Navidad, fiesta religiosa y de Caridad. OS DESEO, DE TODO CORAZÓN, FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO (2020)
Los cristianos de todo el
mundo celebran el nacimiento de Jesús en un pesebre a las afueras de Belén.
Aunque es una fiesta alrededor de la presencia del Redentor de la humanidad,
también es un llamado a la humildad y el amor por el prójimo, simbolizado con
el alumbramiento de María en un sitio donde sólo nacían los niños de las
familias más pobres.
Todos los años, desde que socialistas
y profanadores de su dislocada secta, por envidia e imperativo ilegal, tratan
de menospreciar el espíritu de la Navidad. Siempre que llega navidad, los ateos la viven
con la duda de si celebrarla o no. También se suceden los debates sobre el
origen pagano de esta festividad, sobre si es una fiesta religiosa o cultural, o
aparecen las felicitaciones que evitan mencionar la navidad, del tipo “Feliz
solsticio” o “Feliz saturnalia” fiesta romana en honor a un templo de Saturno y, en verdad, esta banda
atea remanece de Saturno o más allá.
La Navidad es una festividad
religiosa en la que los cristianos conmemoran el nacimiento de Jesucristo. Se
celebra el 25 de diciembre de cada año y termina después de Reyes. Es la mejor
época para que los cristianos practiquen la virtud de la caridad, de hecho, el mimo
al pobre es el mayor referente de su espíritu. Si será fiesta de Caridad que, a
pesar, de la oposición de Maduro esta Navidad, los pobres de Venezuela y sus
países satélites comerán una vez más al día y puede que hasta tres veces
depende de aquello “hombre comido es pacífico, hasta que no come”.
Que el hombre más importante
de la historia proceda de un hogar tan desvalido constituye una aseveración de
la mayor importancia: en cualquier cuna, y no sólo en las de los poderosos o
blasonados, puede nacer una inteligencia privilegiada, un individuo capaz de
cambiar el rumbo de la historia. Esta afirmación, que puede resultar
escandalosa para quienes no han bebido en las fuentes del cristianismo, es un
llamado a la solidaridad, en especial con quienes sufren por carencia de bienes
materiales o condiciones de vida confortables. Los pobres cuentan y, en algunas
ocasiones, más que nadie.
Debe recordarse que entre
todas las virtudes, para el cristiano la caridad es la virtud más sublime, ya
que es una manifestación de amor para con nuestros semejantes. El apóstol Pablo
en su primera carta a los Corintios señaló: “Si yo tuviera el don de profecías,
conociendo las cosas secretas con toda clase de conocimientos, y tuviera tanta
fe como para trasladar los montes, pero me faltara el amor, nada soy. Si
reparto todo lo que poseo a los pobres y si entrego hasta mi propio cuerpo para
ser quemado, pero sin tener amor, de nada me sirve”.
Este amor por los demás, que
me lleva a entregarles mis bienes y aún mi vida, es la esencia de la caridad
cristiana y la virtud que debe presidir las celebraciones navideñas. Mucho más
entre los Latino americanos y españoles, que hemos padecido las tragedias de la
pobreza y ahora debemos atender el drama indescriptible que padecen millones de
venezolanos, argentinos, hondureños, bolivarianos, españoles…. muchos de los
cuales están huyendo de la miseria, del
hambre y la violencia que destruyen tiranos con palos y pistolas de las de
verdad.
Navidad no es una fiesta del
comercio, ni una celebración pagana, como lo han pretendido las almas
insolidarias que vuelven toda ocasión, aún la más sublime, en una oportunidad
para acrecentar su fortuna. Navidad es alegría en medio del recogimiento, es
compartir lo poco o mucho que tengamos con los que no tienen nada, es
despojarnos de nuestro abrigo en medio del frío de la noche, para calentar a la
humilde criatura que nació en una pesebrera.
OS DESEO, DE TODO CORAZÓN,
FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO (2020)
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