De José E. Pardo
Ahora que la
economía parece que comienza a moverse, quizás sea oportuna una reflexión sobre
el fundamental valor social de las empresas, llamadas a ser las locomotoras de
la creación de empleo y riqueza. La idea de la necesidad de que nazcan nuevas
empresas y jóvenes vocaciones empresariales se afianza en nuestra sociedad. La
cultura emprendedora avanza paso a paso, a pesar de la atávica precaución con
la que la sociedad española – especialmente en algunas de sus regiones – ha
mantenido frente a la empresa y el dinero. Desde aquella idea extendida de que
la empresa siempre era la mala y el empresario un sospechoso, se evoluciona
hasta comenzar a comprender su imprescindible valor como dinamizador y elemento
necesario y positivo para la sociedad. A pesar de estos innegables avances, una
parte significativa de nuestra población sigue desconfiando de la iniciativa
privada y de los valores empresariales aunque esa cautela se expresa con mayor
moderación y reserva que antes. Así, parece que ya han absuelto de su pecado
original a las PYMEs para mantener tan sólo a la gran empresa en cuarentena
moral.
Es bastante curioso
comprobar algunas características de nuestra sociedad con respecto a la empresa
y al dinero. Por una parte, la práctica totalidad de nuestros políticos son
funcionarios o empleados públicos o de los aparatos de los partidos políticos.
Prácticamente ninguno tiene experiencia empresarial y no conoce de la angustia
que siente el empresario que no llega a pagar la seguridad social, las nóminas
o atender e vencimiento de sus letras. En estas materias gobiernan de oído, con
sus respectivas orientaciones ideológicas pero sin conocimiento profundo de
causa. Si a esto se une que el dinero ha sido siempre un tema tabú y en general
sospechoso para nuestra cultura católica nos encontramos que también la
administración mantiene bajo sospecha a la actividad empresarial, sobre la que
recae presunción de culpabilidad. Y si no, recordemos la cita evangélica que
dice que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico
llegue al reino de los cielos. Así, nuestra relación con el concepto dinero no
es sana: desde pequeños nos decían en casa que de dinero no se hablaba, que era
de mala educación, por lo que el dinero no deja de parecernos algo pseudopecaminoso,
un obscuro objeto del deseo del que abjuramos en público para desearlo en
solitario silencio, en un ejercicio estéril y onanista. Por el otro lado está
el tópico anglosajón protestante, en el que el dinero es símbolo de éxito, de
recompensa al mérito y al esfuerzo y expresión de cierta predilección divina.
Así, a aquellos que aceptan a la empresa a regañadientes, parece gustarle que
ganen tan sólo de poco a ningún dinero cuando habría que aceptar – y aplaudir –
con toda naturalidad el que las empresas dentro de la legalidad obtengan el
mayor beneficio posible. Eso será bueno para los empresarios y para la sociedad
que los alberga. Una sociedad se enriquece con la bonanza de sus empresas y se
empobrece con su declive. Es bueno para todos que nuestras empresas obtengan
beneficios en el desarrollo de su lícita actividad. Asumen riesgos, aportan
creatividad, dinamismo y valor a la sociedad, crean empleos y pagan impuestos.
El problema no son las empresas, sino la ausencia de ellas. Lo malo no son las
empresas muy rentables, sino las extremas dificultades que atraviesan muchas de
ellas. Las empresas no tan sólo crean riqueza y empleo, sino que también ayudan
a construir una sociedad mejor.
¿Nacen pocas o
muchas empresas en España? Sorprendentemente para muchos, nuestro índice de
natalidad de nuevas empresas es similar el europeo, situándonos en la franja
alta en cuanto a autónomos se refiere. Además, el porcentaje del empleo y de la
riqueza española creado por la pequeña empresa es muy elevado, si lo comparamos
con los países de nuestro entorno. Realmente, nuestro mayor desfase radica en
el tamaño medio de las empresas, sensiblemente inferior es nuestros país.
Quiere esto decir que tenemos mayor porcentaje de PYMEs que la media europea.
Aunque sería bueno que nacieran aún más empresas, es más importante aún que un
mayor porcentaje de estas nuevas compañías crezcan y logran convertirse en
grandes empresas hasta asemejarnos a la media del mundo occidental al que
pertenecemos. La PYME es buena, la gran empresa también. Que nazcan muchas
empresas y que un porcentaje significativo de ellas logren crecer y extenderse
sería un objetivo a todas luces deseable.
Estamos siendo
testigos de una transformación esencial de nuestra estructura económica. Por
vez primera desde los años sesenta nuestro crecimiento económico comienza a
basarse en las exportaciones de bienes y servicios diversos, superando el
clásico motor de la construcción. Es una dinámica sin precedentes históricos y
asombro de media Europa. Cientos de miles de empresas españolas, pequeñas,
medianas y grandes, viajan por esos mundos de dios vendiendo sus producciones.
Debemos reconocer que ese gran salto no se hubiera podido dar si no hubiera
sido por el trampolín que han prestado nuestras multinacionales – bancos, constructoras,
ingenierías, telecos, seguros – que han generado un importante efecto arrastre
que suma y sigue. A la fiesta de la internacionalización están invitadas todas
nuestras empresas que por objeto y ambición deseen ampliar sus mercados. España
está cambiando y es la empresa el impulsor más dinámico de esta imprevista y
positiva evolución. Siempre hay que dar un voto de confianza y con este ya son
miles a los informes que presenta del Gobierno de Mariano Rajoy. Para mí, al final
van a tener, como siempre, razón los
liberales.
Si te refieres al lio de los sabios y lo del iva...vamos de culo.nos bajaran un minimo de irpf a alguien y subiran iva..impuestos y una barbaridad mas.un engaño encubierto.puta m.
ResponderEliminarSi te refieres al lio de los sabios y lo del iva...vamos de culo.nos bajaran un minimo de irpf a alguien y subiran iva..impuestos y una barbaridad mas.un engaño encubierto.puta m.
ResponderEliminarEste es un pais d quijotes d picaros y d mierdas secas
ResponderEliminarSeguro que como siempre darán datos alentadores y como siempre serán mentira. Yo, también soy Liberal.
ResponderEliminarJuan el PPSOE y las mentiras no acabarán nunca. ¿Es tu hijo?
ResponderEliminarQue razón tienes Juan yo les hice una prueba a los de VOX jajaaja suspendieron para mi..y mas gente que lo sabía.Que razón tienes Juan yo les hice una prueba a los de VOX jajaaja suspendieron para mi..y mas gente que lo sabía. Yo, liberal.
ResponderEliminar..porque los que tenían que hacer las cosas bien se dedicaron a cosentir y explotar al ciudadano y mientras los projimos indecentes los unos y los otros ,los de arriba y abajo.YA DESGUAZARON ESPAÑA...AHORA QUÈ ...??? DONDE ESTAN LOS DECENTES ,HONRADOS ,INTEGROS,ETC. EMPEZANDO POR LOS "JUECES" DE UN BANDO U OTRO......
ResponderEliminarEs que en realidad claro que la culpa la tenemos nosotros ¿pero a quien votamos si luego todos nos salen ranas yo si que leo el programa elctoral y cambie el voto varias veces pero hasta ahora no hay manera de encontrar alguien que no se corrumpa y que chupen de la politica porque al poco de llegar a la casa grande suben como la polvora y van dejandonos en la mas absoluta miseria
ResponderEliminarAmí siempre me dijeron que una virtud primorcial es el ahorro. Y que el dinero es primorcial en todos los órdenes de la vida. Otra cosa es que si una persona se hace rico en muy poco tiempo y no se le conocen facultades extraordinarias en nada, es sospechoso. Si es un Nadal, no hay sospecha de que ha ganado horradamente sus dineros. Pero si es el tesorero del PP o solo tiene una tienda donde no entra nadie, "lagarto, lagarto".Y todo este pensmiento es consecuencia de mi educación en los valores cristianos y católicos.
ResponderEliminarLindooo
ResponderEliminargood evening José E!!
ResponderEliminarDejaron de subir anuncios porno a la Verdad hace mucho tiempo; dentro de poco te llaman por teléfono -Rocks-
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