Pasa el tiempo y poco o nada se sabe del motivo del gran apagón. Sólo se sabe que Pedro Sánchez busca culpables debajo de las piedras, pero lejos de La Moncloa. En su segunda reunión, el comité de “expertos independientes”, tan independientes que están a las órdenes del Gobierno, ya ha dado pistas de por dónde se encaminan sus investigaciones.
O se trata de un error de los “operadores privados” o ha sido un ciberataque. Y así, ha decidido crear dos grupos de trabajo: uno para hurgar en los datos de las empresas eléctricas y otro, para proseguir con la teoría conspiranoica. Porque el presidente prefiere aparecer como la víctima de un sabotaje a ser señalado como el responsable del apagón por aplicar su agenda ecologista, por su obsesión ideológica y fanática al generar masivamente la energía desde las renovables, mientras apaga las nucleares. Pues, según los expertos independientes de verdad, ésa ha sido la causa del gatillazo energético.
De ahí, el nulo interés del Gobierno en decir la verdad. Las declaraciones a “El País” de la vicepresidenta tercera dan pistas del propósito de Sánchez de alargar las supuestas investigaciones lo más posible. “Hay un océano de datos” dice Aagesen. Se pueden tardar semanas o meses hasta saber lo que ocurrió. Incluso años. Incluso, nunca. Y esperar a que la gente se olvide y, así, pasar página antes de reconocer las razones sectarias de incrementar la energía de las renovables al máximo, al 70 por ciento del suministro, lo que por su inestabilidad en la red de distribución provocó el colapso.
De momento, el Gobierno ha decidido asaltar a las empresas energéticas con la excusa de aclarar el origen del suceso. Investigadores del CNI escudriñan en sus ordenadores en busca de recopilar los datos de sus “fechorías”. Así, Sánchez intenta acusar a las empresas energéticas de ser las responsables del apagón, eludir sus responsabilidades y, de paso, intervenir el mercado eléctrico para que pase a “a estar en manos públicas”, como ha declarado Yolanda Díaz. Y ésa parece ser la maniobra del Gobierno que cada día imita más los usos y costumbres del franquismo; o del comunismo.
Como en la pandemia, el comité de expertos ni está ni se le espera. Se trata de una añagaza más de Sánchez para desviar la atención e intentar controlar las empresas energéticas que siempre han estado en el punto de mira del Gobierno con la excusa de ser “estratégicas” y de obtener unos beneficios millonarios; de ahí, el “impuestazo” para debilitarlas. Porque Pedro Sánchez es capaz de aprovechar una crisis como la del gran apagón para avanzar en sus intereses absolutistas.
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