Cierto es que, históricamente, encuentros como el de esta semana han sido cuestionados por su inoperancia para edificar acuerdos que trasciendan las clásicas listas de buenos deseos. Y que, al no tener fuerza vinculante, mucho de lo consensuado en una cumbre puede perder músculo cuando un gobierno entrante decide desconocer de un plumazo lo firmado por su antecesor.
Sin embargo, esto no debería desalentar a los países de esta parte del planeta a poner el tema sobre el tapete y aprovechar todos los espacios de la cita –incluyendo las reuniones bilaterales entre jefes de Estado– para unir esfuerzos en pro de los venezolanos. Al fin y al cabo, no es poco lo que pueden conseguir los estados sin necesidad de pactos extensos, como las sanciones económicas a particulares de la cúpula chavista (que ya aplican Canadá y Estados Unidos) y la posibilidad de brindar asistencia médica y facilidades migratorias a los refugiados que asoman por las calles del Perú, Colombia y Ecuador, entre otros países.
Venezuela, como se sabe, es una dictadura. Y aquellos que hemos seguido de cerca su descalcificación hemos sido testigos de la dramática metamorfosis de un régimen que, en los últimos años, ha terminado por desnudar toda su entraña dictatorial. La última muestra de esta liquidación de la democracia ha sido la decisión del chavismo de adelantar ocho meses las elecciones presidenciales, vetando –de antemano– la participación de opositores como Henrique Capriles y Leopoldo López, o persiguiendo y empujando a otros, como Antonio Ledezma, al exilio. Es decir, asegurándose la victoria antes de que se impriman las cédulas de votación.
Este ilegítimo adelanto de los comicios, además, terminó por pulverizar los tibios intentos de diálogo que ensayaban el régimen y la oposición en República Dominicana. Diálogos que muchos en la oposición seguían con escepticismo, pues al otro lado de la mesa se encontraba el mismo régimen que había disuelto el Poder Legislativo, convocado una fraudulenta Asamblea Constituyente, acosado a la prensa independiente y paralizado groseramente un referendo revocatorio en el 2016. El mismo régimen que –no nos cansaremos de decirlo– carga serias acusaciones por violaciones a los derechos humanos, según han denunciado organismos como la OEA y el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU.
La crisis venezolana también se evidencia en el desplome de su economía. Según la última proyección de la Cepal, en el 2018 el PBI de Venezuela se contraería en 8,5%, una cantidad que contrasta fuertemente con el promedio para América Latina y el Caribe (que crecería 2,2%). La inflación, por otro lado, se ha hinchado de manera descontrolada. En el 2017 llegó a 2.700% y, según cálculos del FMI, treparía a más de 13.000% para fines de año. Una tasa que hace agua el dinero en el bolsillo de los ciudadanos, a pesar de las frecuentes subidas del salario mínimo decretadas por el régimen (más de seis veces en el último año).
Todo ello enmarcado en un contexto de crisis social que se trasluce en un grave desabastecimiento de medicinas, alimentos –según el Observatorio Venezolano de Salud, el venezolano promedio perdió 8 kilos durante el 2016– y que del 2015 al 2017 ha provocado un alza de 132,5% en los migrantes que abandonan el país caribeño.
Así las cosas, si bien fue un acierto del Gobierno Peruano retirarle la invitación a la cumbre a Nicolás Maduro por sus desvaríos dictatoriales, lo que ocurre hoy en Venezuela es tan grave que amerita una cooperación más activa entre los países. En otras palabras, aunque Maduro no venga a Lima, Venezuela no tiene por qué ausentarse de la cita. Por el contrario, si algo hemos aprendido los latinoamericanos es que el drama del país llanero nos atañe a todos en el vecindario.
Haber si dejáis de llamar "gilipollas" a las personas... no os convirtáis en mediocres y de memoria corta; El silencio, no quiere decir que los demás somos idiotas... vosotros no defendéis nada, que no sea vuestro pesebre... y a los ladrones que tenéis en el mismo; Los ladrones del PP, ¡en la cárcel están bien! En política, ¡no valéis para nada ninguno! Solo servís para ladrar. ¿Si queréis algún ejemplo? Pedirle que os le regalo... ¿No os da vergüenza que seáis todos los políticos los peor vistos de este país? ¿Sabéis porque? Porque hace mucho que aprendimos, que un puñado de intelectuales, mandaron una tripulación a la luna, y volvieron, y entre ese puñado de hombres; no había ningún político. Los políticos fueron solo a recoger las medallas, -se me olvidaba- La importancia del político era pagar todos los costes ¡Con el dinero del contribuyente! Haber si tenemos suerte, y damos un día con un puñado de conocimiento. Porque ¿Entre tu que lo estas leyendo y yo? No dudo, es más, ¡afirmo! Prepotentemente y sin margen de error, que lo que defiendes ¡ES VEDAD! Cualquier ser humano lucharía por ello, cualquier ser humano. Y el problema de la política, es que no está humanizada; la escala de valores que representa la política, no te engaño, que yo también fui político. Esos valores, los usamos primero para nosotros mismos. Ya que somos dependientes, para ocupar un lugar político y si hay que mentir ¡Mentimos! Mal hecho humanamente, pero muy interesante socialmente. ¡Yo! Políticamente no me podía quejar; mi voto que solo era uno, decidía, donde eran doce; y os aseguro que decidía. Allí aprendí, que los valores humanos, ¡No se defienden! Mientras sean los propios valores, quienes tienen que decidir, y siguen jugando al juego de la democracia " y tomársela en bromas" Son los políticos, los que gobernando este país, le subieron muchas veces, y le tumbaron otras tantas. Y no sois, ni inocentes ni culpables, solo el pueblo es culpable cuando vota, ¡obtiene lo que elige! por lo tanto, ¡CULPABLE! Pero son los políticos, los que ejecutan la condena... Y hay mora la carencia de la parte humana de la democracia... Ya que carece de filosofía, que pueda desarrollar la ciencia... Y como resultado lógico ¡El yo primero, hunde a los últimos! Lo primero, es un proyecto de filosofía de vida (no un proyecto para gobernar en la vida); estoy hablando de la vida de los demás, y para esas personas, no tenéis proyecto de nada, y voy a decir porque, y no lo digo como acusación; y me alegro si alguien piensa de otra manera, porque siempre, hay otras verdades, tan solo, lo veo como error. porque si le hubiese tenido el PSOE un proyecto de vida viable, en ocho años de gobierno, tubo tiempo de hacer algo tan bien echo; que hasta seria un deber adorar ese gobierno... y sin embargo, todo lo que hicieron mal... fue por querer seguir gobernado. ¡Ya te dije que la política, carece de humanidad! Ahora, juzgo a los políticos por lo que hacen, y no por lo que dicen. Haber si con la vergüenza, cuando acaban unas elecciones; se unen unos a otros, y si no vamos a tener que decidir los españoles, que los que pierdan las elecciones, ¡para casa! A lo que hacían antes de querer vivir de la política... Son más baratos y mejores para criticar, los periodistas que los políticos, los primeros hasta pagan. El secreto está en dejar en ese momento la prepotencia y el ego en casa; y a trabajar; a ayudar al que ganó, que para eso os pagamos. Nos importan tres "C" la izquierda ni la derecha, eso importa solo a los políticos que de eso viven y del resto a los que engañan; a nosotros, a los que no nos dejamos embaucar "Nos da igual que nos tengan en el purgatorio. Nosotros si somos libres, no estamos encadenados a nada, solo seguimos lo mejor, con todo el derecho a equivocarnos. ¡SI LLEGASTE AQUI, PERDONA! Me pasé... ni me lo tengas en cuenta. Un cordial saludo
ResponderEliminarLas 7 vidas del gato, sin duda.
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ResponderEliminarTo some of my loved cats
was missing that N. 8 :((
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