Patxi López, Zapatero; Susana Díaz, Chaves; Pedro Sánchez, Pablo Iglesias. El triunvirato socialista que quiere seguir fastidiando España.
Que Patxi López tenga serias
posibilidades de convertirse en el nuevo líder del partido, indica hasta qué
punto está tocado y hundido. Sinceramente es la continuidad del zapaterismo.
Asegura López, por ejemplo,
que abstenerse para dar el Gobierno al PP fue un grave error. Pero a él no le
importó convertirse en lendakari gracias al apoyo de los populares, sin haber
ganado siquiera las elecciones. Y en cuanto fue elegido, se dedicó a denigrar a
quienes le auparon sin pedir nada a cambio y a chalanear con el PNV, desbaratando
así la oportunidad histórica de un País Vasco liberado del yugo nacionalista.
Mucho antes, había traicionado ya la palabra dada a las víctimas del terrorismo
reuniéndose con Arnaldo Otegi y con la cúpula de Batasuna cuando estaba
ilegalizada por el Supremo por ser «una parte del entramado terrorista de ETA».
El breve espacio de tiempo que
presidió el Congreso, -¡gracias de nuevo al PP!-, tuvo tiempo de convertirse en
el peor que ocupó ese cargo en toda la democracia. Con él, el hemiciclo fue un
continuo guirigay. Y cuando Pablo Iglesias acusó a Felipe González de tener las
manos manchadas de sangre y al PSOE de ser «el partido del crimen de Estado»,
ni siquiera lo llamó al orden, lo que no parece una credencial para ser el
líder de los socialistas, como no lo es el carecer de estudios y no haber
tenido en su vida otra profesión que la de político. Después de ser el más
zapaterista, hundió a Zapatero al exigir un congreso extraordinario para
relevarlo. Fue aliado y amigo íntimo de Eduardo Madina, pero cuando este dio el
paso de presentarse a las primarias le dio la espalda y apoyó a Sánchez.
Convenció después a este de que debía dimitir porque así podría volver sin la
mancha de haber apoyado a Rajoy. Pero ahora lo traiciona presentándose él mismo
y rodeado, además, del equipo de Sánchez. En el principal dilema que afronta el
PSOE, pactar o no con Podemos y con los nacionalistas, López dice sí, no y todo
lo contrario. Más allá de su recargada retórica, no hay forma de saber hacia
dónde pretende conducir a los socialistas. Y así, zapateando, es muy difícil
que el partido vuelva a ser lo que fue. Cuando, gracias a figuras de la talla
que ha demostrado Javier Fernández, el PSOE daba muestras de recuperar el
sentido de Estado con un discurso nacional claro y coherente que pueda sacarlo
del pozo de relativismo y mediocridad en el que lo hundieron Zapatero y
Sánchez, apostar por Patxi López sería un grave paso atrás para los socialistas
si es que queda alguno.
Que la Sultana andaluza
intente gobernar España, solo es posible si “OKUPA” Moncloa. Posiblemente,
Susana Díaz sea con diferencia la política más postiza de España. Estará al
Servicio de Chaves, Griñán y otros socialistas de mal vivir.
Pedro Sánchez se va a presentar,
aún no ha encontrado patrocinador, pero
para eso está su camarada, Pablo Iglesias que con dinero del yihadismo correrá
con todos los gastos. Jamás un candidato
del PSOE sido tan degenerado y tonto
como Pedo Sánchez.
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