

Una vez que el Tribunal de Justicia de la UE (TJE) les pilla
in fraganti, nuestros gobernantes, se pusieron a cantar el cara al sol, rojos
de mierda o que se jodan. Hallaron dos
fórmulas magistrales para conseguirlo. La primera: circunscribir la reparación
del daño a solo los últimos cuatro años. Omiten que la responsabilidad
patrimonial del Estado no prescribe y se pasan por el forro el fallo de los
jueces: «No procede limitar en el tiempo los efectos de esta sentencia». La
segunda: exigirnos las facturas de cuando llevamos el automóvil a abrevar. Una
tomadura de pelo. Como la del maestro que, deseoso de sacar tarjeta roja al
alumno, le preguntó por el número exacto de habitantes de Madrid. Y como el
estudiante respondió con la precisión del padrón municipal, el profesor,
airado, repreguntó: ¿Nombres y apellidos?
A menos que padezca el síndrome de Diógenes y hayas
convertido tu casa en un basurero de tiques y recibos, olvídese de los
reintegros de cualquier índole, en este caso, el céntimo sanitario... Pero el
engaño no termina ahí. Nos dicen que los céntimos sanitarios fueron abolidos a
finales del 2012. Falso, totalmente, falso. Siguen en más comunidades y más
crecidos y robustos que nunca: este año, 2014, los que gravan la gasolina se
duplicaron y los que penalizan el gasóleo se multiplicaron por cuatro. A día de
hoy, 4,8 céntimos por litro de combustible. Escondidos, eso sí, entre los
pliegues del poderoso impuesto especial de hicrocarburos, con el fin de eludir
otra reprimenda de los jueces europeos.
No es tarea fácil sortear los impedimentos para
recuperar tu dinero, acudes a la oficina del cliente y te reciben con el látigo
en la mano. Montoro amenaza con sancionar a quien reclame indebidamente el céntimo
sanitario. Lo que no sabe Montoro es que debidamente, el céntimo sanitario nos
corresponde a todos.. Lo de este hombre no tiene remedio: parece arrancado de
una ópera bufa. Ministro de Hacienda cuando se aprobó el gravamen ilegal y
ministro de Hacienda cuando se probó la ilegalidad del gravamen, en vez de
entonar el mea culpa y hacer mutis, se permite abroncar y amenazar a sus
víctimas.
Y a todo esto, ¿a qué se dedican la Defensora del Pueblo
y los once santurrones autonómicos que
viven de la mamandurria y del cuento “”defensor”””?
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