Puigdemont.- Otro más-Acusado de uso fraudulento de fondos públicos cuando era alcalde, en minoría, de Gerona
Carles Puigdemont vive ya en
la zozobra permanente de una más que probable imputación, a pesar de que los
sectores secesionistas de Cataluña se esfuerzan por taponar la presunta tropelía.
La OAC le acusa también de encargos municipales poco justificados y de actos
contrarios a la ley y al derecho. A. Fernández y Rubén Rodríguez desmenuzan
minuciosamente en El Confidencial todos los aspectos que sitúan al actual
presidente de la Generalidad en el centro de una trama de corrupción. Los datos
y cifras aportados parecen incontrovertibles y la oposición de centro-derecha
en el Parlamento catalán se dispone a exigir explicaciones a Puigdemont.
Se comprende por qué algunos
dirigentes catalanes se dedican con inusitado frenesí a defender y precipitar
la independencia de la Comunidad Autónoma. Tratan de escabullirse de la
maquinaria de la Justicia española, lenta pero implacable en la persecución de
los delincuentes.
Puigdemont ha anunciado que
no se presentará a la reelección. Le va a servir de poco. La acusación contra
él está ya en marcha y haría muy bien el presidente si prepara con sus abogados
una defensa eficaz. Desgraciadamente para él, está clara la mordida del 3%, de
un mínimo del 3%, en gran parte de las obras públicas aprobadas allí donde
mandaba Convergencia. En muy diversos medios de la región se escucha ya un
sordo clamor contra el saqueo de que han sido víctimas los catalanes en beneficio
de un partido determinado y de sus dirigentes.
¿Con qué autoridad, en fin,
se puede vocear la maniobra secesionista cuando el propio presidente de la
Generalidad se balancea en la cuerda floja de la corrupción? Carlos Puigdemont
es un político de tercera división que gestiona con la altanería del mediocre,
acosado por las irregularidades presuntamente cometidas cuando era alcalde de
Gerona.
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