El nuevo Gobierno de Pedro Sánchez estáel nuevo Gobierno de Pedro Sánchez. Infectado, podrido y ridículo.
Hoy,
se ha sabido la composición del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez.
Infectado, podrido y ridículo. Por ese motivo, escribo de un hombre
grandioso
Conocida
la composición del nuevo Gobierno de España, me dispongo a escribir de
sir Alexander Fleming y su visita a España. El descubridor de la
Penicilina, Premio Nobel de Medicina en 1945, aterrizó en Barajas el 12
de junio de 1948. No recuerdo gran cosa, porque ese día yo cumplía
exactamente 4 meses de vida. El sabio escocés visitó el Museo de Bebidas
de Perico Chicote, que se hizo famoso en el mundo, compitiendo con el
Museo del Prado. Posteriormente acudió a la Universidad Complutense,
donde fue investido «Doctor Honoris Causa». Finalizado el solemne acto,
pronunció una breve conferencia en el Aula Magna de la Facultad de
Medicina. En el Aula Magna no cabía un alfiler, y centenares de
catedráticos, estudiantes y curiosos no pudieron acceder al recinto. Sí
lo hizo mi viejo maestro, Santiago Amón, en aquel año, un jovencísimo
estudiante de Filosofía en el seminario de Palencia, poeta, crítico de
arte y formidable escritor. Por él, supe de la anécdota.
Fleming
habló desde la tarima profesoral ayudado por una cuartilla que le
sirvió de guión. Finalizada la charla, una ovación estruendosa de más de
cinco minutos. Cinco minutos de ovación, orientan mucho del concepto de
la eternidad. Fleming agradeció los aplausos, hizo una bola con su
cuartilla, y reparando en una papelera que se situaba en el extremo
derecho de la tarima, a cinco metros de distancia del lugar en el que
se hallaba, efectuó un lanzamiento de la bola hacia la boca de la
papelera, y encestó. Fue sacado a hombros.
Fleming
salió a hombros, no por haber descubierto la penicilina y salvar la
vida de millones de personas en el mundo. No salió a hombros de la
Facultad de Medicina de la Complutense por su brillante conferencia. No
salió a hombros por el entusiasmo de un público agradecido por su
presencia, sencillez, sabiduría y naturalidad. Salió a hombros por
encestar una bola de papel en una papelera con una precisión de alero o
base del Celtic de Boston o Los Ángeles Lakers. Se lo comentó al
presidente del Consejo Nacional de Educación, Wenceslao González
Oliveros. «Ustedes los españoles, son diferentes, cálidos y originales.
En otras naciones me vitorean por haber descubierto, por casualidad, la
penicilina. Y aquí en España, lo que ha despertado unánime entusiasmo,
ha sido mi fortuna, también por chiripa, de encestar una bola de papel
en una papelera».
Un
gran hombre siempre tiene sentido del humor, y si además es escocés,
más aún. Lo de «por chiripa» es cosa mía, no referencia textual.
Mi
amigo, el extraordinario cirujano y catedrático de Cirugía, el doctor
Daniel Casanova, aragonés afincado en Santander con gran parte de su
carrera desarrollada en Valdecilla, me comentaba, días atrás, que sin
la penicilina, la mortandad de los toreros heridos en una plaza de toros
se habría multiplicado por cincuenta de no haber existido sir Alexander
Fleming. Hoy, el doctor Casanova es el presidente de los cirujanos
taurinos, que en pocos segundos tienen que enfrentarse a los destrozos
infectados que causan las cornadas. Y hablamos de la plaza de toros de
Las Ventas de Madrid, que inmortaliza y agradece en un monumento al
doctor Alexander Fleming, y que de cuando en cuando aparece rodeado de
ramos de flores.
No sólo los toreros, que forman un grupo muy pequeño en la relación de seres humanos cuyas vidas salvó la penicilina.
Hoy, se ha sabido la composición del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez. Infectado, podrido y ridículo.
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