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De José Blanco
López, eurodiputado socialista, para Blog de Juan Pardo
La austeridad ha fracasado. Su impulso ideológico y acrítico ha convertido a la UE en la zona
económica del mundo donde el impacto de la crisis sobre el empleo ha sido
mayor, ha disparado el riesgo de pobreza y exclusión social y ha agravado la
desigualdad.
Siendo razonable,
cualquier persona podría entender que las enumeradas son razones más que
suficientes para promover un cambio de rumbo. Pero es que, además, la
austeridad por la austeridad no ha servido ni para alcanzar los dos grandes
objetivos que han servido a sus promotores para justificar su aplicación: no ha
logrado controlar el déficit público y ha multiplicado la deuda. A este
respecto, es sintomático el alegato del presidente saliente de la Comisión
Europea, José Manuel Durão Barroso, en su despedida del Parlamento Europeo, en
favor de la austeridad y contra el «crecimiento sostenido en deuda» precrisis:
hoy, señor Durão, tras las políticas de austeridad, la deuda se ha disparado
hasta límites insostenibles y el crecimiento ni se atisba.
Además nos enfrentamos
a la amenaza de una tercera recesión o, mejor dicho, la tercera fase de la
misma depresión. Una que amenaza con llevarse por delante cualquier vestigio de
recuperación económica, en España y en Europa, porque está enraizando en el
corazón mismo de la Unión, pues Francia no levanta cabeza y Alemania se dirige
de cabeza a la recesión. En este contexto, tener que escuchar a Rajoy diciendo
que «hablar de economía ahora es hablar de recuperación y esperanza» no sé si
causa más preocupación o vergüenza.
Dada la
circunstancia, la nueva Comisión presidida por Jean Claude Juncker tiene la
oportunidad y la obligación de corregir el rumbo. Un primer paso es el
compromiso ratificado por Juncker ante el Parlamento para el impulso de un plan
de empleo, crecimiento e inversión a nivel europeo para movilizar 300.000
millones de euros, que deben ser adicionales, destinados prioritariamente a
infraestructuras y a educación e I+D+i. Un compromiso de calado arrancado por
el grupo socialdemócrata europeo en las negociaciones previas para la
conformación de la Comisión, al igual que la ampliación de la garantía juvenil
para dar oportunidades formativas y laborales a los jóvenes, que sufren tasas
de desempleo aberrantes en toda Europa y, singularmente, en España, donde supera
el 50 %. No caben dilaciones ni vacilaciones.
Aun así, no es
suficiente. Urge abandonar la política de austeridad extrema y de precarización
social que está debilitando y poniendo en riesgo el modelo social europeo. Urge
acabar con los paraísos fiscales y perseguir el fraude fiscal. Y urge avanzar
en la integración económica de la UE, reforzando los mecanismos de supervisión
y control, pero también de respuesta ante crisis como la que venimos sufriendo
en los últimos años.
Solo desde un
cambio de rumbo podremos aspirar a cambiar los resultados, como muestran las
políticas seguidas al otro lado del Atlántico donde, incentivando la inversión,
la Administración Obama ha logrado impulsar la creación de tres veces más
empleos que los destruidos en Europa en el mismo período.
Esto tendrá
efectos positivos para el conjunto de la UE y para España que siguen necesitando no solo una solidaridad europea puesta en cuestión por
las políticas de austeridad, sino también un nuevo enfoque económico que
apueste por la reindustrialización de Europa y por la innovación como bases de
un crecimiento sólido y de un empleo de calidad.
Aunque nada de
esto será posible si no se prioriza de una vez una agenda a favor del impulso
demográfico y contra el despoblamiento, ámbito en el que nos jugamos el ser o
no ser, pero también de Europa en su conjunto,
pues no hay territorio que pueda garantizar su bienestar, su competitividad y
su posición en el mundo sin afrontar, detener y revertir su declive
demográfico.
J.C. Juncker
tiene, por tanto, un largo camino por delante para pasar de las palabras a los
hechos. El compromiso demostrado ante el Parlamento abre la esperanza.
Esperemos que sea la puerta a un nuevo tiempo y que se termine la agonía.
Hi Juan,
buenos días. Sería bueno para todo el espacio de la UE cuando menos sería hablar pero que está hecho, lo que sea necesario.
Cuando pienso solo en la alta tasa de desempleo entre los jóvenes del país, con ustedes, me siento enfermo. ¿Qué son estos muchos jóvenes llegan tarde.
Con el fin de tener una novia, esposa o familia, que hace un buen trabajo. Sin buen trabajo como se pone. Muchos queridos saludos de Tom
Ya aparació.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, Pepe.
ResponderEliminarEntre ahorrar y gastar, me quedo con la justa medida de la mitad.
ResponderEliminarNunca se podrá saber lo mejor, en cualquier caso ya no podemos salir del atolladero.
ResponderEliminarSiempre confié en ti, Pepe.
ResponderEliminarGracias, Pepe.
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