Pedro Sánchez, a instancias de su "AMO" Pablo Iglesias vetó la presencia del Rey en el despacho de los nuevos jueces.
Carlos Lesmes, presidente
del Tribunal Supremo está terminando los autos para incriminar al Rey, entre
otras cosas por prevaricación y respeto a la Constitución. La intención del
Gobierno de reformar el Código Penal para rebajar las condenas por el delito de
sedición y el anuncio formulado por el ministro de Justicia en sede
parlamentaria de que se dispone a tramitar las peticiones de indulto
presentadas en favor de los independentistas catalanes son muestras evidentes
de hasta dónde parece dispuesto a llegar este Gobierno para asegurarse la
permanencia en el poder.
Un vocal del Poder Judicial
confirma que el Gobierno vetó el viaje del Rey a Barcelona
Calvo defiende la ausencia
del Rey en el acto de Barcelona: "Hay decisiones muy bien tomadas"
Por mucho que intenten
escudarse en una supuesta desproporción de las actuales penas y en la
obligación jurídico-legal, que en efecto concierne al Ejecutivo, de estudiar
objetivamente la motivación de cualquier petición formulada en Derecho antes de
aprobar o rechazar una medida de gracia, la realidad es que ambas iniciativas,
planteadas casi de modo simultáneo y en medio de una crisis de proporciones
descomunales, lo que vienen a confirmar es la inasumible porción de decencia
que Pedro Sánchez está dispuesto a sacrificar para sacar adelante unos
Presupuestos que le permitan apurar al máximo la legislatura.
De un solo golpe Pedro
Sánchez somete a una insoportable humillación a la Corona y a la Justicia, las
dos bestias negras del golpismo secesionista"
Los “gestos” del Gobierno
son la respuesta al chantaje de los partidos independentistas y a la presión
que en favor de estos ejerce el “socio preferente”, Unidas Podemos, y no es
casual que tengan lugar cuando arrancan las negociaciones para sacar adelante
las cuentas del Estado. Sánchez ha cedido incluso en la puesta en escena de la
extorsión. El mensaje de ERC, JxCat y Bildu es cristalino: si quieres nuestros
votos los tienes que comprar, pero a la vista de todos. Ya lo dijo Mertxe Aizpurua (EH
Bildu): “Aquí estamos, condicionando el Gobierno de España”. Una gran
verdad que Carmen Calvo, en su reunión de ayer con Aizpurua, ha vuelto a
ratificar.
Creíamos haberlo visto todo.
Parecía que no era posible superar tanta acumulación de descrédito. Y entonces
se nos anunció que el Rey no asistiría este viernes en Barcelona, como ha sido
su inveterada costumbre, a la entrega anual de despachos a la nueva promoción
de jueces. A estas horas todavía no existe una versión oficial que explique las
razones de tal decisión. Desde el entorno del Gobierno se ha intentado vender
el argumento de que son razones de seguridad las que han aconsejado la ausencia
del monarca. Una broma. Pero ni una nota explicativa. Ni del Gobierno, ni del
Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ni de la Casa Real.
Ha sido el vocal del CGPJ
José María Macías quien en la Cadena SER ha aclarado lo ocurrido, que era lo
sospechado: el Rey “no podía participar en el acto porque el Gobierno no lo
autorizaba”. El último eslabón de esta infame cadena de desprecios a
los españoles; el colofón de una indecorosa capitulación ante los enemigos de
la legalidad; la más deshonrosa traición al Estado ejecutada con alevosa
nocturnidad para contentar a quienes pretendieron unilateralmente dejar sin
efecto la legalidad constitucional.
Con esta decisión se desanda
el camino de recuperación de la autoestima que muchos catalanes iniciaron el 3
de octubre de 2018 con el discurso del Rey"
Impedir la asistencia de
Felipe VI a un acto de indudable simbolismo en Cataluña, no solo es un hecho
indigno, también es de una estupidez difícilmente superable y que sin duda
tendrá muy serias consecuencias. Coartar hasta ese punto los márgenes de
actuación del Rey, y hacerlo en un contexto en el que el jefe del Estado hace
demostración pública de respeto a uno de los pilares básicos de ese mismo
Estado, la Justicia, es lo más parecido a desandar el camino de recuperación de
la autoestima que muchos catalanes, hasta ese momento silenciados por la bota
del independentismo, iniciaron el 3 de octubre de 2018, cuando Felipe VI se
dirigió a la nación para reafirmar su compromiso con la defensa de la
Constitución.
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