Me decía un amigo que la crisis se acabará el día que Dios pase lista y se lleve al infierno a todas las rémoras que tenemos en España. . Pero este caso, sencillamente, es de risa llorona. Vocean los fascistas macho y las hembtras le aplauden:
"El viento sopla inclemente contra el rostro impertérrito de España. Su efigie milenaria de precisos contornos, quinientos años soportados, ha recibido la lluvia huracanada de la deslealtad y la injuria, la furia aldeana, la resentida quimera del desprecio a la excelencia mantenida en los momentos más difíciles”.
Que no se atraganten mis millones de admiradoras. Estas enardecidas prosas no las ha escrito este menda lerenda. Son el arranque del editorial de octubre de la revista web de la Fundación Francisco Franco, en el que se insta al Gobierno de España a sacar los tanques a la calle, derrocar a Artur Mas y poner fin al cachondeo cismático y separatista.
Los puntos y las comas mal puestos no son míos.
Mucho menos la sangre derramada. A mi, personalmente, Franco, no me caía mal; si con la velocidad que la policía
ejecutaba sus órdenes. Te inflaban a hostias y, además, te obligaban a decir "Sr. policía eso que Vd. dice que he hecho, nunca más lo volverá a hacer. No jurabas ante la Constitución porque no había, solofuero y más fuero.
La verdad, ahora, tampoco hay.
Al margen de quién fuera el dueño de la citada sangre derramada, a mí me huele este editorial a exaltación del golpismo, del genocidio y del fascismo, cosa que creo tipificada como delito en nuestro Código Penal. Si Bildu escribiera este último párrafo, literal, cambiando el nombre de Franco por el de Josu Ternera, ya tendríamos a José María Aznar y a Mariano Rajoy subidos en los tanques y pasándoselo en grande.
Como siempre, en España, la provocación fascista, filonazi y golpista se responde mirando hacia otro lado. Dejando decir y hacer a estos delicados fascistillas sus delicadas fascistadas. Y llevamos así casi cuarenta años. Pero no son inofensivos. Aunque las ideas en general no matan, algunas provoca la muerte. Y las de estos individuos, mucho más.
No es de extrañar que nuestro fragante ministro de Justicia, tan aseado él, no se haya pronunciado sobre esta provocación progolpista pública. Será que ya tiene bastantes líos en casa y no quiere broncas con su suegro, José Utrera-Molina; con su mujer, Marta Lidia de todos los Santos ni con su cuñado Luis, ambos destacados miembros de la Fundación Francisco Franco.
Pero coño, Alberto, aunque no los quieras meter en la cárcel por evitar que tu señora, Marta Silvia Utrera, jefa de abogados jefes del estado, opte por fugarse con Blas Piñar, por lo menos ciérrales la página web, que más se perdió en Cuba. O proponle a Angela Merkel crear con los Utrera-Molina la fundación Adolf Hitler en Berlín, para democratizar Alemania, a ver qué te como reacciona.
No estaría mal aplicarle la Ley de Partidos a la Falange Española, esos encantadores chicos de aspecto civilizado y gemelos de oro que todavía no han renunciado a los principios fundacionales de José Antonio. Un ejemplo: “Si nuestros objetivos han de lograrse en algún caso por la violencia, no nos detengamos ante la violencia. Bien está la dialéctica como primer instrumento de comunicación, pero no hay más dialéctica admisible que la dialéctica de los puños y de las pistolas cuando se ofende a la justicia y a la Patria”. ¿No tiene nada que decir nuestra sacrosanta ley de partidos contra estos violentos, don Alberto? ¿O los violentos solo son los otros? Por si acaso se me confunden, apuntalar que este cronista considera que ETA fue, es y será execrable. Que luego sois muy cucos, mis asquerosos fachas.
A lo que íbamos. Pues no. Nuestra ley de partidos no tiene nada que decir. Y Falange Española, toda pizpireta, se sigue presentando a las elecciones. Desde la transición, ese maravilloso jardín de extrañas flores nacidas mustias, la historia de España se ha labrado sobre el olvido. Sobre nuestro olvido. No sobre el suyo. Hasta el punto de que el PP fue fundado por un fascista que se hizo autonomista cuando comprobó que nunca podría gobernar en toda España. Manuel Fraga, de funesto recuerdo.
Estamos haciendo la historia de España como aquel policía del gran Jean-Claude Izzo que encubre un crimen y lo explica así: “Trucando la realidad a falta de poder transformar el mundo”. Pues a mí no me da la gana de seguir trucando la realidad. Ya está bien de que veamos el fascismo como una anécdota de viejillos subvencionados (la Fundación Francisco Franco recibió 147.000 euros más el alquiler del local en Concha Espina durante 3 años de nuestros impuestos en la segunda legislatura de Aznar). Pero, también recibioó112.000 de Zapatero, hasta que se dieron cuenta. Rajoy les ha prometido, pero mucho me temo que, de momento, no "pillen" ni un euro. El editorial de octubre del suegro de Gallardón y sus secuanazis merece una acción judicial. Y la mera existencia de Falange Española, lo mismo. Si no, es que hay barra libre electoral, y yo inscribo a mi gato en la ETA y lo presento a presidente del gobierno. Mi gato es rabudo y no le sienta mal llevar txapela. Os vais a enterar, elementos vespertinos.
También se ponen calles a Carrillo, que vivió de los rusos y después de los españoles, matando a bastantes en Madrid y no pasa nada.
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