No existe ninguna duda de que
a crisis se va a llevar parte de nuestra historia y, sin lugar a dudas traerá
otra cargada de mala leche y políticamente incorrecta. Estas
perrunas adaptaciones democráticas socialista de abrir sus
elecciones primarias a todos los ciudadanos afines a cualquiera de los
candidatos que se presenten, primero en las autonomías y finalmente a escala
federal. Pero no ha sido bien explicado un procedimiento que parece enojoso,
deja sin resolver el escollo censatario y hasta propone el pago
de dos euros por participar. Bastante harán con su voto quienes lo emitan
de buena fe, pese al clima de desmotivación general. Lo malo es que nada impide
a los candidatos utilizar discretamente el sistema "pro domo sua".
Tampoco es descartable una estrategia adversaria tendente a dividir el voto
para que ningún aspirante alcance cuotas estimables y los ganadores lo sean por
los pelos. Ante estas dudas, parece un poco fuerte hablar de "avance
histórico" y erigir la iniciativa en frontera entre un antes y un después.
Más prudente sería lanzar estas valoraciones "a posteriori", si los
resultados las abonan.
Lo de Susana Díaz es de juzgado de
guardia. Esta individua que se autoproclama REINA DE MIDAS cuando,
realmente, es una testaferra de lo corruptos adscritos al escondite madrileño,
no merece la pena ni perder el tiempo en descubrirla.
Tiempo tiene el PSOE, hasta Octubre –ya
casi definitivo- De para “enmendar” el procedimiento y hacerlo llamativo,
además de claro e inasequible al fraude. La ideología que lo propone tiene una
base sociológica mucho más amplia que la militante, como demuestra su cuota electoral,
baje o suba. Pero cuando las líneas de fuerza empujan hacia la abstención, el
giro exige revulsivos más potentes que el de invitar a las urnas primarias de
un partido a individuos de cualquier credo. La gente se implicaría con fuerza
si pudiera elegir a las personas de su confianza para asumir las funciones
autonómicas y estatales. Las listas abiertas son, quieran o no, el único
acicate capaz de cambiar desencanto por entusiasmo, y mucho más si la
participación que ahora se abre a las primarias se extendiera, miembro a
miembro, a los integrantes de las candidaturas definitivas. Una democracia
representantiva en la que no son las personas, sino los partidos, los llamados
a representar a las personas, tiene un vicio de origen que motiva en gran parte
el deterioro actual de la política por desconocimiento de las bases.
El mal llamado socialismo del PSOE ganaría
mucha credibilidad si se plantase resueltamente en esa reforma electoral, cosa
que no hace ni ha hecho con intransigencia similar a la que opone a otros
inmovilismos o regresiones dimanados de una mayoría parlamentaria de distinto
signo. El ciudadano que influye en la elección específica del representante
político en quien confía, no solo transmite responsabilidad al elegido sino que
la asume en medida igualmente personal y directa. Una tal relación es hoy la
única que puede entusiasmar al ciudadano y trocar el escepticismo
abstencionista en participación masiva. Otros cambios, por bien intencionados
que sean, "suenan" a rizar el rizo y marear la perdiz. Ya se
cepillaron a Rubalcaba –Sin lugar a dudas el político más inteligente del
hemiciclo y me atrevería a decir que de la historia. Con esto no quiero decir
que sea buena ni malo, solo que en España no hay democracia y, lo que es peor,
la revolución de las mamandurrias es un hecho incuestionable. Servir al pueblo,
NO; servirse del pueblo, Si.
El futuro con el psoe? Mas negro que el carbon
ResponderEliminarGracias, Juan.
ResponderEliminarMuchas gracias juan , tienes toda la razón jajajajajaa
ResponderEliminarMucho me temo que sea tarde, Juan.
ResponderEliminarCada vez lo veo peor, todos lo vemos así y nadie ataca. Gracias, Juan, solo tu.
ResponderEliminarEl PSOE, ni existe.
ResponderEliminarBastante deacuerdo
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