Es cierto que Francisco Franco, caudillo
de España fue amigo del führer Hitler y del duce Mussolini. Como también es
falso que Franco permaneciera neutral en la II Guerra Mundial. Envió la
División Azul a luchar en favor de Hitler y que confisco hasta la última raíz
de la libertad. La bulimia de Stalin, que se merendó a media Europa, le salvó.
Truman, y sobre todo Churchill, prefirieron una España franquista al riesgo de
una España estalinista. ¡Así fue y bendito proceder¡ Churchill a De Gaulle:
¿Por qué Franco persigue el comunismo? Por la misma razón que tu, que yo y que
el mundo.
Pero también es cierto que Franco
fue aclamado por una inmensa mayoría y en todas las reuniones con sus ministros
decía: “Haced como yo, no meteros en política”. Franco que tenía una sabía
ironía, en la comida que hacían después de los consejos les dijo: ¿Ha quedado
claro porqué a las suegras les llaman madres políticas?
Franco no terminó suicidándose en su bunker de
El Pardo, tras perder una guerra. Tampoco le colgaron de los pies en la plaza
de Cibeles para que el pueblo le vejara. Por el contrario, gobernó durante
cerca de 40 años, recibiendo en visita oficial incluso a Eisenhower,
presidente de los Estados Unidos de América, primera democracia del mundo.
Falleció en la cama, se formaron colas de centenares de miles de personas para
pasar ante su cadáver en el Palacio Real y fue enterrado de forma solemne con
honores de Estado.
La Transición consistió en que se
abrazaran los vencedores y los vencidos de la guerra civil. Así lo propugnó Don
Juan durante largos años de exilio. Así lo dispuso Don Juan Carlos una vez
convertido en Rey, bien asesorado por Torcuato Fernández-Miranda. Los
vencedores y los vencidos de la contienda fratricida se reunieron en paz bajo
la Monarquía de todos y la democracia pluralista plena establecida por la
Constitución de 1978 y votada de forma abrumadora por la voluntad general del
pueblo español libremente expresada. Fue un milagro político e histórico.
Empezó Zapatero y ha continuado
Sánchez en el despropósito de la memoria histórica, que ha triturado la esencia
de la Transición. En lugar de continuar pasando página y aceptar la España sin
vencedores ni vencidos, se ha puesto en marcha el despropósito de convertir a
los vencidos en vencedores. El resultado es que hemos retornado ya a las dos
Españas, a la España a garrotazos del cuadro de Goya. Zapatero y, sobre todo,
Sánchez, han resucitado a Franco al aplastar el espíritu de la Transición y
encender de nuevo el último y más atroz pasaje de la historia cainita de
España. Los estallidos en la calle, los debates cada día más broncos en el
Congreso de los Diputados, resultan ya alarmantes, aunque todavía, según los
optimistas, se podría reconducir la situación.
Queda claro que la política, de
poco o nada vale, cuando no hay orden.
¡VIVA FRANCO, ARRIBA ESPAÑA¡
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