La Lujanera, el personaje de Borges, le entrega a su hombre el cuchillo cachicuerno......--"De asco no te mato"--. .....La izquierda española piensa que de asco les perdonaremos.







El Papa Francisco se está clausurando de pena sana que no santa. Con su acertado vaticinio de que confía a los jóvenes el objetivo de construir una "nueva humanidad". Es fuerte; "Hay que construir una nueva humanidad".  Después de nombrar a Panamá para los siguientes encuentros de la juventud, también les ha dicho a los jóvenes que tomen como ejemplo a sus mayores y, a veces, rectifiquen conversando con ellos.  El Papa cree que la democracia, de o si sola,  no puede sacar adelante un proceso humanitario justo y digno con la ayuda de la iglesias y los jóvenes, es posible.

Decía Borges que era Borges y sigue siendo Borges elevado a la enésima potencia. El vientre de la Lujanera es una plaza soleada y sus pechos “dos iglesias donde oficia la sangre sus misterios paralelos”. El Corralero, la boca aindiada y la chalina baya, se enfrenta en la taberna con el Pegador, al que respaldan el hembraje y los bolaceros. La Lujanera, el personaje de Borges, le entrega a su hombre el cuchillo cachicuerno. Al ver que el Pegador permanece con el rabo entre las piernas, él erecto, el Corralero proclama: “De asco, no te mato”.

Los españoles nos estamos muriendo de asco. Esos exabruptos que dan los mandamares políticos. Cuando pones la televisión y, de entrada, ves a Cañamero con dos fotos, de dos indeseables. Uno de ellos gordo como un tonel y gorra que solo le tapa un poco el escape de neuronas, por cierto un día apaleó a una mujer embarazada. Otra, la foto creo que de Urdangarín que seguro y más pronto que tarde entrará en la cárcel con total criterio judicial. Para el gordo que apaleó a la mujer embarazada que, por cierto, está en la cárcel por reincidente, PIDE LIBERTAD INMEDIATA. Para  Urdangarín, con buen criterio, PIDE CÁRCEL INMEDIATA.

Una mujer, diputada nacional que lleva a su hijo al parlamento para ganar protagonismo. Las femen que solo con las tetas al aire quieren cambiar el sentido político de los políticos. A propósito, RAJOY debería aclarar las subvenciones a las ONGs y PAHs -Ada Colau- Antianimalistas, etc. Lo que si puedo aclarar es que dichas subvenciones a estos innobles, sobrepasan los 40 millones de euros/año.a

Si la remora socio/política de Albert Rivera contribuye con sus veladuras a encender la hoguera de elecciones generales o a facilitar el disparate de un Gobierno de Frente Popular, la España asqueada tiene que salir de esa pena sin piedad.

Los partidos políticos en una democracia plena -no corrompida por ellos mismos- son los cauces para solucionar los problemas de la nación. En España se han convertido en un problema en sí mismos en lugar de ser una solución. Las encuestas más solventes sitúan a los partidos políticos en el tercer puesto entre los diez problemas más graves que agobian al pueblo. 

El espectáculo que están dando a la ciudadanía es de vergüenza ajena. Sobre el interés general, arrumbado en el zaquizamí de la política, predomina el personalismo, el partidismo, los intereses espúreos de capillitas y campanarios. La España asqueada contempla con desprecio creciente a los prepotentes, a los mambrullos y a los garleros de una clase política en la que predomina, sobre la alarmante corrupción, la mediocridad.

Ya hace años que el español de clase media y baja -ya todos son baja-, sangra hasta la hemorragia por unos impuestos casi confiscatorios, le resulta insoportable la voracidad, la prepotencia y la vulgaridad de la mayoría de sus líderes políticos. La España asqueada que desprecia a la clase política está a punto de explotar.

Es justa y necesaria, la crítica a los partidos políticos en el primer tercio del siglo XX, como he recordado en alguna ocasión, se tradujo en el nazismo en Alemania, el fascismo en Italia, el estalinismo en Rusia, el franquismo en España, el salazarismo en Portugal… Cualquier forma de dictadura o totalitarismo es mucho peor que lo que tenemos. No se trata de suprimir los partidos políticos o los sindicatos. Se trata de regenerarlos, de democratizarlos, de exigir que se pongan al servicio del interés general en lugar de dedicarse a satisfacer ambiciones de clase o de casta con escandalosa atención a parientes, amiguetes y paniaguados. Los dirigentes políticos han obligado a apretarse el cinturón a empresas, instituciones y particulares, a todos menos a los partidos que siguen entregados al cínico despilfarro.

Rajoy, en fin, no debería olvidar, ahora que vive su luna de hiel, lo que aconteció en la esquina rosada de Jorge Luis Borges cuando el Corralero, jayán fuerte y bermejo, salió de la taberna, enhiesto y bien apretado a la Lujanera, mientras sonaba la milonga “linda al ñudo de la noche”.

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