INJEDUSA para Blog de Juan Pardo
La
amenaza directa de la intervención militar de los EE.UU. y sus aliados en los
asuntos internos de Siria está prevenida, pero esto no significa que la presión
general de las fuerzas externas no sea debilitada por el gobierno de Bashar Al
Assad. Por otro lado continúan las sanciones improcedentes de los países
extranjeros hacia Damasco en las esferas financieras y económicas. Arabia
Saudita, Qatar y Turquía no abandonan su apoyo armado a la oposición siria y a
los llamados “voluntarios-islamistas”.
Durante los
últimos días nuevos grupos del Ejército Libre Sirio, financiados por Arabia
Saudita, con la ayuda de los instructores norteamericanos se arman y están
entrenados en los campamentos militares en Jordania. Pues, teniendo intereses
comunes en Siria; cada uno de los mencionados tiene su propio provecho y elige
su estrategia y táctica.
La
administración de Arabia Saudita no oculta su odio y enemistad contra el
presidente sirio Bashar Al Assad. Al parecer, en una oportunidad se atrevió a
responder irreverentemente respecto a la familia real de Er Riad, al tiempo se
acercó político e ideológicamente con el competidor y probable enemigo de
Arabia Saudita en la región – con un régimen chií fundamentalista de Irán.
Por otra
parte, Siria ante los ojos de los saudíes se convirtió en un punto de parada y
corredor de tránsito de Teherán para exportar su ideología y las armas en el
Líbano, Arabia Saudita, Yemen, Bahrein y otros países árabes. Er Riad tiene
recelo de formación de llamado “arco chií” o “media luna chiíta” en la región
de Oriente Medio y notablemente lo obstaculiza.
De acuerdo con
la administración de la Arabia Saudita, el derrocamiento del régimen de Bashar
Al Assad traerá al poder en Siria a unos representantes de la mayoría
árabe-suní leales a Er Riad y limitará de manera significativa la posibilidad
de infiltración de Irán en la región. El reino saudita desde inicio estaba
apoyando al Ejército Libre Sirio, que unió los tránsfugas y desertores de las
fuerzas gubernamentales sirias. El Consejo Nacional de Siria se convirtió en la
base para la creación de la Coalición de las fuerzas revolucionarias y
oposicionistas sirias. Sin embargo, durante la confrontación armada con Damasco
esta parte de la oposición armada notablemente perdió el control sobre una
parte de las zonas sirias sediendo lugar a los grupos islamistas radicales.
Los círculos
gobernantes del Estado de Qatar también están preocupados por la formación de
la unión sirio-iraní, y no ocultan su objetivo de derrocar al régimen de Bashar
Al Assad por cualquier medio. Se conoce que Er Riad desde hace tiempo tenía
planes de cambiar el gobierno en Damasco, pues Doha lo demuestra sólo en los
últimos años. Los acontecimientos de la “primavera árabe” sirvieron de un
impulso específico cuando los países árabes han sufrido una ola de movimientos
espontáneos, motines de masas, cambios de los gobernantes y regímenes. La gran
importancia para Qatar y otras monarquías del Golfo Pérsico se debía al
derrocamiento de Hosni Mubarak en Egipto, y como consecuencia, el
debilitamiento de este país como bien reconocido lider del mundo árabe.
Qatar,
teniendo su situación financiera muy firme, trató de llenar el vacío formado de
la influencia en la “Umma árabe” y comenzó a pretender ser el nuevo
patrocinador del grupo palestino Hamas en Gaza; aunado a esto se ha
incrementado drásticamente la ayuda y el apoyo a los grupos
árabes-sunitas radicales en Egipto, Irak y Siria. Por su parte Doha está
financiando no sólo a los “Hermanos Musulmanes” de Siria sino también
ampliamente conocidas organizaciones terroristas como “Al Qaeda”, “Dzhagbu
Nusra” y otros grupos islamistas radicales.
Siguiendo en
este contexto con una similitud de los objetivos en el conflicto sirio, Er Riad
y Doha están apoyando la oposición interna y externa Siria, lo que más responde
a los intereses de EE.UU. y Occidente, y Qatar – las organizaciones islamistas
radicales así como “Hermanos Musulmanes” y citados grupos terroristas. A esto
se suma también los caminos del tránsito de carga militar y de los combatientes
opositores sirios de Er Riad y de Doha que son diferentes. Arabia Saudita
prefiere utilizar para estos fines el territorio de Jordania y Qatar – de
Turquía.
La creciente
ruptura en las filas de la oposición armada siria y los choques armados entre
las tropas del Ejército Libre Sirio y los islamistas extranjeros han llevado
una tensión en las relaciones entre sus principales patrocinadores. El príncipe
saudí Bandar bin Sultan y el ministro de Relaciones Exteriores de Qatar, Khaled
Atia intercambiaron últimamente las declaraciones recíprocas en tono brusco. Lo
que lleva al gobierno de Erdogan ofrecer su territorio para el tránsito de
mercancías militares y de los militantes para los grupos terroristas que actuan
en Siria. Al igual que Qatar, las autoridades turcas tienen como objetivo
inmediato “derrocar” el régimen de Bashar Al Assad a toda costa, y luego llevar
al poder en Damasco a los islamistas moderados.
En Ankara,
Doha, Er Riad y otras capitales de los patrocinadores de combatientes
islamistas radicales, reclutados en todo el mundo, hasta hoy no piensan hacia
dónde se dispersará todo este mal de “guerreros islámicos” o, como se les
llaman “yihadistas”; de hecho hoy en sus filas no son sólo los inmigrantes de
países árabes y musulmanes, sino también de los EE.UU., Reino Unido, Alemania y
otros países de la UE, Turquía y la CEI.
La práctica
demuestra que decenas de miles de militantes islamistas que han recibido la
experiencia de matar con impunidad y del terror en un país, como regla general,
no se quedan en su actividad criminal. Como se suele decir: “la guerra santa
contra los infieles debe ser global y universal”. Washington y sus aliados
occidentales, han estado proclamando en su discurso palabras de lucha contra
las fuerzas del terrorismo internacional, de hecho, hacen la vista gorda a la
acción internacional provocativa de Er Riad, Doha y Ankara en el apoyo a los
terroristas en Siria. Es de esperar que la interferencia de fuerzas externas en
el conflicto interno sirio persista o aumente.
La oposición
siria y sus patrocinadores se ven obligados a aceptar la cancelación de los
ataques con misiles estadounidenses previstas en los objetivos de las fuerzas
gubernamentales, lo que, en su opinión, podría acelerar significativamente la
caída del gobierno de Al Assad. Hay que recordar que las monarquías del Golfo
Pérsico creen que sus ilimitadas oportunidades financieras tendrán un papel
decisivo en este conflicto, y con el tiempo alcanzarían sus objetivos.
En estas
condiciones, esperar pronto la organización de las negociaciones “Ginebra
2” no tiene por qué. La oposición siria siendo precionada por sus
patrocinadores asume con firmeza una posición a dimitir a Bashar Al
Assad.
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