Lo independentistas (39.2%, incluido el PNV) envían un mensaje a Sánchez: “O indultas a todos los presos políticos y de ETA o cambiamos apoyo por guerra. Además de marcar fecha para el referéndum” catalán.
Todos parecen haber ganado
las elecciones del 28ª y la realidad evidencia todo lo diferente. En Cataluña,
epicentro del procés que ha marcado la legislatura y la campaña, ofrecen
conclusiones dignas de tener en cuenta. Cabe constatar que el voto del miedo a
VOX sirvió -como en otros feudos de la izquierda- para movilizar a PSC y ERC,
que por primera vez gana unas generales, pero también que el independentismo se
queda en 39,2% de los sufragios, muy lejos de su añorada mayoría.
Frente a la
estrategia abiertamente rupturista de Puigdemont, los de Junqueras se han
beneficiado de un camuflaje táctico de su naturaleza radical, a la espera del
momento más conveniente para relanzar su proyecto de segregación. El auge de
ERC puede interpretarse asimismo como mensaje de presión al Supremo y a Sánchez
para que se abra a los indultos. Cs mantiene su posición en escaños aunque sube
en votos, y el PP no desaparece gracias al buen desempeño de Cayetana Álvarez
de Toledo, que logra su escaño.
La situación del
constitucionalismo en Cataluña sigue siendo difícil: sufre la violencia real y
simbólica del nacionalismo. Los precedentes nos impiden esperar de Sánchez
esfuerzo alguno en defensa de los constitucionalistas acosados en Cataluña.
Pero sería más vergonzoso que, no necesitando a los separatistas, continuase su
política de cesiones para facilitarse la gobernabilidad al precio de ahondar la
fractura social.
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