La actriz reivindica la diversidad en Hollywood y critica
al presidente electo sin mencionarle
Meryl Streep durante su discurso.
Subió con lágrimas, la voz entrecortada. El Globo de Oro
honorífico que recogía Meryl Streep con 67 años era el noveno de una carrera
que, resumida en un vídeo, fragmento a fragmento, intimida y maravilla. Pidió
perdón por dudar, desenvolvió un papel y, cuando se arrancó, se olvidó de él y
pronunció el discurso más profundo de la noche: Hollywood se hizo con
extranjeros. Sin mencionarlo, aludió a Trump y recordó ese instante en que
quien ocupará el despacho Oval se burló de un periodista discapacitado: si es
el poder quien abusa de los débiles todos los demás lo imitarán. “La falta de
respeto incita a más faltas de respeto. La violencia, a más violencia”.
El presidente electo, en una breve entrevista telefónica
citada por el diario New York Times, aseguró que no había visto la intervención
de Streep; a pesar de ello, atribuyó las críticas de la actriz a que es
seguidora, "lacaya", dijo, de Clinton. En su cuenta de Twitter,
continuó las descalificaciones afirmando que Streep era "una de las
actrices más sobrevaloradas de Hollywood" y negando que se hubiera burlado
del periodista discapacitado.
“¿Qué es
Hollywood, salvo un grupo de gente de todas partes?”. Ruth Negga, protagonista
de Loving, es de origen irlandés y etíope. Natalie Portman, de Jerusalén. Dev
Patel es británico, criado en Londres, hijo de inmigrantes indios y nacido en
Kenia. Ryan Gosling, estrella de la triunfadora de la noche, La La Land, es
canadiense. Streep los mencionó a todos, foráneos y universales, para
testimoniar que si esas personas que cumplen con la responsabilidad de
emocionar dando luz a historias ajenas, a vidas diferentes de la propia, fueran
expulsadas, solo veríamos fútbol. “O artes marciales mixtas, que desde luego no
son arte”.
Streep demostró haber hecho consigna propia el consejo
que le dio la recientemente fallecida Carrie Fisher, amiga, a la que se refirió
simplemente como Leia, tal como pasará a la memoria colectiva. “Coge tu corazón
roto y tórnalo arte”. Streep defendió la necesidad de que toda la profesión, de
que los actores —unos privilegiados, como recuerda que le dijo Tommy Lee
Jones—, apoyen en tiempos venideros a la prensa en su labor de salvaguardar la
verdad. “Necesitamos que hagan que los poderosos respondan de sus actos, vamos
a necesitar a nuestros periodistas”.
Hugh Laurie, que saltó antes al escenario para recoger su
Globo de Oro como mejor actor secundario de series de televisión por El
infiltrado, había esgrimido, con ironía, el mismo argumento: Hollywood estará
en el foco y será vilipendiado si se impone el tono del presidente electo.
Streep fue sin embargo la que conmovió al auditorio, la que con su voz
comprometida inspiró una ovación honesta.
Nombres como Robert De Niro, Barbara Streisand, Sophia
Loren, Clint Eastwood o Audrey Hepburn precedieron a Meryl Streep en este
galardón Cecil B. de Mille honorífico en reconocimiento a una carrera,
entregado por la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA). Desde
1952, solo 14 mujeres lo han recibido.
“Gracias Hollywood
Foreign Press. Para seguir la línea de lo que dijo Hugh Laurie, nosotros, todos
los presentes, pertenecemos a un segmento denigrado de la población. Piénsenlo:
Hollywood. Extranjeros. Y la prensa. Pero, ¿quiénes somos? ¿Qué es Hollywood?
Es un grupo de gente que viene de todos lados. Yo nací, crecí y me eduqué en
las escuelas de New Jersey. Viola nació en una cabaña en Carolina del Sur y
creció en Central Falls. Sarah Paulson nació en Florida y la educó su mamá
soltera en Brooklyn. Sarah Jessica Parker era una de siete u ocho hijos en
Ohio. Amy Adams nació en Italia y Natalie Portman en Jerusalén. ¿Dónde están su
actas de nacimiento? Y la hermosa Ruth Negga nació en Etiopía, creció en
Londres. No, en Irlanda, me parece. Está aquí nominada por hacer el papel de
una chica de un pueblo de Virginia. Ryan Gosling, como toda la gente más
amable, es canadiense. Y Dev Patel nació en Kenia, creció en Londres, y está
aquí por hacer el papel de un Indio que vive en Tasmania…
Así que Hollywood está lleno de extranjeros y foráneos, y
si nos quieren echar a todos se van a quedar sin nada que ver más que futbol y
artes marciales mixtas que NO son las artes… Me dieron tres segundos para decir
esto… El único trabajo de un actor es entrar en la vida de personas que son
diferentes a nosotros y dejarte sentir lo que eso se siente. Y hubo muchas
actuaciones poderosas este año que lograron justo eso. Un trabajo asombroso y
compasivo. Pero hubo una actuación este año que me impactó, metió sus ganchos
en mi corazón. No porque fuera buena, no tenía nada de buena, pero era efectiva
y hacía su trabajo. Hacía reír a su audiencia y enseñar sus dientes.
Fue en ese momento, que la persona a la que se le pidió
sentarse en el asiento más respetable en nuestro país, imitó a un reportero
discapacitado. Alguien a quien superaba en privilegio, poder y la capacidad de
defenderse. Eso me rompió el corazón. Todavía no puedo sacármelo de la cabeza
porque no era una película. Era la vida real.
Y ese instinto de humillar, cuando está modelado por
alguien en la plataforma pública, por alguien poderoso, se filtra dentro de la
vida de todo mundo, porque como que da permiso para que otra gente haga lo
mismo.
La falta de respeto invita a la falta de respeto. La
violencia incita a más violencia. Cuando los poderosos usan su posición para
abusar de otros, todos perdemos…
Ok, esto me lleva a la prensa. Necesitamos, la prensa
principal, hacerlos responsables, por cada atrocidad que hagan. Por eso, los
fundadores de nuestro país, usaron la constitución para proteger a la prensa y
sus libertades. Así que solo quiero pedirle a la Hollywood Foreign Press y a
todos los que pertenecemos a esta comunidad que se unan y me apoyen en el
comité para proteger periodistas. Porque vamos a necesitar que sigan adelante,
y ellos van a necesitar que nosotros salvaguardamos la verdad.
Una cosa más. Una vez, estaba para en un set quejándome
por algo, horas extras, o algo así. Tommy Lee Jones me dijo: “¿no es un
privilegio, Meryl, solo ser un actor?” Sí, sí lo es. Y tenemos que recordarnos
los unos a los otros sobre el privilegio y la responsabilidad del acto de la
empatía. Debemos estar orgullosos del trabajo que Hollywood honra esta noche.
Como mi querida amiga, la recién fallecida Princesa Leia,
me dijo una vez: “toma tu corazón roto y conviértelo en arte. Gracias”.
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