Hallowed es una fiesta cristiana que los ateos han demonizado.

Días atrás me  pregunté: ¿por qué puede llegar a fabricarse algo tan morboso para un niño? ¿Le gustará a alguno irse a dormir viendo la imagen de la muerte en su propia cama? Al comentar mis dudas me dijeron: ¡es que se viene la fiesta de Halloween!

 En efecto, durante la noche del 31 de octubre cada año se ha extendido con más fuerza, especialmente entre niños y adolescentes, el festejo de Halloween.

Cuando se acerca la fecha se escuchan todo tipo de opiniones acerca del tema. Desde quienes demonizan la fiesta, pensando que si sus hijos se disfrazan de vampiros, estarán rindiendo culto al mismo Lucifer, hasta quienes dicen: “es una fiesta inocente, burlesca y sin ninguna connotación religiosa o filosófica”. Por eso, muchas instituciones educativas las promueven “porque divierte mucho a los niños”. Ese parece ser el más fuerte argumento: ¡es divertido! Pero pocos parecen caer en la cuenta de que Halloween está suplantando, nada menos que a la Fiesta de Todos los Santos que la Iglesia celebra el 1º de noviembre.
El nombre Halloween es la deformación americana del término, en el inglés de Irlanda, «All Hollows´ Eve»: Vigilia de Todos los Santos. Debido a la costumbre inglesa de contraer los nombres para una pronunciación más rápida y directa, esto derivó en el definitivo "Halloween", aunque la fiesta religiosa original nada tiene que ver con la celebración del Halloween actual.

Esta antiquísima fiesta cristiana llegó a Estados Unidos junto con los emigrantes irlandeses, que tenían una profunda devoción por los santos. Y allí echó raíces para sufrir paulatinamente una radical transformación, perdiendo el sentido católico de esa noche y acentuando el aspecto lúgubre y morboso, lleno de terror y fantasmas, donde los muertos se alzan atormentando a los vivos.
Halloween no es más que la última versión, secularizada y repaganizada, de una fiesta católica, que se fue transformando en un carnaval del terror y en una gran oportunidad para el consumo. Actualmente muchos están buscando, en su versión “New Age”, sus raíces paganas, reorganizando un nuevo calendario esotérico.

La fiesta se remonta, en realidad, a tiempos anteriores al cristianismo. Hacia el siglo VI antes de Cristo, los antiguos celtas del norte de Europa celebraban el 1 de noviembre, como el primer día del año. La fiesta de Samhein, fiesta del sol, que comenzaba la noche del 31 de octubre, marcaba el fin del verano y de las cosechas. Los colores del campo y el calor del sol desaparecían ante la llegada de los días de frío y oscuridad. Creían que en aquella noche, el dios de la muerte permitía a los difuntos volver a la tierra, fomentando un ambiente de muerte y terror. La separación entre los vivos y los muertos se disolvía aquella noche, haciendo posible la comunicación entre unos y otros. Según la religión celta, las almas de algunos difuntos estaban atrapadas dentro de animales feroces y podían ser liberadas ofreciendo a los dioses sacrificios de toda índole, incluso sacrificios humanos.

Creían que esa noche los espíritus malignos, fantasmas y otros monstruos salían libremente para aterrorizar a los hombres. Para aplacarlos y protegerse se hacían grandes hogueras y, disfrazándose de maneras macabras, trataban de pasar desapercibidos a sus miradas amenazantes.
Cuando los pueblos celtas se convirtieron al cristianismo, no todos renunciaron a las costumbres paganas. En el siglo VIII, el cristianismo colocó la fiesta de Todos los Santos el 1º de Noviembre, quedando así la noche del 31 de octubre, como la Vigilia de esa gran fiesta. La coincidencia cronológica generó no pocas supersticiones sincretistas, que mezclaron la fiesta de los santos, con las antiguas creencias celtas. 
Sin embargo el “Halloween” que hoy se celebra muy poco tiene que ver con los celtas  y menos aún con la fe cristiana. Es un fenómeno completamente estadounidense.

Obviamente, ante una globalización cultural, Uruguay no podía pasar mucho tiempo sin adoptar los nuevos “cultos” de la sociedad de consumo, en una resignada digestión que asimila cuanta frivolidad venga de parte del dios mercado.
Asistimos en Halloween a una proliferación de artículos más o menos macabros, como calaveras, esqueletos, brujas, vampiros, tableros ouija, y un sinfín de productos en la línea del ocultismo.
Aparentemente no se presenta como una oferta religiosa, sino como una parodia de la religiosidad cristiana auténtica, con fines preferentemente consumistas: vender productos de carnaval, además de espacios publicitarios en las películas de terror y sitios en internet. Halloween se propone comercialmente como una fiesta joven, divertida, diferente, «transgresora». Y aquí, niños y adolescentes son los destinatarios privilegiados del nuevo producto...

Lo más preocupante y contradictorio es que los principales promotores y organizadores de estos festejos sean, en su mayoría, los propios padres y educadores. Y más preocupante para nosotros es que pasen olímpicamente en instituciones católicas con el argumento de: ¡es divertido! ¡Cómo si algo por ser divertido automáticamente fuera inofensivo y justificable!
¿Qué hacemos entonces con Halloween?

No pensamos que haya que condenar demonizando la fiesta, pero sí informar al menos sobre el origen y sentido del fenómeno, y ver que se da una excelente oportunidad para hablar de los santos, la muerte y la vida eterna (en vísperas del 1 y 2 de noviembre) anunciando la buena noticia del amor de Dios que nos salva, rescatándonos de toda forma de mal.

"Educadores y familias deberían movilizarse contra la falta de educación, de buen gusto, contra la profanación del misterio de la muerte y de la vida tras la muerte, pero no es fácil ir contra corriente, desafiar las modas imperantes.

Entonces se puede hacer fiesta en Halloween, recordando lo que este día ha significado durante siglos y lo que sigue testimoniando. Hay que salvar Halloween, dándole todo su antiguo significado, liberando esta fiesta de la dimensión puramente consumista y comercial y sobre todo extirpando la pátina de ocultismo sombrío del que ha sido revestida.

Comentarios

  1. Estoy completamente de acuerdo: ""Educadores y familias deberían movilizarse contra la falta de educación, de buen gusto, contra la profanación del misterio de la muerte y de la vida tras la muerte, pero no es fácil ir contra corriente, desafiar las modas imperantes.

    Entonces se puede hacer fiesta en Halloween, recordando lo que este día ha significado durante siglos y lo que sigue testimoniando. Hay que salvar Halloween, dándole todo su antiguo significado, liberando esta fiesta de la dimensión puramente consumista y comercial y sobre todo extirpando la pátina de ocultismo sombrío del que ha sido revestida."

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  2. Muy interesante. Me decía una mujer mayor que de niña lo hacían en su pueblo, me dije...¿No estaré yo equivocado con tanto denostar costumbre que presumía americana?...Pues me parece que si...estudiaré más..¡¡¡

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  3. Yo estoy de acuerdo. Disfrazarse una noche, quitarle el ocultismo sombrío, ese respeto severo con el que se ha tratado durante tanto tiempo a la muerte, me parece bien, sobre todo de cara a los niños. No me parece honesto marcar excesivamente el trance y menos aún asustar a los niños. Pero profanarla, ridiculizarla o convertirla en lo que no es, ninguneándola, olvidándola y marginándola, me parece totalmente absurdo y una gran idiotez que no se hace con otras etapas determinantes de la vida: con el hecho de nacer, por ejemplo. Si bien, las etapas de la vida, la vida, tiende a trivializarse, a consumirse, a violentarse. No entro en ese juego de idiotas en el que la imbecilidad parece haberse convertido en icono de moda.

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  4. ¿Fiesta cristiana?, por favor mas rigor al informar ,documentarse, y contar toda la historia, l la fiesta es de origen celta , esa cultura celebraba el fin de año y el culto o homenaje a los muertos, con el samhain celebración de origen pagano , entonces aquí nada tienen que ver los ateos, otra cosa es que cierto sector comercial y país en concreto lo vende de una manera lamentable, nada tiene que ver con el cristianismo o similares.. Es curioso que ciertas religiones dogmáticas y impuestas han aprovechado y transformado a su interes propio fechas concretas, solsticios , rituales muy antiguos de otras culturas , de sus lugares donde los chamanes realizaban sus rituales, en dólmenes o similares luego en esos lugares se construyeron encima , montasterios, conventos, ermitas , iglesias, ya que no eran lugares cualquiera en ellos se conecta con algo muy profundo. luego lo venden como "fiestas" propias ..

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  5. Yo no la celebro es satanica.

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  6. Si fue antes del cristianismo ¿como narices dice que es una fiesta crisitiana? totalmente incoherente, es una fiesta esotérica anclada mas bien a la brujeria celta

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