Un edema cerebral masivo se
ha llevado por delante a Ángel Nieto. El ex piloto español ha fallecido a los
70 años en la Policlínica Nuestra Señora del Rosario de Ibiza, en la que se
encontraba en coma inducido tras el accidente sufrido mientras montaba en quad
el pasado 26 de julio.
Ángel Nieto fue embestido
por detrás por la conductora de un turismo en la carretera de Santa Gertrudis.
En el impacto, el motorista perdió el casco y se golpeó con brusquedad en la
cabeza. En un primer momento el pronóstico fue positivo, aunque en la mañana
del jueves los médicos anunciaron el empeoramiento grave de su estado de salud.
Muere de esta manera una de
las mayores leyendas del motociclismo, pionero indiscutible del deporte
español. Ángel Nieto (Zamora, 1947) se proclamó campeón del mundo por primera
vez en 1969, al mando de la Derbi de 50 centímetros cúbicos, y lo consiguió
otras doce veces más hasta 1985, cuando consiguió su último campeonato mundial
en la categoría de 125 centímetros cúbicos con la misma Garelli con la que ya
había triunfado los dos años anteriores.
El hito que marcó Nieto en
el mundo del motociclismo palidece ahora que el himno español suena cada fin de
semana. Pero fue espectacular entonces, cuando las dos ruedas las dominaban de
forma tiránica italianos y británicos. De hecho, mientras Nieto conseguía su
12+1 con las culebras de 50 y 125cc, Giacomo Agostini se colmaba de gloria con
los monstruos de 350 y 500cc: 15 mundiales en nueve años.
Pero Agostini no era el
único que se pasaba el fin de semana corriendo de moto en moto. También Nieto,
en 1972, consiguió la hazaña de levantar dos mundiales en la misma temporada.
Fue aún en Derbi, el primer patrocinador que le dio la gloria, y el que ha
pasado a la Historia de las imágenes más icónicas de su carrera.
Ángel Nieto, en 1972, con su
moto de 50 centímetros cúbicos.
Ángel Nieto, en 1972, con su
moto de 50 centímetros cúbicos. WIKIMEDIA
La mítica Derbi de Ángel
Nieto es la máquina más icónica del motociclismo español, y aún hoy existen
talleres que fabrican réplicas de la reliquia. Un aparato veloz, endeble,
peligrosísimo, al que esta estrella de aspecto aniñado ponía a volar. Nieto fue
un piloto de nervio y ataque, pocas veces conservó nada. Su entusiasmo sobre la
moto le venía de serie, de cuando crecía en Vallecas, el barrio al que llegó
poco después de nacer, y en el que se fraguó su pasión.
El de Nieto y las motos fue
un binomio que se forjó en el pequeño taller de reparaciones de Tomás Díaz
Valdés, que en los 60 regentaba también una discoteca en el popular barrio
madrileño. A la salida del establecimiento fue a esperarle un día el joven
Nieto, con la imagen idealizada de que Díaz, que atronaba el vecindario de vez
en cuando, era un piloto de carreras. Cuando salió del garito, el futuro
campeón del mundo le abordó: “¿Eres tú uno al que llaman el rockandroll?”. Fue
ahí mismo donde le pidió trabajar como su ayudante, donde Díaz Valdés aceptó
cobijarle y donde nació toda la leyenda futura.
Desde Vallecas, Nieto se
trasladó con 14 años a Barcelona, donde crecían las principales escuderías: la
propia Derbi, Bultaco… Nieto tuvo la intención de vivir con su tía, pero allí
sólo duró dos semanas. Con el dinero que le quedaba, lo máximo que consiguió
fue dormir durante semanas en el pasillo de una pensión, rodeado de borrachos,
mientras aprovechaba los días para ir a pedir trabajo a las puertas de las
fábricas. Por pura insistencia, fue Paco Bultó, el dueño de Bultaco, quien le
concedió un puesto de aprendiz en el departamento de competición.
De allí tuvo que salir tras
marcharse de gira sin permiso del jefe con el piloto Pepe Medrano. La
experiencia le estimula, pero a la vuelta se encuentra durmiendo otra vez en el
suelo, esta vez de una frutería, hasta que consigue entrar otra vez como
aprendiz en el departamento de competición de Ducati. Una marca prestigiosa, con
un problema: sus motos eran demasiado grandes y Nieto no podía pilotarlas. Fue
entonces cuando aterrizó en Derbi, donde sí poseían motos de 50 centímetros
cúbicos a las que Nieto se pasaba el día acoplándose, llegando a atarse con
cuerdas y agarres a la máquina para acostumbrar al cuerpo.
Esa disciplina fue la que
consiguió la estética con la que después Nieto construiría su leyenda. El
español dominaba la moto como nadie, era hábil y conocía sus secretos, hasta el
más mínimo. De Derbi tuvo que salir después de un accidente en Francia mientras
corría sin licencia, aunque por entonces ya podía pilotar en 125 y fue en esa
categoría en la que consiguió su primer contrato como piloto, de nuevo en
Ducati y con 18 años. Dos años después, volvió a Derbi para comenzar a arrasar
en el Mundial.
Nieto abrió el camino que
después recorrieron tantos otros. Ricardo Tormo, Jorge Martínez Aspar, Sito
Pons, el Champi Herreros, Álex Crivillé… La primera generación dorada del
motociclismo español nació del legado de una sola personalidad. Después, la pirámide
se ha ido agrandando de forma natural hasta la actual acumulación descomunal de
talento. Márquez, Lorenzo, Pedrosa, los Espargaró, Rabat y Viñales. Siempre
vendrá bien recordar quién estuvo en la cúspide.
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