Con Ansu Fati sucede lo que
sucedía con Messi desde sus principios que se nos acaban los adjetivos para
calificar sus gestas. La precocidad y la eficacia de Ansu (lleva 11 goles en 17
disparos como jugador del primer equipo) ilusiona a los culés tanto como lo
hizo el mejor futbolista del mundo desde sus inicios.
No hay que caer en el error
de las comparaciones, porque Ansu y Messi son incomparables. Pero resulta
imposible no analizar las estadísticas de uno y otro. Y soñar con lo que ya parece
una realidad: Fati es el heredero del crack argentino. El chaval de 17 años
tiene todavía mucho camino por recorrer. No hay que caer en la precipitación de
darle más responsabilidades de las necesarias. Messi es el líder. El número 1
del mundo. Y quien debe tirar del carro en los momentos difíciles.
Pero la magia espontánea de
Ansu nos permite pensar que ya no todo dependerá, a partir de ahora, de Messi.
Que más allá de un relevo generacional, Fati es, en estos momentos, el mejor
complemento futbolístico a la veteranía del crack argentino. Ayer, ante un
difícil Celta, volvió a demostrarlo. Con un golazo mezcla de velocidad y
ejecución. El tercero que marca en dos partidos como titular indiscutible. Un
regalo para todo el barcelonismo y un arma ofensiva perfecta para Koeman.
Tan perfecta como Messi, que
confirmó en el campo lo que había dicho a SPORT: está más motivado que nunca y
luchará como siempre por ganar. Cuando más complicado estaba el partido, tras
la injusta expulsión de Lenglet, apareció el mejor jugador de todos los tiempos
para sentenciar el encuentro con una maravillosa acción que acabó con gol en
propia puerta del Celta. Este Messi metido al cien por cien en los encuentros
es el que necesita Koeman para que su proyecto pueda ser triunfal. Si a la
ilusión de Ansu Fati le unimos la grandeza de Messi, este Barça empieza a
parecerse a un equipo con garantías. Con Ansu y Messi, todo es posible.
Comentarios
Publicar un comentario