A la vista de las últimas encuestas, con excepción de la que confecciona el sanchista Tezanos, está completamente claro que Pedro Sánchez se resistirá como una pantera de Java a adelantar las elecciones generales. Por otro parte, ante los recientes pasajes de Leire Díez y de Miguel Ángel Gallardo, ambos con relatos falacia, desenmascarados ante la opinión pública, son muchos los socialistas responsables, encabezados por Emiliano García-Page, que han planteado con la debida seriedad y sobria acritud la necesidad de que el inquilino de Moncloa convoque elecciones generales anticipadas. Entienden esos socialistas que, de no hacerlo, el PSOE podría quedar gravemente deteriorado.
El circo de Leire Díez ha dejado claro que se trata de una mujer vulgar y mediocre a la que Risto Mejide acorraló sin piedad dejando al descubierto sus mentiras, sus manipulaciones y torpezas. Las tragaderas de la opinión pública española están saciadas. Ni el sanchismo ni Sumar ni ningún otro partido pueden continuar abusando de la buena fe del pueblo español. Han sido tan burdas las últimas mentiras, tan incongruentes los recientes relatos, que ha terminado por producirse la reacción interna de los que no quieren ver al PSOE devastado y arruinado. A pesar de eso me confirmo en lo dicho al abrir este artículo. Puede que Pedro Sánchez se vea incapaz de resistir, pero, acorralado como ésta, hará todo lo posible por prorrogar su situación, manteniendo la presencia sanchista en la suntuosidad del palacio de la Moncloa y en los confortables asientos del Falcon para todo.
Poco queda de aquel PSOE que engrandeció Felipe González y que se ha convertido en el instrumento dócil para dar satisfacción a Pedro Sánchez en su ambición de poder cuando el centro derecha dispone en el Congreso actual de 184 diputados. Sólo a base de concesiones y prebendas los doce diputados del PNV y Junts juegan a favor del sanchismo exprimiendo a Pedro Sánchez y resquebrajando la unidad de España consagrada en la Constitución.
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