Puigdemont, el honorable, atraca en más de 20 millones la empresa de Aguas. La operación, sigue abierta y puede superar los 200 millones de euros. ¿Votará el día 1-O?
La Guardia Civil ha
realizado 15 registros en varias empresas entre las que se encuentran Agissa,
Girona SA y Prodaisa en una operación denominada Aquarium que podría
comprometer a Carles Puigdemont, el president de la Generalitat, por la gestión
que se hizo de las aguas y del alcantarillado de Girona durante el tiempo en el
que él fue alcalde de la ciudad. Por haber permitido la continuación de
irregularidades que ya se venían produciendo y otras provocadas por la última
renovación de la concesión.
El juez del número 2 de esta
localidad catalana, Manuel Marcelo, que está al frente de las investigaciones,
ha firmado también un requerimiento dirigido al Consistorio gerundense y ha citado
a declarar a varios concejales relacionados con las empresas investigadas o con
las concesiones que éstas han recibido.
Las órdenes del juez tienen
como objeto confirmar si a lo largo de los años fueron desviados más de 15
millones de euros a la empresa mixta Agissa, adjudicataria del abastecimiento y
distribución del agua potable en los municipios de Girona Salt y Sarriá del
Ter. Según las investigaciones, habría «serios indicios» de que dichos fondos
habrían sido detraídos de manera presuntamente irregular.
El origen de esta operación
se encuentra en la investigación del caso del 3% sobre la financiación ilegal
de Convergencia i Unio llevada a cabo por el juez Josep Bosch de El Vendrell.
Al realizar algunos de los registros del caso 3% fueron encontrados informes de
la auditora Efial en los que se detallaban las irregularidades en las que se
habría incurrido en la gestión de Aguas de Girona. Estos datos llevaron a que
el juez Bosch solicitase una investigación de la Agencia Estatal de
Administración Tributaria (AEAT) que llegó a la conclusión de que los hechos
presentados por el juez de El Vendrell podrían dar lugar a «varios ilícitos
penales». Como quiera que el juez del número 2 de Girona, Manuel Marcelo, ya
tenía abiertas unas diligencias al respecto en el que ya había varios
imputados, el asunto ha acabado en sus manos.
Según las investigaciones,
en 1975 se adjudicó mediante concurso público el abastecimiento de aguas a la sociedad
privada Girona SA. En 1988 se le concedió una prórroga que alargó la concesión
hasta 1992, año en el que se debía haber licitado un concurso público. Esta
obligación fue esquivada con la creación de una empresa mixta denominada Agissa
en la que participaban Girona SA en un 80% como socio privado y los
ayuntamientos de Girona, Salt y Sarria de Ter en distintos porcentajes. Girona
SA debía recibir un 3% de los ingresos de explotación. Según los datos en poder
del juez Marcelo, la adjudicación a Agissa del contrato de abastecimiento de
agua potable habría sido contraria al ordenamiento jurídico porque vulneró los
principios de publicidad y libre concurrencia y, además, las prórrogas
establecidas en el Convenio no eran conformes a Derecho.
Sin embargo lo más
problemático no lo constituirían los elementos jurídicos necesariamente sino
las irregularidades económicas que se han ido sucediendo, presuntamente a lo
largo de los años y en cuya profundización tuvieron mucho que ver las
decisiones adoptadas en un pleno celebrado en Girona en 1998. En aquel pleno se
sustituyó -en los documentos referentes a la explotación del agua potable-, la
expresión «beneficios generados» por la de «margen bruto generado». La
consecuencia fue que la sociedad quedó «descapitalizada» porque a las ganancias
no se les descontaron los gastos de personal, alquileres, gastos de
suministros, luz, agua, gas, las amortizaciones, los impuestos o los gastos
financieros. La junta de Agissa aprobó esta modificación que tenía en cuenta
sólo la explotación del servicio, a excepción de ingresos obtenidos por grandes
obras, y retribuyó al capital social de cada accionista un importe superior al
beneficio real.
Las investigaciones deducen
de los elementos anteriores que Agissa, la empresa mixta, estuvo distribuyendo
a Girona SA de manera encubierta beneficios contables que no generaba. En 2013,
ya con Carles Puigdemont como alcalde desde 2011 -hasta ese momento la alcaldía
había estado en manos de Joaquim Nadal, del PSC-, tras producirse una denuncia
de la CUP, fue modificado el Convenio. Además del canon anual que venía pagando
Agissa a los Ayuntamientos por el uso de las instalaciones de abastecimiento y
distribución de agua potable, se estableció un canon complementario por un
importe de más de 3,7 millones de euros a pagar entre abril y marzo de 2015.
Pero se decidió que el socio privado, Girona SA, financiaría ese dinero a
Agissa, la empresa mixta, con un crédito al 12% del interés. Según los informes
en poder del juez, como el canon se incrementó y las inversiones se redujeron a
la mitad, las instalaciones fueron peores y el agua más cara para el
consumidor.
Esos informes afirman además
que los intereses al 12% que cobraba Girona SA a Agissa podrían considerarse
retribuciones encubiertas al socio. Así, según los datos recabados por la AEAT,
desde el año 2013, Girona SA habría percibido retribuciones como socio privado,
intereses elevados y un sueldo estimado para un director de servicios que ha
estado cobrando 55.000 euros durante más de 20 años -más de un millón de euros-
cuando su trabajo lo estuvo realizando un empleado de Agissa.
El juez intenta confirmar con los registros, requerimientos y declaraciones si son ciertos los indicios según los cuales los responsables de los Ayuntamientos involucrados y también algunos funcionarios habrían vulnerado la legalidad con decisiones que han llevado a que se malgasten fondos para beneficiar intereses privados, a despatrimonializar las arcas públicas con repartos de dividendos y beneficios inexistentes y ha justificar gastos fantasma. Que habrían provocado la alteración del precio de las cosas hasta encarecer desproporcionadamente el agua para el usuario. Se trataría de concretar si hubo algo más que un escaso grado de control y supervisión
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