El Poder judicial declara guerra abierta al gobierno que preside, Pablo Iglesias bajo supervisión de Garzón y su banda. Los “independentistas serán juzgado de acuerdo a Ley y con transparencia.
Que por lógica debilidad, el
Gobierno de Pablo Iglesias, Garzón y su banda estén atados de pies y manos para
que obligatoriamente tengan que ceder al chantaje de etarras e independencias no
significa que el poder judicial sea débil. Ésta es la razón principal que
explica por qué la Fiscalía, a pesar de los enjuagues de Sánchez con sus socios
de moción de censura, última un escrito de acusación por el 1-O en el que Oriol
Junqueras aparece como máximo responsable, lo que significa que se enfrenta a
la petición de cárcel más elevada: de 25 a 30 años de prisión. Aunque ahora
intente hacerse pasar por un hombre conciliador e incluso utilice su reclusión
para granjearse un perfil pragmático, los cuatro fiscales del caso -en línea con
el auto de procesamiento dictado por Llarena- apuntan al presidente de ERC como
el auténtico cerebro de una intentona golpista que derivó en violencia tanto en
la concentración ante la Consejería de Economía el 20-S como el día del
referéndum ilegal.
No cabe vacilación
alguna a la hora de depurar responsabilidades judiciales por tamaña felonía y
mucho menos que la Fiscalía pueda ser usada como moneda de cambio en la
negociación de los Presupuestos. Para dar su visto bueno a las cuentas públicas,
ERC exige al Gobierno la retirada de los cargos contra los políticos procesados
por Llarena. Es una barbaridad propia de quien no concibe la separación de
poderes. Pero, en todo caso, muestra la gravísima endeblez del Gobierno. Los
hechos ocurridos desde que Sánchez ocupa La Moncloa, incluida la inclinación de
varios ministros a dejar en libertad a los dirigentes y líderes sociales
encarcelados, revelan un acercamiento de los socialistas a ERC.
Las dos formaciones votaron
juntos la semana pasada en el Parlament, rompiendo por primera vez desde el
procés la unidad separatista. Se equivoca Sánchez, y con ello arrastra a todo
el país, si piensa que estas componendas pueden aplacar el desafío soberanista.
Máxime teniendo en cuenta que el Govern no ha renunciado a la unilateralidad y
que tanto los jueces como los profesores siguen sufriendo el acoso del
secesionismo. La voluntad de la Sala de lo Penal del Supremo es que el juicio
del 1-O arranque en enero. Los investigadores señalan que el papel de Junqueras
en la rebelión estuvo por encima del resto del Govern, incluido Puigdemont.
La rebelión no fue en
grado de conspiración, sino que el delito llegó a consumarse. Con estas
conclusiones, resultaría inaceptable que la fiscal general del Estado
sucumbiera a eventuales presiones del Ejecutivo para rebajar la petición de
penas a Junqueras y al resto de los acusados, de la misma forma que ningún
ciudadano comprendería que se indultara a quien los investigadores sitúan en el
vértice de la asonada. El golpe separatista no puede quedar impune por el hecho
de que Sánchez necesite los votos de quienes lo perpetraron para seguir
aferrado al poder.
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