El excomisario José Villarejo advierte
en un audio grabado desde prisión que no cuenten con él para «hacer daño a la Monarquía»,
afirma que el director del CNI, Félix Sanz Roldán, «tiene controlado quién está
filtrando» y acusa al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de ser
un «trilero». En un audio de casi 5 minutos grabado al teléfono por su mujer,
Gemma Alcalá, el pasado día 23 desde prisión, el excomisario quiere ejercer su «derecho de rectificación» para
que «todos puedan oír por primera vez» su «versión».
Villarejo carga en él contra los fiscales Anticorrupción que investigan el
caso Tándem y que solo se interesan, dice, por información del rey Juan Carlos
y no de jueces y fiscales, y avisa en ese sentido de que él no dañará a la
monarquía. Según su testimonio, los
fiscales le hicieron llegar que si quería quedar libre «tendría que colaborar
totalmente» y contarles «todo» sobre las personas de nivel con las
que tuvo relación, incluido «todo lo que conociera de cuentas y sociedades» del
rey emérito. «No tenían ningún interés en conocer detalles sobre comidas y
reuniones con otros jueces y fiscales, tampoco les interesaban mis actuaciones
como agente encubierto ni mis informaciones sobre redes terroristas,
narcotráfico, etcétera», subraya.
«Si alguien quiere hacer daño a la monarquía son los que se abrazan con los
abogados de Podemos (personado como acusación popular en Tándem) cada vez que
coinciden con ellos. Conmigo que no cuenten, allá ellos y su conciencia. Esta
secta de 'illuminatis' solo busca destruir la corona a cualquier precio»,
asegura.
También dice tener claro que al juez instructor del caso Tándem en la Audiencia
Nacional, Diego de Egea, lo «han echado» porque quería ponerlo en libertad.
Interpreta así Villarejo la decisión de De Egea de renunciar a continuar en la Audiencia
como juez de refuerzo al expirar el próximo 31 de diciembre su comisión de
servicio. Y afirma que su abogado
rehusó reunirse con los fiscales anticorrupción si no estaba delante ese juez y,
por ese motivo, los representantes del ministerio público acudieron al letrado
defensor de su esposa.
Todo forma parte -denuncia- de una campaña «brutal» contra él de quienes le
consideran «un chantajista peligroso». «Hasta el presidente del Gobierno ya me
ha condenado. Soy culpable y ya no tengo solución, mejor que me mandaran a
Guantánamo», añade. El comisario
jubilado ve a apuntar a su «mayor enemigo», Félix Sanz Roldán, por tener
«controlado» quién está filtrando sus grabaciones. «Solo le colaron la
charla con la princesa Corinna porque se confió con los de los abrazos»,
indica.
A su juicio, Sanz Roldán «deja que filtren porque se alegra del daño» que
le hacen, pero matiza: «Aunque Félix quiera destruirme y sea mi mayor enemigo y
que por él yo esté en la cárcel, por encima de todo creo que es un patriota y
asume que todo se le ha descontrolado dañando a quien debía haber protegido
primero». «Por eso espero que en algún momento pondrá orden a este
despropósito, ya que solo beneficia a los populistas, a los independentistas,
es decir, a los que solo quieren hacer daño a ESpaña», plantea.
Villarejo también carga contra Grande-Marlaska, a
quien sitúa tras el caso Kitchen (en el que se investiga la
utilización del Ministerio de Interior en la etapa de Jorge Fernández Díaz para
espiar y robar documentos aLuis Bárcenas). «Estoy viendo atónito cómo una vez
más el PP se va a dejar montar una segunda Gürtel con el tema Kitchen. No
se dan cuenta que desde junio quien controla y maneja para el PSOE mi
sumario es Marlaska y es un auténtico trilero manipulando causas. Recuerden el
Faisán», expone.
Y avisa de que desde hace poco tiempo sus condiciones en prisión han
cambiado y, al contrario que antes, se siente amenazado.«Estoy preparado para lo peor», dice el excomisario en un
audio en el que añade que le «repugnan» los «miserables cobardes» que quieren
utilizar a unos pocos funcionarios de prisiones «para hacer el trabajo sucio al
que ellos no se atreven». Insiste en que sus declaraciones ante el juez en la
Audiencia Nacional demuestran «quién dice la verdad y quién miente en esta
historia» y, antes de despedirse deseando feliz navidad a todos, cita a
Rousseau: «Dijo que era una suerte de locura tratar de mantenerse cuerdo cuando
todos han enloquecido. ¡Menuda locura!».
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