Es lamentable que, en el
siglo XXI, habiendo una pandemia mortal de necesidad y que minuto a minuto pasa
lista para llevarse al reino de los cielos, como siempre, a los más débiles. Poco muy poco se sabe sobre la transmisión o
mutación del coronavirus, pero lo poco que se sabe con certeza total es que se
propaga por vía respiratoria y puede ir de cuerpo en cuerpo hasta buscar uno de
precaria salud o que, sencillamente, tenga tocado algún órgano para atacarle
con la fuerza de un volcán.
No es casualidad que en los
países dictatoriales americanos y España
haya encontrado el maldito virus su campo de expansión. En Australia, al
COVID-19, le llaman el bicho bolivariano. Nueva Zelanda y Japón culpan a España e Italia de propulsar virus
que ya se daban por controlado.
El ente sanitario de la UE pone en 'rojo oscuro' a España por incidencia de COVID muy alta, precisamente, el día 12 de Junio, fecha de salida del viaje de estudiantes a Mallorca (15 de junio). Cuando el Ministerio de Sanidad y La Moncloa habían recibido un comunicado prohibiendo "enérgicamente" no viajar y mucho menos en masa
Cuando ocurre la esperada
catástrofe de Mallorca, lógicamente, la UE pide explicaciones a España y la
ministra de sanidad, Carolina Darias, contesta que ya tenían comprados los
pasajes y reservadas las plazas hoteleras. O sea, reconoce haber recibido el
comunicado, enérgicamente prohibitivo para viajas en masa por salud pública, pero prepondera el ocio estudiantil. Con lo
fácil que hubiese sido repartir “el pasaje” por el resto de islas preciosas que
tenemos e España. En Palma de Mallorca, solo hay “moles de cemento, bigardos y
tiesos de cuna baja” y en el resto de la isla mosquitos y moscones.
La última palabra, la
decisión de introducir restricciones a la libre circulación para proteger la
salud pública sigue siendo responsabilidad de los Estados miembros (Gobierno de
España), aunque el Consejo subraya que la coordinación sobre esta materia es
fundamental.
Que la eficacia de los
gobiernos autonómicos se mida por la hora de cierre de los locales de ocio
nocturnos o por el nivel de aforo permitido en las discotecas, estando en la
situación que estamos, me parece como para indultar a todos los presidentes
autonómicos. A la cárcel no entrarás, pero tampoco podrás ejercer de Presidente
autonómico. Al Gobierno y a su banda Garrote Vil con retirada antes del
ahogamiento mortal.
La UE se comprometió a
ayudar a todo el sector hotelero, bares, restaurantes y reposteros, pero nunca
a discotecas y puticlub –tiempo tendrán- ¿Qué pasó? Sencillamente, se gastaron
e dinero en Abengoa, Plus Ultra y….Esa tropelía, solo les conllevará una
sanción económica que ya la tienen descontada.
El objetivo debería haber
sido y seguir siendo disminuir la probabilidad de que aparezcan nuevas
variantes del SARS-CoV-2, el virus que causa covid-19, porque la aparición de
nuevas mutaciones (y las variantes que estas acarrean) es la clave del
espectacular éxito del coronavirus. Las mutaciones ocurren debido a errores
surgidos al azar mientras el virus replica su genoma en el interior de las
células hospedantes.
La Asamblea del Nobel del
Instituto Karolinska comunican que todos los virus, incluido el SARS-CoV-2,
mutan con el tiempo. El SARS-CoV-2 muta con regularidad, adquiriendo
aproximadamente una nueva mutación en su genoma cada dos semanas. La mayoría de
los cambios tienen poco o ningún impacto en las propiedades del virus. Sin
embargo, algunos cambios pueden afectar ciertas propiedades, como la facilidad
con que se propaga, la gravedad de la enfermedad asociada o la resistencia
frente a vacunas, medicamentos u otras medidas sociales y de salud pública.
Nunca antes de 3/4 años se sabrá con certeza los daños colaterales y la
eficacia de las vacunas. Todos son
conjeturas y suposiciones.
Hay otros científicos creen
que las mutaciones van a resultar nada
mejor que la primera. Las proteínas son largas cadenas de aminoácidos plegadas
en diferentes formas. Cada aminoácido está codificado por tres letras, el
codón, que es una secuencia de tres nucleótidos de ADN o ARN que corresponde a
un aminoácido específico. El código genético describe la relación entre la
secuencia de bases del ADN (A, C, G y T) en un gen y la secuencia
correspondiente de la proteína que codifica. La célula lee la secuencia del gen
en grupos de tres bases. En muchos casos, una mutación en la tercera letra de
un codón seguirá codificando el mismo aminoácido.
Durante miles de años el
coronavirus se reprodujo en especies de animales como pangolines y murciélagos.
Ni siquiera sabíamos de su existencia. El virus mutaba y mutaba sin mayores
consecuencias. Y es que el azar hace que la gran mayoría de las nuevas
mutaciones resulten perjudiciales para el propio virus. Funcionan peor que las
originales de las que derivan y el virus ‘nuevo’ es menos infectivo. En ese
caso, pasado poco tiempo las mutaciones ineficientes se extinguen. Es la
selección natural.
La genética de poblaciones
evidencia que en poco más de un año han aparecido miles de estas mutaciones en
SARS-CoV-2. La buena noticia es que casi todas se habrán extinguido sin haber
sido ni siquiera detectadas por la ciencia, aunque en las bases de datos de
secuenciación del coronavirus se recojan miles de nuevos mutantes.
La preocupación comenzó
cuando despuntaba 2020: una nueva mutación del SARS-CoV-2 le permitió empezar a
infectar a seres humanos. La primera cepa que empezó a infectar masivamente a
humanos fue la de Wuhan, conocida como variante WIV04/2019 o “secuencia cero”.
Tras desatar una primera ola devastadora a nivel mundial, diversas medidas
epidemiológicas y de salud pública lograron reducir su incidencia.
Pero el coronavirus
evolucionó extremadamente rápido mediante nuevas mutaciones que resultaron ser
mucho más eficaces en su transmisión, consiguiendo desatar nuevas olas. Los
mutantes del coronavirus, como los que originaron las ya célebres cepas
británica, brasileña, sudafricana e india (doble mutante), empezaron a acaparar
los titulares de los medios y, lamentablemente, con poco rigor y titulares
apocalípticos.
La Organización Mundial de
la Salud (OMS) distingue tres tipos de variantes. Las llamadas variantes de
interés (VOI por sus siglas en inglés), que por lo general tienen mutaciones
que producen cambios en la zona de unión del virus al receptor de las células
humanas, afectan a la eficacia de la transmisión, lo que las vuelve más
infectivas que las cepas originales de las que derivan. Con frecuencia los
anticuerpos las neutralizan peor, la enfermedad que provocan es más grave y
responde peor a los tratamientos.
En alguna medida la eficacia
de las vacunas queda reducida. Un ejemplo de esta variante es la cepa brasileña
20J detectada en Manaos, o la cepa 20C que apareció en Nueva York en noviembre
de 2020 y fue responsable de la elevada incidencia de covid-19 en esta ciudad.
Son peores las llamadas
variantes de preocupación (VOC), porque como presentan una significativa mayor
reducción en la eficacia con la que los anticuerpos las neutralizan, tienen una
capacidad de infección mucho mayor, producen casos más graves de la enfermedad,
reducen la eficacia de los tratamientos, merman la eficacia de las vacunas y
generan tasas más elevadas de hospitalizaciones y muertes. Algunas de estas VOC
fueron la 20l/501Y.V1, originada en Gran Bretaña, la 20l/501Y.V3 que apareció
en Japón y Brasil, la 0H/501.V2 sudafricana, y la californiana 20C/S: 452R.
El efecto más temible que
pueden originar las nuevas mutaciones es dar lugar a variantes de grandes
consecuencias (VOHC). De momento no se ha producido aún ninguna de estas
variantes, aunque los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de
Estados Unidos advierten que podrían originarse en cualquier momento. Las
consecuencias resultarían desastrosas, pues, además de ser más resistentes a
los tratamientos hospitalarios, podrían resultar más infectivas y producir
mayor mortalidad, afectarían a una enorme cantidad de vacunados y de gente que
pasó la enfermedad, que podría volver a infectarse.
La buena noticia es que la
respuesta inmunitaria es dinámica y se adapta a los cambios del virus. La clave
del problema está en que, como las mutaciones ocurren al azar, mientras mayor
sea el número de infectados (recordemos que un solo infectado por covid-19
produce billones de virus) más probabilidades tendremos de que aparezcan
mutantes capaces de originar variantes de grandes consecuencias (VOHC).
Por eso, nuestro objetivo
debería ser impedir que puedan aparecer variantes de todo tipo en general y
VOHC en particular. El aumento de contagios, aunque estos afecten a una
población más joven y resistente, y muchos sean asintomáticos, es una demostración
de que no lo estamos haciendo bien, porque, como en la ruleta rusa, el azar
juega en nuestra contra.
Juan Pardo Navarro xon la colaboración desineresada de Manuel Peinado Lorca,
Catedrático de Universidad. Departamento de Ciencias de la Vida e Investigador
del Instituto Franklin de EEUU., Universidad de Alcalá.
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