Si aún barco lo que más le desgasta son las olas, a
un político le destrozan las trampas de su propio partido -hacer el
ridículo. Hace poco no le recibió
Cristina Kirchner y calló en los arrabales de la miseria política. , Dilma se
fue de viaje cuando Felipe aterrizó en Brasil anda escondida, derrotada y,
parece ser que con todas las cuentas canceladas., Evo ni admitió la petición
oficial de visita -ya ha sido derrotado-, en Venezuela le tuvieron que llevar
fuerzas ""internacionales"" -sus escoltas, los de México y
Colombia- al aeropuerto puesto que Maduro dio la orden de ingreso en prisión. Si algo hay claro es que Podemos y PSOE se
financian de los bolivarianos. No tardará en ser juzgado por crímenes de lesa
humanidad y....
Dice por escrito, Felipe González -El País-: El Partido Socialista debe aceptar el diálogo que le
ofrece el candidato del PP, aun dejando claro que no tiene intención de
integrarse en una coalición. Y las fuerzas políticas que no pueden formar
Gobierno no deben obstaculizar su constitución
Rajoy deberá explicar si mantiene su promesa de no
seguir con los recortes y bajar los impuestos
Rajoy, al que suponemos candidato del grupo popular
a la investidura, pese a las palabras de la noche electoral sobre el discurso
más difícil de su vida, tiene la obligación ineludible de ponerse a trabajar en
serio. O sea, tiene que salir definitiva e irreversiblemente del “modo reposo”
porque la táctica de esperar y ver, posterior al 20 de diciembre, se agotó y
los resultados no deben confundirlo.
Es él el que tiene que proponer a las fuerzas
políticas las bases fundamentales de su programa de gobierno. Es él el que
tiene que intentar un acuerdo con los más próximos o menos incompatibles,
incluyendo las cesiones que todo pacto comporta.
Seguro que ya sabe las exigencias de Bruselas y no
puede decidir sin compartir este tema con los interlocutores para la
investidura. Ahora es heredero de sí mismo y deberá explicar si mantiene su
promesa de no seguir con los recortes y bajar los impuestos.
Es bastante absurdo el debate sobre cómo se van a
pronunciar el Partido Socialista o Ciudadanos o los demás si no se sabe sobre
qué hay que hacer este pronunciamiento.
No se trata ahora de preguntarse por el resultado
electoral, sino de aceptarlo democráticamente y asumir el lugar en el que cada
uno ha quedado. Pero si Rajoy se siente avalado para repetir la jugada, el
resultado —y su responsabilidad— pueden situarnos en una crisis más peligrosa
que la actual.
El Gobierno tendrá que estar mucho más atento a sus
obligaciones de control permanente del Parlamento
Como la intención de esta reflexión no es buscar
explicaciones de por qué y cómo han votado los ciudadanos, sino respetar esa
decisión y sacar las consecuencias lógicas para los intereses de España, es
necesario reiterar las responsabilidades que incumben al presidente del PP para
conseguir que se produzca pronto una investidura y, si está en condiciones de
hacerlo, un Gobierno capaz de tomar decisiones.
La cuestión territorial; la dignificación del
trabajo; el sistema de pensiones; el modelo educativo; la regeneración
democrática; la política europea, incluidas las respuestas al Brexit, a los
errores del austericidio o los refugiados, deberían ser puestas sobre la mesa
por el candidato.
Sin duda, esta nueva etapa nos llevará a un papel
mucho mas relevante de la representación del Parlamento y esto significará que
sea cual sea el resultado de las negociaciones para investidura y Gobierno este
tendrá que estar mucho mas atento a sus obligaciones de control permanente del
Parlamento y a la necesidad de un diálogo constante para los procesos
legislativos.
Es positivo que se ofrezca diálogo a todos los
grupos, aunque se tenga clara consciencia de que algunos de ellos son
incompatibles en temas medulares para la gobernanza. Pero del diálogo hay que
pasar al pacto, lo que exige renuncias y esfuerzos de aproximación a los grupos
que se crean más compatibles para pasar la investidura y para hacer un
Gobierno.
Y si esa exploración es exitosa, llevaría a una
investidura apoyada por 169 diputados o 170, si se tratara de PP, Ciudadanos y
CC en cualquiera de las formulaciones posibles.
Más de la mitad del periodo democrático ha sido
gobernada por Gobiernos minoritarios, con apoyos parlamentarios externos o con
acuerdos de geometría variable.
Naturalmente, es difícil la decisión para un grupo
político como Ciudadanos, pero no como se dice, por su resultado electoral,
sino por su propia concepción de temas tan importantes como la regeneración
democrática o el sistema electoral, por no citar más que un par de ejemplos. La
paradoja es que sus diputados actuales son más decisivos que los del 20 de
diciembre. Pero es el PP el que tiene que moverse sin pretender contratos de
adhesión.
Otra cosa es la consideración que se hace respecto
del Partido Socialista. Es paradójico que cada día lo insulten desde las filas
del PP y, al mismo tiempo, traten de cargarle la responsabilidad máxima sobre
la posibilidad de formar Gobierno.
Los ciudadanos podrán entender que, a estas alturas
de mi vida, se haya reafirmado en mi pensamiento la prioridad de los intereses
generales de España y sus ciudadanos sobre cualquier otra. Y es precisamente
esto lo que me lleva a pensar que el Partido Socialista ni puede ni debe entrar
en coalición con el PP. Debe ocupar su sitio en una oposición responsable. Lo
cual significa al mismo tiempo exigente y dialogante. Siempre lo ha hecho en
asuntos de Estado, incluso asumiendo el protagonismo de pactos concretos como
la lucha contra el terrorismo. Pero también tiene que ocuparse de reconstruir
su propio proyecto como alternativa al PP con vocación de mayoría.
En esta situación, la solución de que haya una
investidura para España, teniendo en cuenta que no hay mayoría alternativa
coherente para hacerlo, pasa por un Gobierno del PP o encabezado por el PP.
O sea, en mi opinión, el Partido Socialista tiene
que aceptar el diálogo que le ofrece el candidato del PP, aun dejando claro que
no tiene intención de formar parte de una coalición con el mismo. Como ya dije
hace unos meses, reitero mi opinión negativa a lo que llaman gran coalición al
mismo tiempo que afirmo la responsabilidad de las fuerzas políticas: si no
pueden formar Gobierno, tampoco pueden obstaculizar que este Gobierno se forme.
El resultado del 26-J coloca al Partido Socialista
ante esa responsabilidad. Excluyendo la coalición y el apoyo al Partido Popular
en la investidura, en caso de necesidad, no debe ser un obstáculo para que haya
un Gobierno minoritario.
Conviene advertir que el Partido Socialista solo
puede fijar posición sobre propuestas concretas. Si pretende que las fije sobre
el programa electoral del PP, ya deben conocer su oposición.
El título de esta reflexión me lleva a una
conclusión complementaria. Al margen de que tengamos que corregir esta
situación de espera excesiva para la constitución de las Cortes, los resultados
son tan inamovibles como reconocidos por todos, y esto permite que se trabaje
seriamente sin tener que esperar a la constitución del Parlamento. Deberíamos
decir que ya llevamos 10 días de retraso y preguntarnos cuál es la razón de que
Rajoy haya tardado tanto en ponerse en marcha y esté avanzando tan lentamente.
Después de la constitución del Parlamento, las consultas deberían llevar a una
propuesta de candidato por parte del jefe del Estado para que se cerrara este
confuso capítulo de la democracia española cuanto antes. Por eso, la pregunta
me lleva a una respuesta afirmativa y a mi juicio necesaria, puede y debe haber
investidura antes que acabe el mes de julio, o en los primeros días de agosto.
Felipe González fue presidente del Gobierno de
España de 1982 a 1996.
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