La toma de `posesión de
Alberto Fernández, aunque en un ambiente de cordialidad, Macri ha sido un
caballero hasta última hora, en realidad el protocolo estaba viciado con
trampas y vicios ocultos- El enviado de
EEUU abandona Buenos Aires molesto por la presencia de un delegado de Nicolás Maduro.
Dentro de la normativa internacional de protocolos para toma de posesión de un
presidente hay que pasar rol de invitados y 48 horas antes el de asistentes,
con un ministro venezolano en la ceremonia EEUU no hubiese enviado delegado.
En realidad la proclamación
ha sido un fracaso total, solo cuatro presidentes asistieron a la toma de
posesión de Alberto Fernández en Argentina.
El presidente de Brasil
rechazó la invitación de asistir a los actos oficiales, pero ordenó a última
hora que su vicepresidente Hamilton Mourano viajara a Buenos Aires
Alberto Fernández anuncia un
Gobierno a su medida con el visto bueno de Cristina Kirchner.
La historia no se repite en
Argentina, pero esta versión se le parece mucho. Alberto y Cristina Fernández
vuelven este martes a la Casa Rosada. El primero como presidente y la última,
cuatro años más tarde, como vicepresidenta. Los actos del traspaso de mando, en
esta ocasión, no llegan acompañados de escándalos ni de negativas a entregar
«los atributos del mando», como sucedió hace cuatro años. Mauricio Macri hará
lo que su antecesora rechazó: pasará el testigo del bastón y la banda
presidencial (una versión nueva) a su sucesor. En este caso, y por deseo del
primer Fernández (Alberto), será en el Congreso.
La investidura de «los
Fernández» se celebrará con ausencias importantes. La más sonada, quizás, sea
el portazo de Jair Bolsonaro. El presidente de Brasil rechazó la invitación de
asistir a los actos oficiales, pero ordenó a última hora que su vicepresidente,
Hamilton Mourano viajara a Buenos Aires. El ministro Osmar Terra tuvo que
anular un viaje y una agenda destinada a suavizar las tensiones bilaterales. El
Gobierno de Fernández tendrá que hacer malabares para reconducir las relaciones
con su principal socio comercial y evitar que el agónico Mercosur (Mercado
Común Suramericano) desaparezca y con él se esfume el tratado de libre comercio
con la UE.
Al final dio su brazo a
torcer. Horas antes de que comenzaran los actos del traspaso de mando en
Argentina, Jair Bolsonaro rectificó y autorizó a su vicepresidente, Hamilton
Mourano a viajar a Buenos Aires para asistir a los actos del traspaso de mando
entre Mauricio Macri y Alberto Fernández.
Lo calificó en campaña de
«parte de una banda» y como presidente electo le anunció que no asistiría a su
investidura. Bolsonaro, presionado dentro y fuera de Brasil, por fin
recapacitó, cambio de opinión y prácticamente sobre la hora, decidió dar luz
ver a Hamilton Mourao para que le represente oficialmente en la investidura. El
«gesto» lo calificó Mourao, tiene como objetivo «que las relaciones vuelvan a
la normaliad». Escenario difícil de imaginar, dados los antecedentes y el perfil
del presidente de Brasil, la política y los intereses bilaterales deberían
poder lograrlo.
El comunicado oficial de
Brasil supuso un alivio al aclarar, en positivo, la nueva situación:
«Informamos que el presidente de la República, (Jair bolsonaro) decidió
designar al vicepresidente como jefe de la delegación brasileña para la
ceremonia de posesión del mando presidencial en Argentina». En ese momento, el
embajador de Brasil en Argentina se había quedado como único representantes de
Brasil en la investidura.
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