La realidad adscrita a la historia dice
que los españoles nunca hemos acertado a la hora de plasmar la democracia en
forma de voto pasivo. Pero nunca pensé que existía tanto desinterés y ganas de fastidiar al prójimo que,
en definitiva, eres tu mismo, el votante. No lo concibo, pero acepto que deis a Rosa Díez la más alta valoración
política: al fin y al cabo es una batalladora; bastante estéril, sin
preparación académica, sin experiencia, jugadora al bando que toque y demagoga
donde las haya. En definitiva una socialista arrepentida y con ganas de poder.
Una vividora del pueblo que se sirve del mismo. Todo lo más que ha llegado aser
profesionalmente es telefonista de la Dip. De Guipúzcoa; pero la virtud de
peleona y clara, nadie se la puede negar.. Vale también que admiréis a Cayo
Lara: por lo menos planta cara al capitalismo que nos está dejando tirados.
Pero situar como tercer gran político de España, o por lo menos como el tercero
más popular, a Alfred Bosch, un poco relevante diputado de Esquerra
Republicana, eso ya parece tomarse de cachondeo a los encuestadores del CIS. Si
se mide su talla intelectual, no dudo que sea alta, pero no demostrada en su
escaño. Si se mide su aceptación popular, no creo que sea tan conocido como
para merecer el aprecio de tantos ciudadanos. Si, no salgo del asombro.
Lo que inquieta, incluso alarma, de este
barómetro del CIS es la evolución de algunos datos. Señalo dos que no suelen
ser destacados en los análisis de estos estudios. El primero es el voto oculto
del Partido Popular. Curiosamente es el que le permite al PP soñar con la
recuperación de sus expectativas de mantener una mayoría suficiente, aunque no
sea absoluta. Pero es un voto vergonzante.
No hay la menor duda. El segundo es la clamorosa
falta de confianza popular en Rajoy y Rubalcaba. Ambos están en mínimos. No
llega al 11 % el número de ciudadanos que confiesan tener bastante o mucha
confianza en el presidente, pero no llegan al 8 % los que dicen confiar mucho o
bastante en Rubalcaba. Y, como ya empieza a ser costumbre, ni uno solo de los
ministros alcanza el aprobado de la opinión pública. Un país dirigido en esas
condiciones de desconfianza se convierte en un país políticamente pasota,
socialmente resignado y lo que ya sabíamos: abúlico por falta de liderazgo y
dirección. España está despistada y niega la realidad.
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Comentarios
por otra parte, me río yo de muchos "estudiaos", los títulos académicos están muy bien, pero si el disco duro no tiene capacidad suficiente para "procesar" lo aparendido, no hay nada que hacer. Más bien al contrario, porque yo siempre digo que un tonto sin estudios, es un tonto a secas, mientras que un tonto estudiado, es un peligro público, y buena muestra de ello fue el anterior presidente de gobierno. Hay libros para leer y aprender, y la cultura y el conocimiento de una persona, se forja día a día, no es hacer una carrerita, y quedarse ahí.