El equipo A, Dueño de la Libertad. |
Como bien dice Rajoy: “Podemos cree que antes de venir ellos no existía España”. Roguemos porque no sea todo los contrario. No hay día en que a los dirigentes de Podemos no se les llene la boca con la gran idea de la Ilustración -la libertad-, de la que creen haberse convertido en portadores genuinos, mientras desprecian de forma hiriente a quienes llevamos muchos años defendiéndola. Tal convencimiento, que va más allá de la pura vanidad para entrar en el terreno donde el sectarismo político se convierte en una patología peligrosa, no resiste, sin embargo, el más elemental contraste con los hechos.
La cúpula de Podemos ha llegado a la pintoresca conclusión de que solo ellos encarnan los grandes valores democráticos, valores que, al mismo tiempo, pisotean sin rubor. Podemos confirman así aquella irónica paradoja que, como nadie, Voltaire se encargó de denunciar: «Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo». Podemos pisotea la libertad cuando se agazapa, tras una descarada verborrea, para no condenar el golpe de Estado que intentó culminar la progresiva conversión del régimen chavista en una abierta dictadura.
La doctrina oficial de Podemos dice que la democracia no depende de que se respeten sus principios sino las ideas que le gustan al Partido Morado. Eso explica una lacerante contradicción: que el mismo partido que niega a España naturaleza democrática por haber aprobado una ley de seguridad ciudadana tan discutible como suelen serlo las que en ese ámbito rigen en todo el mundo libre no sea capaz de otra cosa que de guardar un silencio cómplice cuando la poca libertad que aún quedaba en Venezuela trató de ser arrasada por las bravas.
Pablo Iglesias recibe en el Congreso a las familias de quienes en Alsasua agredieron, en un acto de claro linchamiento político, a dos guardias civiles y a sus novias. Y al hacerlo convierte a las víctimas del ataque en verdugos y a estos en víctimas de un sistema penal supuestamente autoritario. El hecho de que los agredidos hayan visto violada de un modo brutal su libertad e integridad en tanto que sus agresores estén siendo juzgados con todas las garantías del Estado de derecho es, al parecer, para Podemos, una minucia. Lo relevante es que Podemos se siente más cerca ideológicamente de los agresores que de los agredidos.
Podemos propone que se suprima del Código Penal el delito de enaltecimiento del terrorismo, que está, entre otras cosas, permitiendo que los jueces y la policía luchen sin cuartel contra los primeros enemigos mundiales de la libertad, los yihadistas, cuyos miembros detenidos en España lo han sido sobre todo utilizando la figura penal que Podemos quiere suprimir. Sí, con amigos como Podemos, la libertad no necesita de enemigos. Mal pinta el preámbulo podemita.
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