El petróleo y la divisa son los dos indicadores más importantes para la
economía de un país están bajando y de forma, totalmente, inesperada. En Agosto
de 2014, un barril de petróleo costaba 116 dólares. Ahora cuesta 50/55. Un euro
costaba 1,38 dólares y ahora cuesta 1,04/06. En el último año, el euro se ha
devaluado un 24% con respecto al dólar estadounidense y un 21% con respecto a
la media de las otras 10 monedas más importantes.
Todo hacve indicar que para antes de
Noviembre habrá paridad dólar/euro y este último seguirá cayendo. Las
consecuencias del desplome del precio del petróleo son conocidas. Las de la
devaluación de la moneda europea, no tanto. Y son igual de importantes. Tanto
el precio de la energía como el del euro, la segunda divisa más usada en el
mundo, influyen sobre los precios de casi todos los demás productos que usted
consume: del dentífrico a los coches o el tomate.
Antes de discutir por qué cayó el euro,
y qué consecuencias tendrá, es útil despejar una idea zombi sobre el valor de
las monedas (A Quisumbing llama ideas zombis a aquellas que, a pesar de ser
erradas, no mueren). No es cierto que la devaluación de una moneda
necesariamente debilite a un país. En algunos casos, fortalece su economía. La
disminución del valor del euro respecto al dólar hace que una botella de vino
español, un avión francés o un coche italiano ahora cuesten menos en el resto
del mundo. Esto, a su vez, estimula las ventas de estos productos y aumenta las
exportaciones europeas lo cual, obviamente, es bueno para el empleo y la
economía en general.
Por otro lado, la tecnología, telefonía,
vacaciones, etc se verán afectadas con bastante alza en los precios. Esta
enfermedad de la economía consiste en la persistente caída de los precios,
debido a la falta de suficiente demanda, y conduce a un estancamiento crónico,
como el que ha aquejado a Japón durante décadas. La devaluación de la moneda es
un buen antídoto contra la deflación.
Claro que no todas las devaluaciones son
positivas. Cuando la moneda pierde valor con respecto a otras como resultado de
la masiva fuga de capitales, producida por la desconfianza generalizada en la
economía del país, la devaluación es, obviamente, muy dañina. O cuando contribuye
a disparar la inflación y a detener la inversión y el crecimiento. Todo esto,
por ejemplo, es lo que está pasando en Rusia o en Venezuela, dos de los países
más afectados por la drástica caída de los precios del petróleo y otros
problemas.
¿A qué se debe la caída del euro? La
razón principal es que el BCE está inyectando liquidez monetaria para estimular
la inversión y el consumo, mientras que su homólogo de EE UU, la Reserva
Federal, está recogiendo velas. El banco central estadounidense ha insinuado
que quizás suba los tipos de interés. Con ello busca contrarrestar las
presiones inflacionarias que generan una economía que está creciendo y una tasa
de desempleo que se acerca al límite después del cual la escasez de
trabajadores provoca aumentos de precios.
Nada se mueve más rápido que el dinero.
Ante esta nueva situación económica (y de hecho, anticipándose a ella) los
inversionistas mudaron su dinero masivamente de EE UU a Europa. En lo que va de
año, 35.600 millones de dólares entraron a los fondos de inversión europeos
(una cifra récord) mientras que 33.600 millones salieron de sus rivales
estadounidenses. Desde enero, las bolsas europeas han superado en las americanas
tanto en aumentos del precio de las acciones que cotizan como en el volumen de
los flujos de fondos que reciben.
Estos movimientos reflejan la
expectativa de que las grandes empresas exportadoras de EE UU van a ver
menguados sus ingresos y ganancias y, por lo tanto, el valor de sus acciones
debido al “dólar duro” que encarece su producto en el exterior. Según una
encuesta de la revista Duke/CFO, dos tercios de las empresas exportadoras
estadounidenses señalan que el aumento del valor del dólar ya les ha
perjudicado.
Pero hay otro factor que va a tener un
enorme impacto. Desde hace varios años, las empresas estadounidenses no
financieras han venido acumulando gigantescas cantidades de dinero en caja. Ese
dinero está disponible para comprar otras empresas. Y, ahora, el euro más
barato hace que las empresas europeas también sean más baratas para quienes
estén llenos de dólares. Viene una ola de adquisiciones de grandes empresas
europeas.
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