Bancos, cajas y gobierno, responsables absolutos y únicos |
Prácticamente ya están
cerrados los resultados de las cifras finales de la economía correspondientes al 2013, con el
retraso habitual derivado de los cientos de intentos unos fallidos, otros
conseguidos para “”manipular”” dichos números contables. No solo no se ha
conseguido nada con las ilegales subidas de impuestos, sino que incluso se ha
recaudado menos. Por lo que es de esperar que, después, de las elecciones
europeas, el Gobierno, nos acribille a subidas directas de impuestos sobre
consumo de productos básicos. En todo
caso, hay una realidad evidente, de la que se había advertido al Gobierno desde
muchos frentes, y que éste ha ignorado sistemáticamente: por mucho que suba la
presión fiscal, no es seguro que aumente la recaudación; es más, algunos
pensamos que sucede justo lo contrario, que baja; como así ha sido y la
historia lo ratifica. Bajar sueldos y subir impuestos conlleva al estancamiento
con enorme pérdida del poder adquisitivo, lo que determinará que una vez cerrado el
ejercicio la variable económica agregada sea indeterminada, cosa que ni el inepto
y corrupto Gobierno Zapatero intentaron colarnos.
Desde el inicio de su
gestión, el Gobierno actual ha dejado muy claro su objetivo de reducir el
déficit público heredado de gobiernos anteriores (y mantenido por sus propias
decisiones) para conseguir la convergencia hacia la media de los restantes
países de la zona euro; muchos analistas comparten esta intención y,
modestamente, me adhiero.
Lo que ya no se
comparte con el mismo entusiasmo es el método elegido para cerrar la brecha de
las finanzas públicas (es decir, el desproporcionado nivel de gasto público
anual respecto a los ingresos). En un plano meramente teórico, se puede señalar
tres líneas de actuación esenciales:
- Reducir
drásticamente el gasto público, manteniendo los
ingresos, es decir, la presión fiscal sobre los contribuyentes. Este camino
suele producir mucha protesta social entre todos aquellos que se consideran
afectados por la reducción del gasto y, por tanto, desgaste político: empleados
del sector público, perceptores de rentas, usuarios de los servicios públicos,
etc.
- Aumentar los
ingresos, subiendo la presión fiscal que soportan los contribuyentes; tampoco
es una medida bien recibida por los votantes, pero sin duda su capacidad de
protesta su condición de pagadores de impuestos no está tan bien organizada
como en el caso anterior y, en consecuencia, el desgaste político de los
gobernantes no es tan inmediato.
- Combinar ambas
medidas: reducción del gasto público y aumento de los
ingresos, tratando de repartir el coste del ajuste entre un mayor número de
personas para que el impacto que soporte cada uno sea más ligero.
Posiblemente, quienes
ocupan cargos de responsabilidad en el Gobierno piensen que han optado por la
tercera alternativa teórica, con una justa combinación de reducción de gastos y
ajuste fiscal (que es el eufemismo que emplearían para no decir subida de
impuestos), pero creo que la realidad es otra: el ajuste se está produciendo a
costa de los contribuyentes, que somos todos. Un simple repaso a algunas
medidas que ha tomado el actual gobierno ponen de manifiesto el camino elegido
cada vez que las cifras reales de la macroeconomía se distanciaban del objetivo
marcado:
-
R.D.L. 20/2011, de 30 de diciembre, de medidas urgentes en materia
presupuestaria.
-
R.D.L. 12/2012, de 30 de marzo, por el que se introducen diversas medidas
tributarias y administrativas.
-
R.D.L. 20/2012, de 13 de julio, de medidas para garantizar la estabilidad
presupuestaria y de fomento de la competitividad.
-
Ley 16/2012 de 27 de diciembre, por la que se adoptan diversas medidas
tributarias dirigidas a la consolidación de las finanzas públicas y al impulso
de la actividad económica
Algunos analistas del
sector han cifrado entre 27 y 30 el número de impuestos que el gobierno ha
subido desde que tomó posesión a finales de 2011, contando para ello las subidas
de tipos impositivos propiamente dichas (como fue el caso del IVA, por
ejemplo), la reducción o eliminación de desgravaciones (como el caso de
los recortes incluidos en el impuesto de sociedades) y, por supuesto, el
descubrimiento de nuevos hechos gravables a los que aplicar algún impuesto como
puede ser el recargo de solidaridad incluido en el IRPF, o los impuestos
medioambientales que van surgiendo conforme el Ministerio de Hacienda y
Administración Pública descubre el deterioro imparable de la porción española
del planeta Tierra; todas estas medidas acompañadas, además, de una presión
inspectora y sancionadora muy superior a años anteriores.
Por desgracia para
quienes impulsaron este camino, la realidad es testadura: la
recaudación aumenta muy poco e incluso disminuye. Según publica la propia
Agencia Tributaria, los ingresos acumulados hasta noviembre este año son un 1%
más que el año pasado, 1.400 M €; pero el análisis de ese magro crecimiento es
significativo:
Aun aceptando que el
mes de diciembre sorprenda con alguna variación estacional imprevista, ¿tiene
sentido alterar las decisiones de todos los agentes económicos durante dos años
para que el resultado final sea ingresar 1.400 M € más que antes de todos los
nuevos decretos, reglamentos y leyes?; es decir, ¿compensa poner toda la
economía “patas arriba” para obtener ese resultado? Son unos irresponsables.
Cualquier Empresa y España se puede equiparar lo primero es pagar a sus empleados o socios y en este caso son los miles de trabajadores que están condenados a la miseria. Ninguna empresa crece con "miserables". Se ha de tener c...... y decir a todos los organismos mnundiales que España pagará (cuando pueda).
ResponderEliminarJosé Luis, por desgracia, la culpa es de los españoles. Al primer baile de números que se hizo en democracia con el únco fin de confundir al ciudadano, este, noostros les teníaos que haber negado el voto. Te participo que somos el 2º país con mayor índice de votantes.
ResponderEliminarAhh!! Cuando la dirección es una caterva de inútiles se les echa a la calle.
ResponderEliminarsi es que el fuego no se puede apagar con fuego
ResponderEliminarEs lo que ocurre cuando los que gobiernan no han ganado un sólo duro con el sudor de su frente.
ResponderEliminarYa se lo advertido por activa y por àsiva, subiendo impuestos y bajando o congelando los sueldo, ruina pura.
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