Si crees ser lo que tus amigos y enemigos dicen que eres, es más que evidente que no te conoces ni a ti mismo.
Laura Esquimel, para blog de Juan Pardo.-Las palabras no reflejan lo que verdaderamente somos, ni lo que podemos llegar a ser. Cuando nos definimos, limitamos una parte de nuestra personalidad. A continuación veremos en qué se diferencian los conceptos “ser” de “estar” y por qué es tan importante saber cuándo usar adecuadamente cada palabra.
Desde que somos niños vamos
atribuyéndonos las características que los demás ven en nosotros. Las
expectativas, prejuicios y proyecciones de nuestros padres primero. Más tarde,
nos identificamos con los comportamientos que nos hacen encajar en una cultura determinada
en general y también en un grupo social en particular.
Hasta que llega un momento
en que no sabemos distinguir la persona que realiza los comportamientos de los
comportamientos en sí. Ya «somos valientes» en lugar de «comportarnos con
valentía», «somos extrovertidos» en lugar de «comportarnos de forma
extrovertida», todo esto acaba sellando un pacto implícito con uno mismo en el
que todo comportamiento que se aleje de lo que «creo que soy» es incorrecto o
inadecuado. Sin embargo la vida, en sus continuos vaivenes, va requiriendo de
nosotros toda clase de reacciones para poder actuar de una forma equilibrada y
adaptativa.
Por ello, en ocasiones
necesitaremos actuar, siguiendo con el ejemplo, de una forma cobarde o
introvertida. Imaginemos que viene un tigre hacia nosotros, más valdría correr
cobardemente que mostrar valentía, o quizás algún día necesitamos estar con
nosotros mismos y no nos sentimos con ganas de socializar, ahí necesitaremos
mostrar una conducta introvertida. En ambos casos, puede suponer sufrimiento
para aquellas personas identificadas con esta forma de estar ya que sienten que
traiciona su identidad.
Otro ejemplo que ilustra la
importancia de esta diferenciación es cuando una persona siente que «es débil»
o «poco inteligente». Esta etiqueta se desarrolló a raíz de una serie de
experiencias vividas en su desarrollo y, al ser parte de su estructura
psíquica, tratará de confirmarla inconscientemente a lo largo de la vida.
Desprenderse de esta identificaciónserá el primer paso para desarrollar otra
identidad más completa
Como dice Anthony de Melo:
“Si crees ser lo que tus amigos y enemigos dicen que eres, evidentemente no te
conoces a ti mismo”.
Como ya sabemos, el ego es
todo aquello que creemos que “somos”, aquellos estados que expresa el ser con
los que nos identificamos. Cuanto mayor sea la identificación del ego con
aquello que cree “ser”, mayor será el posicionamiento y, por lo tanto, más
alargada y poderosa será la sombra que surgirá complementariamente. Por ello,
cada vez que confundimos nuestro ser con nuestro estado, estamos dándole
espacio y fuerza a nuestra sombra. La etiqueta limita, es una forma de reducir
el «ser» a su «estado».
Si vamos un poco más allá y
hacemos una revisión de la etimología de la palabra. En la lengua inglesa, por
ejemplo, el verbo «to be» hace referencia tanto a ser como a estar. Sin embargo
en castellano, entre otros lenguajes, se hace una diferenciación entre la
esencia (el ser) y el estado (cómo se está manifestando ese ser). Este
matización es de enorme importancia ya que, cada vez que nos identificamos con
el estado que expresamos, estamos limitando todo nuestro ser y reduciéndolo a
una creencia de identidad.
Del mismo modo, la palabra
inglesa “Wellbeing” podría traducirse como “Bienestar” o “Bienser”; en este
caso en Bioneuroemoción contemplamos el “Bienser” como objetivo en lugar del
“Bienestar”.
Entendemos que desde un
estado de centramiento y coherencia (Bienser) podremos alcanzar muchos momentos
de Bienestar, aunque el camino hacia ese “Bienser” no tiene por qué
experimentarse necesaria y continuamente como un estado continuo de
Bienestar...
Para alcanzar este «bienser»
es necesario vivir sin temer ni juzgar el malestar, ya que uno sería
inconcebible sin el otro. Transitar entre estados sin apegarse a ninguno es lo
que nos hace libres, lo que nos permite crecer, aprender y evolucionar. Quizás
la clave sea entender que soy mucho más de lo que pienso, digo o hago, este
puede ser el primer paso hacia la integración del ser.
“Cuando más tiende una
cosa a ser permanente, más tiende a carecer de vida”. Por su belleza, el florido de la flor, perece cada tres meses. El amor es hermoso pero sensorial, sin estímulos reduce el ser a su estado anterior.
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