Al equipo de Xavi esta vez
no le salvaron ni las sensaciones, aunque sí supo llevar al límite a un
Athletic mejor que ya mereció pasar en el tiempo reglamentario
Las lesiones de Ansu y
Pedri, que logró el 2-2 en el 90+3, hacen todavía más daño al conjunto
azulgrana
El Barça se quedó hace unos
días sin Supercopa de España, pero dio una buena imagen ante el Real Madrid. No
se puede decir lo mismo de su KO copero en Bilbao. Honor, sí; carácter y
espíritu competitivo, también. Pero esta vez, ni sensaciones. El Athletic fue
superior y mereció pasar a cuartos de final en una prórroga que de intento de
heroicidad a se convirtió en un martirio para el Barça con las lesiones de Ansu
y Pedri, que había logrado el milagroso 2-2 en el 90+3. El VAR, que validó unas
manos de Alba, permitió a Muniain colocar el 3-2.
El 'caso Dembélé',
finalmente ausente tras el ultimátum del club respaldado por el entrenador, lo
tapó todo, pero viendo el irregular rendimiento del francés desde que llegó al
Barça en 2017 quizás el foco se debía haber puesto en las elecciones de Xavi
Hernández para el centro del campo. Y el técnico apostó por Busquets, Gavi y
Pedri, dejando en el banquillo a Frenkie de Jong y Nico. Dembélé lleva media
vida profesional lesionado y su renovación es más una necesidad estratégica y
económica que deportiva, pero la suplencia del interior de Países Bajos es
significativa porque hasta hace poco todo indicaba que la reconstrucción del
nuevo Barça pasaba por sus botas. Eso, claro, hasta que irrumpió Gavi con el
descaro de sus 17 años y hasta que regresó Pedri después de su lesión
convertido en un experto de 19 años. Porque a Busquets no hay quien le tosa
todavía. En ataque, Ansu Fati, que sigue entre algodones porque su presencia
continuada sí es vital, comenzó de suplente siguiendo su plan de
reincorporación progresiva, con otros 'niños' como Abde (20 años), Jutglà (22)
y Ferran Torres (21). Con Luuk de Jong sancionado, Memphis Depay lesionado y
Braithwaite recién salido de lesión no había mucho más.
El inicio del Athletic fue
fulgurante. Con Iñaki Williams en el banquillo, su hermano Nico, cachorro
de 19 años, dejó en evidencia a Alba en
el primer pulso en velocidad e Iker Muniain aprovechó el desconcierto defensivo
del Barça para lograr un gol magistral con un efecto diabólico por encima de un
Ter Stegen alucinado. Ni dos minutos habían pasado y la pizarra de Xavi ya
estaba rota con 1-0 en contra.
Al Barça le costaba
encontrar a Pedri y Gavi entre líneas por culpa de la excelente presión del
Athletic, que poco a poco se iba haciendo más fuerte al sufrir poco en defensa
y tener el marcador a favor. Pero en la primera acción en la que el equipo de
Xavi pudo dar varios pases seguidos, Ferran Torres, entrando por la izquierda
de forma puntual porque estaba en la derecha, encontró el hueco tras pase de
Busquets y logró el 1-1 con un disparo de calidad, con potencia y rosca,
estableciendo el 1-1 en el 20'. Cien por cien de efectividad en los dos
equipos.
El Athletic reaccionó de la
mano de Nico Williams, quien desarboló una y otra vez a Alba, con Piqué
llegando también tarde a las coberturas en solidaridad generacional con el
lateral zurdo. Así, Sancet y Muniain rondaron el 2-1 con dos remates
peligrosos. Aunque el que más cerca estuvo del gol fue el propio Williams Jr.
con otra incursión al espacio, imponiéndose hasta a Araujo y obligando a Ter
Stegen a realizar una gran parada en el 32'.
Para el Athletic era una
guerra y si el Barça quería combatir tenía que igualar su agresividad, como en
el córner del minuto 40 en el no menos de seis jugadores acabaron en el suelo,
con Vesga y Piqué atendidos. Cada salida desde atrás del Barça era un martirio
y Piqué salvó el 2-1 de Sancet tras otra pérdida antes de que Ter Stegen
volviera a lucirse en un cabezazo de Raúl García a bocajaro tras otro córner
tocado antes por Dani García. El equipo azulgrana llegó al descanso vivo por el
1-1, pero muy tocado por las sensaciones.
Marcelino no tenía que tocar
nada, pero Xavi sí se vio obligado a intentar cambiar una dinámica muy negativa
dando entrada a otro medio como Nico González por un extremo, Abde. No se pasó
del todo del 4-3-3 al 4-4-2 porque Gavi se escoró en la izquierda del ataque.
La intención estaba clara: más posesión y control.
El primer movimiento del
Athletic fue forzado por lesión de Sancet en el 51' y el que entró, nada más y
nada menos que Iñaki Williams, ya inquietó en el 52' a Ter Stegen. Para echarse
a temblar.
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