España de mal en peor. Iglesias ordena a Sánchez que "quite" el cielo y este le contesta que "TAN ALTO NO LLEGA"
Pedro Sánchez fue el primero en decir que no dormiría por la noche si hubiese aceptado las imposiciones de Pablo Iglesias para poder formar Gobierno. Sánchez duerme a pata suelta, entre otras cosas, porque ya lo tenía pactado. Al final se impuso la lógica del acuerdo no el sentido común de los españoles bien nacidos y el PSOE aceptó a Podemos en el Gobierno. Desde entonces el presidente es más bribón que antes de nacer. Su vicepresidente segundo cada día se descuelga con una nueva ocurrencia, y cuando no es él, es su mujer, Irene Montero: "la salida a la crisis económica debe ser la que dieron los Kirchner a Argentina". Hoy, se le ha ocurrido prohibir comer carne los lunes en los comedores escolares y la venta de bebidas azucaras a 300 metros de los colegios. O sea, la gordura tiene remedio; el odio y la joroba, no.
El problema no es tanto que sean muy radicales en su pensamiento, como su reducida experiencia de gestión y su escasa preparación para dirigir un país como España. Como se suele escuchar en ciertos despachos: "es la peor situación con el peor gobierno". En realidad, cuando se formó la coalición de izquierdas, hace tan solo unos meses, el objetivo era dar una salida política al conflicto catalán y repartir mejor la riqueza que se estaba creando.
El problema es que hay 7 millones que votan a la extrema izquierda y a la extrema derecha
En ningún caso tal alianza estaba pensada para hacer frente a la peor crisis sanitaria del último siglo y a la mayor recesión desde el crack del 29. Tal como están las cosas, el procés catalán ha pasado al último lugar de las grandes preocupaciones de los ciudadanos. En cuanto a repartir la riqueza estamos en una situación en que tenemos que repartir la pobreza. Ahora sí que nos vamos a enterar de lo que es Austeridad con mayúsculas.
El sentido común indicaría que habría que hacer una crisis de Gobierno y configurar un ejecutivo sólido; con personas bien formadas; experimentados en la toma de decisiones; sensibilidad social y de centro izquierda. Pero tal escenario no es posible y como decía el ingenioso torero Rafael Guerra: "lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible".
Pedro Sánchez necesita a Pablo Iglesias para que le pacifique las calles y los sindicatos. Como me decía un alto cargo europeo "sin Podemos estaríamos viendo como se saltaban el confinamiento para asaltar supermercados". Esa es sin duda su gran aportación. En estos momentos no sería nada conveniente un cambio de Gobierno. Los antisistema existen y Podemos tiene más de 3 millones de votos. Lo mismo ocurre con VOX, un partido muy poco apto para gobernar, pero al que votan 3,6 millones.
El problema, por tanto, no es tanto tener unos malos líderes políticos o partidos sin escrúpulos. El verdadero problema es que hay casi 7 millones de españoles que respaldan en las urnas al nacional-populismo, tanto de extrema izquierda como de extrema derecha. Esa es la auténtica pesadilla de esta época marcada por un profundo cambio histórico.
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