El que la
vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, sea la candidata a las
elecciones europeas justifica el desmadre reinante en el PSOE. Lo que parecía un rumor alentado por enemigos
del partido ha resultado ser cierto. Hasta se podría haber presentado Rubalcaba
y no hubiese pasado nada. Para entender el disparate que supone la elección,
hay que explicar que en un momento crucial para el futuro del PSOE, quizá uno
de los más delicados de su larga historia, y en medio del inminente y complejo
proceso de renovación de listas municipales, autonómicas y hasta del candidato
a la presidencia del Gobierno, la máxima responsable de la organización interna
de los socialistas va a estar volcada en su propia campaña, tratando de ganarse
un bien remunerado escaño en Bruselas. Y después, en pleno proceso de primarias del PSOE, vivirá
en un continuo puente aéreo hacia el Europarlamento. No se sabe si lo que
Valenciano se toma a chirigota es su trabajo en Ferraz, el que pueda
desarrollar en Bruselas, o ambos. Pero lo cierto es que si entre los
socialistas reinaba el desconcierto sobre su propio futuro, a partir de ahora
lo que puede instalarse es directamente el desmadre sin orden ni control.
Todo vale en el
PSOE, argumentan que que otros partidos socialdemócratas europeos, como los
franceses o los alemanes, tienen como candidatos para las elecciones europeas
de mayo a destacados miembros del aparato, aunque ocultan que el SPD gobierna
en coalición en Alemania y el PS francés lo hace desde la Presidencia de la
República, mientras el PSOE pena en la oposición en España, perdiendo apoyos
cada día, después de haber cosechado el peor resultado de su historia y a pesar
del brutal desgaste de un Gobierno obligado a recortar en todo.
Es una decisión un
tanto desconcertante ya que hay teorías para todos los gustos. La más obvia es
que Rubalcaba ha comunicado ya a los suyos que tira la toalla y les recomienda
por ello que se vayan buscando ocupación alternativa. La segunda, completamente
opuesta y a mi juicio más probable, es que Rubalcaba no quiere que ningún otro
dirigente socialista, y mucho menos un crítico como López Aguilar, se apunte el
tanto de un posible buen resultado en las europeas. Y presenta a una de sus más
fieles porque pretende exhibir el hipotético éxito electoral como un aval a su
gestión que le obliga a ser candidato en las generales. Y las primarias, para
otro día.
Cualquiera de las
dos hipótesis supone una utilización torticera de la candidatura socialista en
favor de los intereses de Rubalcaba y los suyos. Falta todavía completar una
lista en la que el PSOE buscará huecos a viejas glorias en retirada. Pero, por
si alguien esperaba renovación, como número dos de Valenciano irá Ramón
Jáuregui, con 34 años de cargos públicos a sus espaldas. Regeneración pura,
vamos. Todo esto demuestra que PSOE e
izquierda son antagónicos. No, no entran en política para servir al pueblo, si
para servirse del pueblo y esto, al PSOE, le puedo suponer “hasta la
desaparición o cuando menos una gran escisión de la militancia. Ya le ocurrió
al PP y ahora gobiernan.
Ya no tengo la menor
duda de que la política no solucionada los problemas de España, sino que tiende
a agravarlos. Y eso es cruel, porque va dejando a la gente en un lugar cerrado
del que difícilmente se puede escapar. Elena Valenciano ha tirado la primera piedra
contra la destrucción TOTAL de la democracia. Por lo visto, Rubalcaba, está inmaculando al PP que volverá a ganar las europeas y las generales.
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