Prostitución, drogas, tabaco o loterías, nunca puede ser un ingreso recurrente para un país civilizado.
Este y anteriores gobiernos democráticos
nunca han tenido el suficiente ingenuo recaudatorio
limpio como para obtener suculentas cantidades de dinero y, además, de forma
voluntaria.
La Lotería. El sistema data de Carlos III,
al parecer se importó de Nápoles y pronto devino en un apreciable sistema de
allegar fondos al Fisco. Qué mejor modo de recaudar que prometer hacer rico a
quien la Diosa Fortuna designase bajo el cebo de la codicia, cualidad
únicamente humana. No haremos historia de la Lotería, bastante se ha escrito ya
y no me parece un tema ameno. Cualquier puede encontrar información fácilmente
y baste decir que el invento comenzó en 1771 reinando Carlos III y desde
entonces no ha desaparecido, ni siquiera en la Guerra Civil, en la que hubo una
Lotería en cada bando. La Instrucción de la Lotería Nacional de España de 25 de
diciembre de 1811, ya decía que “Las Cortes Generales y
Extraordinarias de la Nación, enteradas del proyecto de Lotería que debe
denominarse Nacional y que ha de ser igual a la que hace muchos años se halla
establecida en Nueva España; se sirvieron autorizar al Consejo de Regencia de
España e Indias para que lo llevase a efecto. En consecuencia, S. A.,
considerando que este puede ser un medio de
aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de los contribuyentes, y
atendiendo a que los fondos que se versen en este juego, sean manejados con
fidelidad, sin agravio ni perjuicio del público interesado; para que estos
fines se consigan, ha tenido por conveniente autorizar con su suprema
aprobación a los señores D. Antonio Romanillos, Ministro decano del Consejo
Supremo de Hacienda, y D. Ciriaco González Carvajal, del Consejo y Cámara de
Indias, para jueces conservadores del establecimiento”.
Lo que me pregunto es si la Lotería es un
método recaudatorio moral o inmoral. Sabido es que lo legal no necesariamente
coincide siempre con lo moral. Así, entre los primeros cristianos prestar
dinero con interés se consideraba inmoral y se calificaba de usura y sin
embargo el sistema bancario desde sus inicios se basa en los llamados
rendimientos del capital. Alguien con posibles acumula dinero que luego presta a
terceros a cambio de que se lo devuelvan con los intereses que se hayan
pactado. Es el fundamento del sistema capitalista. Por lo tanto, lo que se
consideró inmoral en un principio, no sólo era legal sino que además era el
pilar del progreso económico.
Y ¿qué ocurre con la Lotería?
Conceptualmente la cuestión es sencilla, se venden participaciones que son
simples probabilidades de enriquecerse. El jugador paga por
participar en un sistema que podría –remotamente- hacerle rico para escapar de
la maldición divina del Génesis “…
y ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Obviamente, ya se sabe el
dicho, “siempre gana la banca”, es decir el que organiza el tinglado es el que
verdaderamente tiene el negocio. Lo perverso es que sea el propio Estado el que
instaure un sistema basado en explotar el humano instinto de la codicia,
o lo que es lo mismo, como en tantas otras cuestiones, el fin justifica los
medios. Qué listo y qué realista era Maquiavelo cuando formuló el aserto. La
justificación en la Razón de Estado que enunciaron insignes filósofos del
derecho.
Si uno acude a la página web oficial de
las Loterías del Estado (http://www.loteriasyapuestas.es/es ) se puede comprobar que sólo en el sistema oficial hay
nada más y nada menos que NUEVE juegos: Lotería Nacional, La Primitiva,
Euromillones, El Gordo de la Primitiva, Bonoloto, Quinigol, Lototurf, Quíntuple
Plus y La Quiniela. Debo reconocer que salvo que la Lotería, la Quiniela
y la Primitiva, desconozco cómo se juega al resto. Así pues, el Estado,
lejos de promover un sistema de valores basado en el esfuerzo y en el
justo reparto de beneficios y cargas, sigue apostando –nunca mejor dicho- por
rascar el bolsillo al pobre desgraciado, porque son las clases bajas y medias
quienes para salir de pobres
arriesgan su limitado dinero en un juego kamikaze. Si tuviésemos en cuenta que
la posibilidad de ganar el primer premio de la Primitiva es de 1 entre
13.983.816, en el Euromillón de una entre 76.275.360 o en la Quiniela de una
entre 4.782.969, es probable que muchos guardasen su euro para cosas más útiles
como comprar el pan o la leche. Obviamente los ricos no necesitan jugar, salvo
aquellos que curiosamente ganaban el premio gordo de la Lotería incluso sin
jugar, alguno de ellos (un presidente de Diputación) hasta cinco veces
seguidas.
Por si era poco el afán recaudatorio,
ahora los premios también pasan por la caja de la declaración de rentas. Es
decir, resumidamente, el Estado, directamente, se queda con el 45 % de lo
recaudado (destina el 55 % a premios), con los premios no repartidos y ahora
con retenciones e impuestos sobre los premios: el 20 % directo. Hacienda
siempre gana.
Así que es el propio Estado el que explota
la miseria humana sin tener en cuenta valor alguno. Como los ingresos que se
obtienen de la venta del tabaco a costa de la salud del adicto. Los cigarrillos
pagan un 57 % del precio y además 8,20 € por cada mil unidades, en total llega
al 80 %. Primero crea adictos a quienes esquilmar, eso sí, lavando la
conciencia con campañas sobre lo malísimo que es fumar y para más inri creando sentimientos de culpa al
fumador de lo que cuestan sus enfermedades, derivadas de un infame vicio al
sistema público de salud. Pero echemos unas pequeñas cuentas. Si un paquete
pongamos que cuesta 4,5 €, y uno fuma un paquete diario, desde los 18 hasta los
58 años en que puede que tras muchos sufrimientos lo deje si es que lo
hace, y suponiendo que sea un 80 % de impuestos lo que ha pagado al fisco en
sus 40 años de fumador la cuenta es de 3,6 x 30 x 12 x 40 = 51.840 €. Si
son 50 años, 64.800 €. Sin más comentarios. Me imagino en los Consejos de
Ministros discutiendo al Ministro de Hacienda y al de Sanidad, llegando a
acuerdos que permitan que la gente no se muera mucho y recaudar al mismo tiempo
el máximo.
Así pues y como vemos el sistema de
provisión de fondos al Fisco no parece que promueva valores sociales de
convivencia ni de salud. Si fuéramos un poco más conscientes adoptaríamos otra
actitud. Claro que entonces sería quizás porque también seríamos ricos y
no necesitaríamos soñar con una futura vida más fácil jugando a la Lotería
o porque no hubiésemos sucumbido a la tentación de una nefasta adicción
de la que es muy difícil desengancharse. O porque viviríamos en un Estado que
promoviese valores morales sanos.
Cuando hay dinero ,es muy cómodo mirar para otro lado .
ResponderEliminarMagnifico, Juan Pardo.
ResponderEliminarEs una verdadera pena, pero..............
ResponderEliminarPor desgracia, es parte de la vida.
ResponderEliminarHay que buscar soluciones y rápido.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con Maru.
ResponderEliminarJuan, tus escritos son poesía. Muchas gracias.
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