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Dice el catalanista, Xavi
Solano, asesor del Partido Nacionalista Escocés (SNP) y exdelegado del Gobierno
de la Generalitat de Cataluña en el Reino Unido sin tener en cuenta el
“progreso” de los Balcanes y sn precedentes. . Las naciones pequeñas son más flexibles,
pueden adaptarse más rápido, desarrollarse mejor y ser más democráticas”. De un
tiempo a esta parte, no solo the
small is beautiful (lo
pequeño es hermoso), tan caro a estos nacionalismos. También se declaran más
justos, más democráticos, más eficientes, menos corruptos. Lejos de desaparecer
con la globalización, los nacionalismos que, como el escocés, combinan
pragmatismo y flexibilidad han encontrado una ventana de oportunidad en las
crisis de los Estados y de las grandes formaciones políticas incapaces de
embridar a los mercados y de asegurar el bienestar general. “El SNP se siente
cómodo con el hecho de que el estatus de naciones que buscan ser Estado no
necesita ahora ser rígidamente definido. Aunque su objetivo sigue siendo la
plena independencia, están cómodos en la emergencia gradual de un estado
escocés”, según Gerry Hassan.
Cuatro de las cinco
economías más competitivas: Suiza, Singapur, Hong-Kong y Suecia (es más grande
que España sin Cataluña), son países pequeños y según la OCDE, también son
pequeños siete de los diez países con mayor igualdad salarial, sencillamente es
su opinión.
Para nada es cierto que las unidades políticas
pequeñas sean más democráticas, menos corruptas y más eficientes. El Gobierno
pequeño está mucho más sujeto a las presiones de grupos locales que obtienen
ventajas, no por eficientes, sino por locales. Y en el nacimiento de las
naciones siempre hay intereses económicos favorables a la partición del Estado.
Los gobiernos pequeños compiten en la pelea por atraer capital con impuestos
bajos y regulaciones laxas. Small es el paraíso de los mediocres y el
infierno de los desfavorecidos. No, lo pequeño no es necesariamente hermoso,
casi siempre es mezquino.
Escoceses y catalanes independentistas coinciden en
que Escocia será el 6º país más rico del mundo. Pero, no necesariamente, el
petróleo de mar de norte tiene que ser escocés. Ese, solo ese es el elemento
tractor psicológico que anima la aventura independentista. Para mí que la
demagogia no solo es exclusiva de España.
Nacionalistas
catalanes y vascos, quebequeses y flamencos, sardos, corsos, bretones…, acuden
a Escocia en busca de la exitosa fórmula del SNP . El nacionalismo se deja
querer, pero gestiona este trasiego con discreción porque no quiere aparecer
ante la UE como vanguardia desestabilizadora de las naciones sin Estado. La
última admonición ha corrido a cargo del ministro
sueco de Exteriores y antiguo enviado especial de la ONU en los Balcanes, Carl
Bildt: “La independencia escocesa significaría un proceso de balcanización. Un
sí escocés a la independencia activaría una grave crisis en Europa”. De ahí,
que el Gobierno de Edimburgo trate de evitar la asociación mimética con
Cataluña o Euskadi y rehúya la estampa típica de “hermanos unidos en el mismo
combate”. “En Inglaterra contemplan nuestro proceso con relativa indiferencia,
sin la beligerancia que se observa en España. Claro que Inglaterra puede
sobrevivir a la separación de Escocia, mientras que España sin Cataluña y
Euskadi…”. El director del Centro Escocés sobre el Cambio Constitucional,
Michael Keating, al frente de un grupo de investigadores independientes, deja
la frase suspendida en el aire. Ve el
proceso catalán en un callejón
sin salida, piensa que ETA ha taponado la solución en Euskadi y que el anterior lehendakari Juan José
Ibarretxe —estuvo en el tribunal
que calificó la tesis doctoral sobre la autodeterminación del expresidente
vasco—, cometió una serie de errores. “El frente nacionalista fue el primero;
debería haber contado con los socialistas”
¿Qué afinidad, analogía, cercanía, conexión, consonancia,
correlación, equivalencia, igualdad, parecido, proximidad, relación, semejanza,
vinculación hay entre estos soberanismos? “La escasa inmigración
que tuvo Escocia no fue inglesa, sino irlandesa y católica. Aquí, no hay una
clase media acostumbrada a ver a la gente pobre, cutre y fea como ‘británicos’.
No existen términos parecidos a charnego, maketo o machurriano porque los
ingleses que veían los escoceses eran médicos, profesores, profesionales…
Tienen complejo de inferioridad frente a Inglaterra, en contraste con el
catalán y el vasco que se sienten superiores a lo ‘español”, sostiene el
profesor Rodríguez Mora. La del complejo es una impresión que suscriben aunque
con matices otros catalanes vinculados a Escocia. “Los ingleses siempre les han
mirado por encima del hombro, pero no se sientan inferiores. Son orgullosos,
abiertos y cálidos, menos estirados y con sentido del humor. Nuestra figura
nacional es Robert Burness, un poeta pícaro y juerguista”. Una de estas
personas, que prefiere mantenerse en el anonimato participa en la elaboración
de la Constitución de la Escocia independiente.
“Hay similitudes con Cataluña pero de tipo
sentimental”, indica Jane Darroch, 49 años, diseñadora de libros, nacida en Glasgow y residente en Barcelona. “Lo nuestro es la identidad
y un modelo social más justo. No me gusta el nacionalismo porque sé que cuando
vas con una bandera diciendo que eres esto estás también diciéndole al otro: tú
no eres como yo. He vivido en Inglaterra y me molesta la animadversión contra
los ingleses, pero reconozco que cuando oigo un acento galés o irlandés por
aquí me paro a hablar y si el acento es inglés, no”. “Ahora hay familias en
guerra. En la mía, las cosas están fifty-fifty.
No veo claro el proyecto independentista. Lo que más me fastidiaría es que nos fuéramos
y nos quedáramos con la reina. Puede surgir un conflicto social”.
El
periodista Stephen Burgen, residente en Barcelona, observa con perplejidad “la
mala leche” de las relaciones de Cataluña con España. Asegura que a Alex
Salmond jamás se le ocurriría hablar así de los ingleses y de Londres: “Hay un
ambiente muy feo; hablan de los españoles como del otro, de gente de fuera.
Deben de tener dudas sobre su identidad porque se pasan el día proclamando que
no son españoles. Además, los nacionalistas no cuentan nada de su modelo y
tampoco son críticos con sus dirigentes corruptos. Dicen que si no comparten
sus impuestos con el resto de españoles serán el séptimo país más rico de
Europa. ¡Menudo argumento!”. Hay opiniones que, sencillamente, confunden al
pueblo.
Comentarios
NICEEEE
Qué lindo que escribes +Juan Pardo ! saludos cordiales ya me daré una vuelta por tu blog, estoy algo complicada con el tiempo, pero los buenos temas siempre están para ser atendidos.
Catherine
Un cordial saludo.