Podemos corre doble riesgo, uno de romperse intentando
llegar al centro y, para empeorar las cosas, de aterrizar tarde en un centro ya
ocupado, demasiado ocupado por otros, o bien de atrincherarse en la izquierda
donde acabarían solicitando la eutanasia. "Es más fácil
engañar a la gente que convencerla de que han sido engañados"
-Hace unos meses- la providencia
de Juan Carlos Monedero de abandonar la dirección del partido que fundara en
compañía de Pablo Iglesias sitúa a Podemos ante su hora más difícil. El duro
aldabonazo que han significado sus declaraciones criticando la corrupción
ideológica y estratégica del proyecto originario de Podemos, sólo levemente
matizadas con posterioridad en una epístola titulada A mi amigo Pablo, podrían
marcar el comienzo del fin del proyecto de esta formación. Las predicciones
sobre lo que le pudiera ocurrir a Podemos a partir de ahora dependen de qué
tesis de las dos siguientes uno considere más plausible.
La primera tesis
sostiene que Podemos sólo es un estallido de ira que se ha alimentado de la
concatenación de una serie de circunstancias extraordinarias pero irrepetibles:
la dureza y profundidad de la crisis económica, la frustración con el
bipartidismo de una mayoría de ciudadanos, la sucesión de escándalos de
corrupción y, por último, la debilidad de las alternativas existentes (UPyD o
Izquierda Unida) para movilizar dicha insatisfacción. Agitada esa mezcla,
ciertamente explosiva, en la coctelera de las elecciones europeas —idóneas por
su configuración en un único distrito y un sistema electoral estrictamente
proporcional— Podemos habría sido catapultado hacia los cielos en los sondeos
llevados a cabo en el otoño de 2014. Pero, continuaría esa tesis, desaparecidas
en parte o en su totalidad esas circunstancias (sea por el repunte de la
economía, el cambio de liderazgo en el PSOE o la aparición de Ciudadanos), el
proyecto habría tocado techo y comenzado a retraerse, quedando condenado a
desempeñar un papel secundario y marginal, cuando no a desaparecer, por la
radicalidad de sus propuestas ideológicas, las divisiones internas y la pérdida
de centralidad en el debate y tablero político.
Hay, sin embargo, una
tesis alternativa que sostiene que la aparición de esta formación no puede
explicarse simplemente como un estallido de ira ciudadana, sino como la
traducción política y electoral de la crisis institucional, económica y social
en la que hemos vivido en los últimos años en gran parte de Europa. Ello
permitiría explicar no sólo la aparición de Podemos, sino la emergencia en toda
Europa, por la izquierda o por la derecha, de fuerzas que se ofrecen como
alternativa a la política y a los consensos tradicionales en torno al modelo
económico, la desigualdad, la integración europea o la inmigración.
Desde esta tesis,
Podemos se apoyaría en la fractura de los acuerdos entre generaciones, clases
sociales y territorios en los que se basó el consenso del 1978, supuestamente
agotado. Esta acumulación de fracturas, visible tanto en la emergencia de una
nueva clase de jóvenes con valores y aspiraciones sustancialmente distintos a
los de la generación de sus padres como en la aparición de nuevas formas de
desigualdad, significaría que en la sociedad sí que habría hueco para una
oferta como Podemos; máxime con una izquierda fragmentada entre un PSOE que,
tras la debacle del zapaterismo, todavía no habría encontrado su identidad ni
posición ideológica; y una Izquierda Unida tercamente empeñada en no conquistar
el territorio disponible a la izquierda del PSOE.
¿Cuál de las dos tesis
nos permite anticipar mejor qué es lo que va a pasar a partir de ahora? En mi
opinión, las dos contienen elementos de análisis útiles. De hecho, mientras que
la primera tesis explicaría la enorme elasticidad del techo electoral de
Podemos en los sondeos, la segunda explicaría la más que probable robustez de
su suelo electoral. Por tanto, mientras que la combinación de factores
coyunturales (especialmente la corrupción y la frustración con el bipartidismo)
habría empujado el techo de Podemos hasta situarlo como primera fuerza gracias
a una muy eficaz estrategia de comunicación, los factores estructurales serían
los que sostendrían su suelo a pesar de las adversidades y prevendrían una
desintegración tan fulgurante como su ascenso. El resultado sería una solidez
que, junto con el éxito de Ciudadanos y la persistencia de los problemas de
PSOE y PP para reconquistar la credibilidad del electorado, especialmente entre
los jóvenes y las clases medias urbanas, nos permitiría anticipar un sistema
formado por cuatro partidos con pesos muy similares en el que Podemos ocuparía,
además de los nuevos espacios de representación, el espacio a la izquierda del
PSOE que IU nunca fue capaz de conquistar.
Que ese nuevo espacio
esté disponible para ser conquistado no quiere decir que Podemos lo tenga
garantizado: al contrario, la tarea que tiene por delante es de una magnitud
considerable. Hasta ahora, Podemos ha llevado adelante una guerra relámpago, un
blitz tremendamente exitoso basado en un liderazgo carismático, un mensaje
transformador y unas herramientas de comunicación sumamente potentes. Pero, por
seguir con las analogías bélicas que tanto gustan a sus líderes, Podemos se
parece hoy mucho al Ejército alemán que, tanto en la I como en la II Guerra
Mundial, logró, mediante tácticas novedosas y ataques por sorpresa, desbordar a
sus enemigos para luego pararse en seco y verse obligado a atrincherarse o a
acampar para sobrevivir a un largo invierno. Como ha puesto de manifiesto la
dimisión de Monedero y las declaraciones de apoyo que le ha brindado su líder
andaluza, Teresa Rodríguez —no por casualidad proveniente de Izquierda
Anticapitalista—, al igual que el Ejército alemán en 1914, la principal
debilidad de Podemos es su flanco izquierdo.
Desde sus orígenes, ha
habido en Podemos una incompatibilidad manifiesta entre la izquierda radical
proveniente de los movimientos sociales y aquellos que, como Pablo Iglesias,
han querido conectar transversalmente con unas clases medias desideologizadas,
pero muy enfadadas con el bipartidismo. La apuesta de Iglesias, Íñigo Errejón,
Carolina Bescansa y el propio Juan Carlos Monedero siempre fue aprovechar la
ventana de oportunidad de la crisis para insertar en el centro político, donde
están la mayoría de los votantes, una propuesta de cambio político de carácter
radical. La deserción de Juan Carlos Monedero, y su apelación a Eduardo
Galeano, un icono de la izquierda que prefiere ser auténtica antes que ganar
elecciones, en contraposición a la serie Juego de Tronos, paradigma de una
ética política de excepción donde el fin (llegar al poder) justifica los medios
empleados, ha debido ser un duro mazazo para Iglesias, siempre hostil al
conformismo electoral de la izquierda y a la autosatisfacción ideológica.
El núcleo de Podemos
tiene ahora que decidir qué hacer. Una opción es continuar con la estrategia
relámpago e intentar seguir su camino hasta ocupar la centralidad del tablero
político. Esta estrategia se enfrenta a dos dificultades. Una primera es que,
como prueba la dimisión de Monedero, el estiramiento ideológico puede romper Podemos
por la izquierda y sumir a sus cuadros en una guerra civil que los electores
sin duda penalizarán. Y una segunda es que mientras Podemos se desgasta en
peleas internas y se agota en el largo camino al centro, ese espacio está
siendo tomado por Ciudadanos, un partido que no tiene ningún camino que
recorrer hasta llegar al centro porque nació directamente allí.
Adoptando esta estrategia,
Podemos correr el doble riesgo de romperse intentando llegar al centro y, para
empeorar las cosas, de llegar tarde a un centro ya ocupado por otros. La
segunda estrategia que Podemos podría adoptar sería atrincherarse en la
izquierda, cavar defensas profundas y prepararse para una guerra de desgaste
cuyo objetivo sería, en el mejor de los casos, anular al PSOE e Izquierda Unida
o, en el peor, simplemente sobrevivir electoralmente. Esta estrategia podría
garantizar la supervivencia de la formación y, especialmente, de sus cuadros,
que lograrían parcelas de poder institucional desde las que seguir haciendo
política con minúscula, es decir, con escasa o nula capacidad transformadora.
Aunque es difícil saber
quién prevalecerá en esta pugna, está claro que la opción personal de Pablo
Iglesias se identifica más con la primera, el relámpago; y que, forzado a
adoptar una estrategia conformista, seguramente sería él quien tuviera la
tentación de marcharse. Si eso finalmente ocurriera, casi seguro que las
palabras de despedida que dedicaría a sus críticos serían: “No han entendido
nada”.
José Ignacio
Torreblanca, profesor de Ciencia Política en la UNED
Siiii. estos desgraciados de podemos han engañado a unos cuantos crédulos..................y si. es francamente difícil convencerles de que han sido engañados, Es como el que está enamorado ( enajenación mental transitoria )
ResponderEliminarPues yo creo que si ,para que estar como un vegetal , yo lo quiero y supongo que mucha gente ,asi ni sufres ni haces sufrir..
ResponderEliminarEste farcio del que colgó este spot, no se lo cree ni el, que cosita crea el pp, sera una enfermedad de esas raras, porque solo cuelga cosas que se cree el, se cree que somos gilipollas, fachas no gracias al final le bloqueo otra vez<,
ResponderEliminarBien, Juan, Bien. Dales caña sin miedo.
ResponderEliminarAlgo muy gordo te hemos hecho para tener que sufrir a este individuo.
ResponderEliminarMe parece que no aguantare mucho en este grupo que da voz a marionetas del fascismo.
A mi no me importa como se mueran ellos,de muerte natural o por gilipollitis
ResponderEliminarbueno si la quiere para el para mañana si por favor?
ResponderEliminarSi nos engañaron con las preferentes con Bankia, con el Santander, con la caixa, estan todos en puestos en empresas de su beneficio empresas eléctricas, banca y gasolineras. no se como este tal Pablo llego a ser presidente de España. estando todo su gobierno imputados.
ResponderEliminarSiiii. estos desgraciados de podemos han engañado a unos cuantos crédulos..................y si. es francamente difícil convencerles de que han sido engañados, Es como el que está enamorado ( enajenación mental transitoria)-.
ResponderEliminarCuriosa foto Lenin y Stalin uno el de la revolucion bolchevique que lucho x el abuso de los zares y el privilegio que tenia mas o menos la monarquia y cambio el pais el otro el de la purga q mato a to q le molestaba o tenia otra idea del comunismo y implanto una dictadura q se yevo muchas decadas y hoy dia mas o menos sigue igual y Pablo Iglesia se cree q x su apellido es iluminado y ese orgullo tan prepotente q tiene y esa manera de hablar a pesar de ser profeso de universidad no lo demuestra pq usa algunos terminos q para mi no son correcto y no esta en la barra de un bar con colega o el banco de un parque compartiendo con colega y lo ultimo q escuche en el parlamento europeo sobre la emigracion siria y despues de yegar tarde suelta el tio alli y llama a too er mundo BASURA vds sr. Sois BASURA hombre como se puede dialogar de esa manera y no se entera q pa sacar al PP del gobierno o se une la izquierda y yega acuerdos puntuales seguirimos igual y gobernando la derecha y la republica se cpnsiguio con la union de la izquierda no con la division y con tanto royo de orgullo sino al tiempo D Pablo Iglesia dejate de peliculas y de querer yevar el timon q hay gente mas preparada q tu en politica sobre to de calle no de libro y de teoria sino de calle miarma
ResponderEliminarSiempre que sea para ellos, y una de las razones para aplicarla sea el ser un malnacido, de acuerdo.
ResponderEliminarNo es para tomárselo a broma
ResponderEliminarA mi no me importa como se mueran ellos,de muerte natural o por gilipollitis
ResponderEliminarSita Fernandez del Rosal, yo con tal de que se vayan a Venezuela, les amnistío. Un saludo, Sita.
ResponderEliminarPues yo, como conozco el percal, sigo con mi viejo PSOE. El de mis padres y abuelos... toda esta gente ya ha demostrado a lo que va y no desperdiciaré mi voto.
ResponderEliminarYo voy con Pablito y Podemos, hoy por hoy no hay otra opción mas decente peleando por ganar unas elecciones, PP y PSOE ya sabemos lo que son, y Ciudadanos es un PP rejuvenecido... Pero bueno... Saldrán los de siempre, esos mismos que se están forrando con dinero publico, a costa nuestra, somos así de borregos en este país.
ResponderEliminarPara todos ellos cuando quieran.
ResponderEliminarNo no no no a la eutanasia
ResponderEliminarPura verdad....
ResponderEliminar"Es más fácil engañar a la gente que convencerla de que han sido engañados"... ¡Si lo sabré yo! Llevo 28 años diciendo y demostrando que el mundo está siendo engañado por la ciencia y la política...pero el mundo hace oídos sordos... Pues nada...
ResponderEliminarHa ja ja y el caso es que no vas mal encaminado
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