Nadie odia tanto a los catalanes como ellos mismos. La situación está más oscura que en 1.936

Nadie odia más a los catalanes que ellos mismos. Para que un catalán no se ponga rebelde sin saber la causa habría que bombardear Cataluña máximo cada 10 años.  (Hazaña) En los comienzos de la guerra civil  los dos bandos se unieron para sitiar y penalizar hasta el oxígeno a los catalanes, bien salían que o “les ataban” bien o, al final, atacaría ellos sin piedad.

Ahora estamos como en el 36. Los rojos se están alineando, cuentan con las fuerzas bolivarianas y el yihadismo iraní, el más peligroso.

El nacionalismo es una ideología del siglo XIX que se inspira en el resentimiento, espira una vida negativa y respira España nos roba y nos quieren aplastar. Uno de sus mitos más queridos es el “los españoles van bombardear Barcelona porque somos anticatalanes”. 

Los candidatos de la coalición antimarxista defenderán resueltamente y a todo trance la necesidad de una inmediata derogación, por la vía que en cada caso proceda, de los preceptos, tanto constitucionales como legales, inspirados en designios laicos y socializantes (…). Trabajarán sin descanso para lograr la cancelación de todas las disposiciones confiscadoras de la propiedad y persecutorias de la persona, de las asociaciones y de las creencias religiosas
En 1842, tras la 1ª Guerra Carlista, el izquierdista Espartero fue recibido triunfalmente en Barcelona. Pero llegó la noticia de que su gobierno iba a firmar un acuerdo comercial librecambista con Gran Bretaña que rebajaría los aranceles a los productos textiles ingleses, lo que afectaría a la industria algodonera catalana. Y con esta excusa estalló una insurrección de tono republicano en Barcelona.

Espartero dio orden de bombardear la ciudad desde el castillo de Montjuich. Se lanzaron 1.104 proyectiles, se dañaron 462 edificios y hubo entre 20 y 30 muertos. El orden público se recuperó. No hay que olvidar que sólo el golpe de Companys en 1934 produjo 107 muertos en Cataluña.


Pero quien con más intensidad bombardeó Barcelona fue el general Prim, catalán de Reus. Un año después, en 1843, hubo en Barcelona otra insurrección de tropas contra el gobierno: los amotinados querían que se proclamara la mayoría de edad de Isabel II y se la coronara, para evitar que la Corte siguiera manipulándola. Entre el 20 y 24 de octubre Prim lanzó un bombardeo sobre la ciudad; cayeron 5.223 bombas. El Ayuntamiento de Barcelona, con fecha de 16 de diciembre, expresaba su gratitud por los “grandes servicios que ha prestado a esta Capital (…) considerando que deben trasmitirse a la posteridad las acciones militares en que resalta la prudencia unida a la fuerza”.

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