tratamiento nunca, en la vida. Yo nunca le
diría Juan o Juanito. Nunca. Y así ha sido.
Entrevista a González - La
respuesta europea a la pandemia
P. ¿Qué opinión le merece la
respuesta europea a la pandemia?
R. Una opinión
extraordinariamente positiva. Por primera vez, se ha reaccionado bien, al
contrario de lo que sucedió en 2008, que tuvimos que esperar a 2012 hasta
cambiar la política monetaria con Draghi. Hubo un dolor innecesario. Ahora se
ha reaccionado con decisiones importantes, como la suspensión de las reglas
fiscales o el endeudamiento mutuo. El desafío es aprovechar la respuesta para
hacer las reformas necesarias en nuestras economías.
P. Si hay que pagar las
deudas, entiendo que no está de acuerdo con que la presidenta de su partido,
Cristina Narbona, haya firmado a favor de la condonación.
R. Le matizo que ella misma
aclaró que no lo hacía como presidenta del PSOE, sino personalmente. Respeto esas
opiniones. Es una idea brillante e ingenua.
"La gestión de los
fondos europeos ha de hacerse por consenso"
P. ¿Cómo debería canalizarse
el dinero de los fondos europeos?
R. Nosotros tenemos un
problema de empleo juvenil, y ese problema, aclaro, existe desde que yo
gobernaba, y por eso me hicieron una huelga general. No hace falta ser un sabio
para decir que ahí hay un problema. Yo lo intenté en 1988 y me costó la huelga
de mayor éxito de la historia de España. La excusa que se puso fue el llamado contrato
de aprendizaje, y lo que pretendíamos era seguir el modelo muy exitoso de
formación profesional dual e inserción en el mercado de trabajo de Alemania.
Aquí provocó una huelga general. Nuestro sistema sanitario, igualmente,
necesita mayores recursos y ser más eficiente. Lo ideal es que esos fondos se
gestionen teniendo en cuenta la opinión de actores que van a ser relevantes: el
Parlamento Europeo, la Comisión y el Consejo Europeo. No me dirijo solo al
Gobierno, también a la oposición, para que se pongan de acuerdo en el marco
para dar la mejor utilidad a los fondos. Que haya un consenso básico. No
traslademos el circo interno a un circo europeo.
Entrevista a González - La
oposición de Casado
P. ¿Se está equivocando
Pablo Casado en su oposición? Hace unos días, votó en contra del real
decreto-ley y tuvo que ser Vox quien salvara al Gobierno.
R. Un hecho puntual no
define una estrategia. Probablemente, deberían haber sido más exigentes, pero,
obviamente, es un error. Está claro que lo que quería Vox no era hacer un favor
al Gobierno, sino devolverle la patada que le había dado Casado en la moción de
censura. Es positivo, sin embargo, que se negocien los órganos constitucionales
e institucionales. Es una señal de esperanza. Hay que encontrar un espacio de
acuerdo que permita hablar sobre los fondos europeos y la reconstrucción de
España, porque nuestra situación es muy difícil. Hay que decir a los ciudadanos
que vienen muy duras y que hay que ponerse de acuerdo para sacar el país
adelante.
"Cuando acabe la
pandemia, habrá que revisar las normas dictadas durante el estado de
alarma"
P. Se ha criticado en
ocasiones a Casado por no haber estado con el Gobierno en muchos momentos de la
pandemia. ¿Qué opinión le merece el uso o el abuso del Estado de derecho
durante la crisis sanitaria?
R. Me preocupa, y lo he
dicho muchas veces, y lo estamos viendo en muchos países, que se erosione el
Estado de derecho. Acepto que hay situaciones excepcionales, como el estado de
alarma, y en esas situaciones excepcionales se utilizan instrumentos como los
decretos-leyes. Lo que pido es que, terminado este periodo [el estado de alarma
actual debería vencer el 9 de mayo], todos se tienen que comprometer a revisar
esa normativa para ver con qué nos tenemos que quedar con carácter permanente y
qué normativa excepcional tiene que desaparecer para recuperar la normalidad
del Estado de derecho. Lo he propuesto y ha tenido poco eco, sin duda porque no
represento a nadie, pero esa sería una muy buena solución.
P. Saliendo de nuestras
fronteras, lo que es verdaderamente excepcional es que Europa acepte con
normalidad un presidente como Draghi, ajeno al sistema parlamentario…
R. No es la primera vez,
Monti estaba en el grupo de trabajo que yo presidía sobre el horizonte de
Europa 2020-30. No es la mejor de las soluciones, pero, probablemente, sea la
menos mala. A mí me importa mucho lo que dijo Draghi cuando le preguntaron si
haría un Gobierno tecnocrático. Lo que quiero, dijo, es formar un equipo de
gobierno que sea capaz de sacar a Italia de la crisis. No lo defino
tecnocráticamente ni políticamente.
P. España se lo llegó a
plantear cuando los partidos eran incapaces de formar Gobierno…
R. Eso siempre se plantea en
un momento de atasco, y en España ha habido más elecciones de las que
correspondían. Fíjese en Cataluña, donde ni siquiera sabemos si se van a
repetir estas. Siempre existe esa reflexión, que, en todo caso, no sería
inconstitucional, aunque desde luego no es deseable. Lo lógico es que gobierne
la primera fuerza política y que haga coaliciones que estén respaldadas por un
proyecto de país. Lo que me desconcierta es que no identifico cuál es el
proyecto de país que tenemos. ¿Qué queremos hacer de España como país?
P. ¿Por qué les cuesta
pactar tanto al PSOE y al PP en un contexto como el actual?
R. Ambos están obligados a
sentarse en torno a una mesa para saber en qué están de acuerdo y arreglar los
problemas. Por lo menos, los derivados de la reconstrucción de España. Tienen
la obligación de sentarse, aunque eso no garantice el acuerdo. Y no encontrarán
un camino más serio de consolidación que ese. ¿Eso excluye a los demás? No. Lo
que es difícil es construir un proyecto de España con quien no quiere que
exista un proyecto de España. Y algunos de los socios externos del Gobierno lo
expresan en la tribuna del Parlamento cuando dicen que les importa un higo el
proyecto de España.
Entrevista a González -
¿Falta liderazgo en la política española?
P. ¿Falta liderazgo en la
política española? Usted ha escrito sobre ello.
R. No, no falta. Los líderes
están siendo sustituidos por caudillos populistas, que son también líderes. Les
cuento una anécdota que lleva a la categoría. Una vez, estábamos con Vaclav
Havel, cuando todavía no existían Chequia y Eslovaquia, sino Checoslovaquia.
Estábamos en un seminario y la pregunta más inteligente fue: "¿En qué
consiste el liderazgo?". A mí, después de salir del Gobierno, me lo han
preguntado muchas veces, y cuando estás gobernando no sabes en qué consiste.
Tienes la obligación de gobernar y de tomar decisiones. Como me decía Javier
Pradera, no me expliques la ley de régimen jurídico sino cómo reaccionas ante
un problema, y cómo reaccionas ya. Yo tenía al lado a Clinton y a Cardoso, y
resulta que el único que había hecho unas notas era yo, que ya llevaba tiempo
fuera del Gobierno, y que posteriormente publiqué en un libro. Y lo que les
impresionó es que lo tuviera ordenado. Hay que tener un proyecto político y ser
lo menos mercenario posible, es decir, no venderse al mejor postor, sino lograr
los objetivos. Pero eso es imposible si el líder político no es capaz de
hacerse cargo del estado de ánimo de la gente. Yo conozco a muchos
descerebrados que dicen que, pase lo que pase con la realidad, ellos tienen el
destino previsto. Incluso cuando tienen un 10% de los votos hablan en nombre
del pueblo como un todo.
Deslealtad al Rey es delito, por tanto deben ser excluidos y juzgados por la vía ordinaria.
ResponderEliminarCierto.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con González.
ResponderEliminarUsted debe ser el presidente
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo
ResponderEliminarNO lo vamos a tener fácil con los socialcomunistas.
ResponderEliminarSe han cambiado la ropa interior?. Vaya a ser que esa sea la causa.
ResponderEliminarLlevas toda la razón del mundo..
ResponderEliminarRompiste España en 17 trozos para tener tiempo de jugar al billar en "la bodeguita" que te mandaste construir, mientras te enterabas de lo que pasaba en España por los periódicos...fuiste un cáncer para la convivencia entre españoles y de esos barros ,estos lodos.ASCO ME DAS
ResponderEliminarFelipe González, espera el pueblo que trabajen para echar del gobierno a estos impresentables.
ResponderEliminarHABER SI ES HA VOSOTROS A QUIEN LES GUELEN A PESCADO PODRIDO LAS PARTES NOBLES SO SAPOS
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