Para indulto, el de Idoia López Riaño. La tigresa de ETA, 23 asesinatos y quedó en libertad tras 17 años de cárcel.


Idoia López Riaño, última etarra en asesinar. la exmiembro de ETA conocida por su apodo policial, ‘La Tigresa’, saldrá en libertad el  13 de junio de 2017 , fecha en la que la Justicia considera que quedará extinguida definitivamente su condena a prisión tras la aplicación de los descuentos que marca la Ley y teniendo en cuenta su buen comportamiento. Ingresada en la actualidad en la prisión alavesa de Zaballa, esta antigua terrorista habrá cumplido 23 su condena, posteriormente, detectaron  un error en el cálculo de la condena, nunca dieron con ella y hoy, 30 de Junio de 2021, aunque apareciese no le pueden volver a ingresar en prisión, es libre en su totalidad.

 

López Riaño está implicada en 23 asesinatos cometidos por la banda terrorista desde principios de los ochenta hasta su detención en 1994.

 

'La Tigresa' ha recibido varias sentencias condenatorias, entre ellas una de 1.572 años de prisión por el atentado perpetrado en 1986 por el 'comando Madrid' de ETA en la plaza de la República Dominicana en la capital de España, en el que murieron 12 guardias civiles.

 

Idoia López Riaño siguió  una trayectoria nada habitual entre los miembros de la banda. Fue el icono de la violencia más indiscriminada de ETA en los años 80 pero tras su arresto en 1994 comenzó a demostrar cierta disidencia. A partir de 2010 se acogió a las vías de reinserción y acabó mostrando su arrepentimiento y pidiendo perdón a las víctimas. En los últimos años había cumplido condena en Zaballa, cárcel donde se encarcelan a los militantes desvinculados de la banda terrorista.

 

Estos antiguos etarras, entre los que se encuentran por ejemplo Urrusolo Sistiaga o el exjefe de la banda José Luis Álvarez Santacristina, han evidenciado en los últimos meses la paradoja que supone que ahora la banda y la propia izquierda abertzale permitan a los presos acogerse a beneficios penitenciarios, cuando a ellos dar ese paso les supuso el repudio y el ostracismo. En este sentido, los presos de la banda que siguen la línea oficial ven ahora como los activistas que eligieron la denominada ‘vía Nanclares’ -en la que se apostaba por la reinserción tras romper con ETA- abandonan la prisión de forma paulatina antes que ellos. La banda ya había escrito en sus documentos que cualquier negociación debía incluir una cláusula que dejase claro que los presos de la vía ‘Nanclares’ debían ser los últimos en salir a la calle. El fin de ETA sin contrapartidas salvó a estos reclusos del castigo que querían imponerles sus excompañeros.

 

López Riaño, de 53 años y vecina de la localidad guipuzcoana de Rentería, es hija de una familia de emigrantes salmantinos que fue captada por el nacionalismo radical cuanto era todavía una adolescente, su firme propósito era el de ser modelo o actriz y que mejor trabaja para ganar dinero y costearse “la carrera” que matando, vivir matando. Se incorporó a la banda con veinte años y, con el apodo de ‘Margarita’, llegó hasta el ‘comando Madrid’. Ella y sus compañeros cometieron atentados salvajes como los dos ataques indiscriminados con coches bomba contra autobuses de la Guardia Civil en los que fallecieron 21 personas. En esa época se tejió a su alrededor una fama de ‘viuda negra’ que seducía a policías para sonsacarles información. Ella ha rechazado esta versión pero lo cierto es que cuando fue juzgada en Francia se burló en público de su encubridor después de que confesase ante el juez que había actuado por amor.

 

Fue detenida en 1994 y en 2002 todavía justificaba la violencia. Tardaría otros ocho años en cambiar su punto de vista sobre el terrorismo por el que obtuvo los beneficios penitenciarios que ocasionaron el error al computar su condena. En la cárcel, una vez iniciado su periplo hacia la reinserción, se especializó en el cuidado de perros como terapia. Atendió a presos con enfermedades terminales e intentó que le sirviera para redimir condena el haber participado en cursos de tai chi o valenciano, algo que fue rechazado por los jueces. En 2014 consiguió un permiso especial para sacarse el carné de conducir, lo que la situó bajo los focos mediáticos.

 

 

Idoia López Riaño, según personas que le conocen, tenía hasta el día de hoy un miedo escénico y teme que la imagen de violencia que le rodea le impida adaptarse a la vida en la calle por el rechazo social que genera su pasado. Idoia sigue amparada anonimato, una de sus obsesiones. “Sus muertos” como ella misma declaró en un juzgado francés, no se pueden amparar en el anonimato, porque son polvo y huesos.

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