Fernando González Laxe, expresidente de la Xunta de Galicia.
Para Blog de Juan Pardo.
(La Coruña6/9/52) es un político español que fue Presidente de la Xunta de Galicia entre 1987 y 1990.
Licenciado en Ciencias Económicas y doctor
en Ciencias Económicas y Empresariales, comenzó su carrera profesional en 1975
como profesor de Estructura Económica en un colegio universitario de La Coruña.
Tras su paso por el Partido Socialista Galego, en 1977 se afilió al Partido Socialista de
Galicia.
John Lennon dejó apuntada una gran frase: «La vida es
aquello que sucede mientras nosotros nos ocupamos de otra cosa». Viene a cuento
esta mención al músico de Liverpool cuando contabilizamos en las librerías unas
cuantas biografías de políticos que tuvieron importantísimos cargos de
responsabilidad en los últimos años de democracia. Al leer dichos textos se
aprecia una forma distinta de contar lo sucedido. Da la impresión de que, en
muchas ocasiones, perdemos el tiempo preocupándonos con nimiedades mientras la
vida, para la gran mayoría de los ciudadanos, aún está por llegar. Por eso,
tenía razón Marcel Proust cuando afirmaba: «El recuerdo de las cosas pasadas no
es necesariamente el recuerdo de las cosas tal y como sucedieron». La reciente
presentación de libros de los expresidentes del Gobierno, de los
exvicepresidentes, de los exministros y hasta el de un colaborador muy estrecho
de un expresidente, nos han servido para constatar las disputas internas, la
adopción de las programas de trabajo, o las prioridades personales en el
ejercicio del poder que se dispone, por enmarcar algunos de los parámetros
comunes. Muchos de los políticos citados parecen estar convencidos de los
análisis lineales en la historia. Se muestran seguidores de A. Toynbee, por
ejemplo, cuando creen que a una realidad le sigue automáticamente una segunda;
y así sucesivamente. Con este razonamiento tan esquemático, personas que fueron
presidentes o ministros han ido redactando sus libros de memorias. Y, claro
está, ocultan elementos y rasgos básicos que son claves en la conformación de
nuestra sociedad. Al punto que en numerosas ocasiones no se explicita con
claridad el «juego de presiones», la existencia de varios escenarios
alternativos o los distintos márgenes o niveles de autonomía a la hora de la
toma de decisiones. De esta forma, las memorias de los ex están relatadas de
manera personal e íntima. Responden a percepciones que, incluso, intentan tapar
algunas situaciones que requerirían explicaciones adicionales. Supone,
entonces, redactar las historias desde posiciones bastantes rígidas y
encorsetadas, para no tener que dar más explicaciones que las imprescindibles y
necesarias. La mayor parte de los analistas políticos, sociales y económicos
rechazan tales métodos de los razonamientos lineales. Es decir, quedaron atrás,
para nuestra comprensión de la historia, los análisis de los Rostow, Rifkin,
Weber, Mandel... que secuenciaban las etapas de desarrollo o las fases por las
que de forma obligada se debería transitar. Cuando leemos las memorias de los
ex nos inunda una sensación de que la gran mayoría de ellos utilizan dichos
métodos. Se aprecia otra característica común a todos ellos, apenas se han
equivocado y que casi nunca dudaron en aplicar las medidas necesarias. Se deja
traslucir que solo sus adversarios eran los errados; a los que incluso llegan a
delatar como aquellos que no llegaron a comprender sus decisiones o el
verdadero alcance de las apuestas y compromisos del momento. Mucho me temo que
estamos ante un juego de distorsionar la historia, y que sus deseos radican en
rehacer o escorar planteamientos y soluciones a los problemas existentes. Tal
es así, que los partidos políticos, cuando sobreviven a los mencionados ex,
abordan sus estrategias de manera no-lineal, advirtiendo la complejidad de los
factores. Esta capacidad de contar la historia revela que algunos de los ex no
estuvieron a la altura de las circunstancias en la medida que ni aún ahora,
escritas y editadas sus memorias, siguen sin reflejar lo acontecido,
persistiendo en los errores o en las equivocadas interpretaciones del pasado.
Muchas veces me he preguntado si existe una obligatoriedad moral de reflejar
los años de mandato de un responsable político. La respuesta es variada. La
tentación de ajustar cuentas es grande; la vanidad de volver a ponerse en
primera línea es asimismo elevada; y la oportunidad de explicar algo que no fue
bien interpretado y que se quedaba en el ostracismo, también se incluye entre
los motivos para redactar un libro de memorias. Ni Willy Brand, ni Valery
Giscard d?Estaing, ni Manuel Azaña, por ejemplo, han podido sucumbir a ellos.
Ahora bien, editarlas todas en período navideño, como si fuera una nueva forma
de competencia política a la hora de las presentaciones públicas y midiendo las
ventas como la principal ratio de apoyo a la propia historia, me parece
claramente un completo desaguisado en lo que a la trascendencia histórica se
refiere. Menos mal que siempre quedan quienes no lo hacen, y también quienes
repiten sus libros de memorias, segunda versión, dándole un nuevo giro; o sea,
pidiendo una segunda oportunidad.
http://blogdejuanpardo.blogspot.com.es/2013/12/sar-rey-de-espana-implicado-en-venta-de.html
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