Cuando Unidos Podemos pudieron y su singular ecosistema les vendió a Pedro Sánchez que sin poder, ahí está.
Solo con haber seguido aplicando la Ley D'Ont les hubiese
bastado para representar a la izquierda
haber hundido al PSOE. Resultados: PSOE, 84; Podemos, 71;
otros....Reparto: PSOE, 9 ministerios; Podemos, 8 y ERC, uno. Hoy, Podemos no
llegará ni a los 15 diputados y drenando. Es la viva realidad que va a pasar
con VOX y el PP. VOX y Podemos están en política gracias al dinero del PSOE.
Algo de lo que ahora los llevará a la irrelevancia se
cheiraba ya hace cuatro años cuando el ecosistema Podemos se convirtió en un
fenómeno político sin referentes inmediatos en España. Había ya una cierta
predisposición a la displicencia, una irritante simplificación de los mensajes
y ese ademán burgués, imposible de disimular, que transparentaba los orígenes
de muchos mandos de las confluencias. Aquellas puestas en escena con
referencias mesiánicas en las que Pablo Iglesias hablaba en rap y nos conminaba
a asaltar los cielos anticipaban esta lamentable pelea de gallos en que se ha
convertido un entorno político que ya no sabemos ni cómo se llama y del que hoy
se avergüenzan algunos de quienes lo impulsaron. De este galimatías en el que
los cuchillos vuelan bajo por los mismos motivos de siempre está saliendo lo
peor de un grupo heterogéneo de ciudadanos en el que muchísimas personas
confiaron porque creían que podían ventilar la cochiquera política y económica
de la Gran Recesión y hacer las cosas de otra forma.
En contra de lo que se les reprocha, la decepción no reside
en su gestión sino en algo con mucho más de sustancia: el proyecto se desangra
por la ambición innegociable de muchos para retener el poder y por su
incapacidad para amortiguar las diferencias en favor del bien de todos. Son
palabras mayores que ellos usaron cuando irrumpieron en escena y que han
manoseado hasta dejarlas sin sentido. El partido de la gente resultó ser el
partido de su gente. Nadie ha desperdiciado tan pronto y con tan poco estilo un
patrimonio político de semejante envergadura. Para esto, ya teníamos a los de
siempre.
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